jueves, 29 de abril de 2010

Colegio Mayor Secundario “Presidente de la republica”, El colegio del terror

No se esperaba más, cuando con bombos y platillos anunciaba su funcionamiento un colegio en el que se iba a reunir a los mejores estudiantes de escasos recursos económicos de todo el Perú. Hasta ahí, suena muy bien la progresista idea, pero, cuando lo anuncia el actual presidente de la república, la idea es envuelta automáticamente por un aire de enorme suspicacia. Dicha desconfianza, hoy tiene su mejor asidero.
El día de ayer, decenas de estudiantes, de nuevo los mismos de siempre, con los mismos rostros, aquellos a los que la vida no se cansa de patear, eran estudiantes de aquel frankensteniano experimento llamado hoy Colegio Mayor Secundario y con el no menos apropiado nombre “presidente de la republica”.
Esas decenas de estudiantes fueron intoxicados al ingerir un delicioso ají de gallina, manjar que tuvo la particularidad de estar preparado con lo mejor que estaban guardando los encargados de crear este centro de trabajo de instructores partidistas.
Aquel mortífero menú contenía los insumos mejor seleccionados de ese centro de abastos aprista.
Las imágenes de una de esas madres preocupadas por la salud de sus hijos, temerosa contestaba las preguntas del imprudente periodista. La pobre mujer, a duras penas lograba unir algunas palabras, y de nuevo, con el mismo temor de poder soltar más de lo debido. Seguro por la preocupación de que algún reclamo suyo, significaría truncar la única salida que le daba su país a su vástago, la única salida para poder cambiar ese oscuro destino al que le espera cuando uno es cholo y pobre, aunque el costo sea envenenarse.
Alguna mente “creativa” seguramente vio en París algunos de estos liceos franceses y quiso imitarlo en el Perú, pero con la salvedad de que aquí el trato va ser muy distinto a sus nóveles estudiantes.
Es esta la realidad, esos jóvenes estudiantes para los encargados de este experimento nazi no merecen siquiera una comida digna para un ser humano, si no, los desechos donados con caducidad vencida de algún depósito polvoriento.
Es simplemente el trato que hace un gobierno a las únicas víctimas de sus experimentos, esas víctimas son las mismas de siempre, los pobres.

viernes, 9 de abril de 2010

Túpac Amaru II y Braveheart


Alguna vez, a raíz de la serie chilena "Epopeya", un periodista le preguntó si se animaría a realizar un film inspirado en algún pasaje de nuestra historia peruana al conocido cineasta Francisco Lombardi. 
El director de "Pantaleón y las visitadoras", en pocas palabras, respondió que los temas históricos peruanos no le interesaban. 
Aquella apocada respuesta pero muy ilustrativa mostraba cómo algunos personajes que se dedican al cine, a pesar de tener el privilegio de llegar a millones de peruanos, siguen mostrando una exagerada apatía con la historia de su propio país. 
No sabemos si esto es producto de los prejuicios al  considerar su cultura e historia insignificante frente a otras o se debe porque, en realidad, desconocen el sorprendente pasado milenario del Perú, que se supone es su país.  
Esa actitud de Lombardi, más parecía que se originaba en unos prejuicios que aun conserva hacia su propia cultura que ha sido causante directa que el cine peruano esté actualmente estancado en la mediocridad, salvo algunas contadas excepciones.
Habiendo tantas historias en ese rico acervo cultural milenario peruano que podría inspirar un buen  guión cinematográfico, esto no se utiliza, y esto va en contra del desarrollo de nuestro cine, porque sigue existiendo realizadores con las meninges atrofiadas de prejuicios como Francisco Lombardi.
Esperemos que las nuevas generaciones de cineastas se formen alejados de esos prejuicios que te inhiben la creatividad y en el corto tiempo podamos ver en la pantalla grande guiones inspirados en nuestra milenaria historia cargada de interesantes personajes y sucesos que enriquecerían el cine de cualquier género, desde el bélico o épico hasta el de ciencia ficción. 
Es que, si  Francisco Lombardi  leyera un poco sobre nuestra historia encontraría personajes que por sus actos y trascendencia resultaría el guión propicio, por ejemplo, para una gran película épica como aquel “braveheart” realizada por Mel Gibson hace algunos años que fue inspirado en la vida del caudillo escocés William Wallace, film que se hizo acreedor  de 5 estatuillas de la academia .
Al igual que la historia escocesa, en la historia de nuestro país existe un personaje que por su biografía sus correrías y su posterior inmolación, previa tortura, estamos seguros, superaría al héroe de la versión norteamericana.
Tupac Amaru II y su movimiento visionario y adelantado de su época, libertario, liberal, igualitario, dirigió a su pueblo contra la ocupación española al igual que Wallace lo hizo en contra de los ingleses, teniendo toda esa trama y escenas requeridas como para crear el mejor cine épico.
La derrota de ambos ante dos fuerzas muy superiores y también sufriendo la traición de sus propios partidarios, junto a sus posteriores torturas y ejecuciones, nos hacen asegurar que esta historia en las manos de un gran realizador seria ganadora no solo de uno si no de varios premios de la academia.
Esperamos que algún día estos grandes personajes históricos de nuestra historia se vean plasmados en un largometraje peruano como la vida este gran líder independentista sudamericano. Si esto ocurre, estamos seguros que ese film sería galardonado no solo con uno sino con  varias  estatuillas del Oscar.  

Ridley Scott en su Waterloo

  Las oscuras nubes de unas horas bajas no solo ensombrecen a Occidente en su enfrentamiento con Rusia para conservar la unipolaridad en el ...