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domingo, 15 de marzo de 2009

Luis Bedoya Reyes y el pecadillo



Dentro de los políticos más importantes de la historia reciente de nuestro país se menciona a Luis Bedoya Reyes el fundador del Partido Popular Cristiano (PPC). 
A este señor, se le recuerda por realizar una buena gestión como alcalde de la ciudad de Lima allá por los lejanos años 60’, y, por haber cogobernado junto al probo, pero, a la vez inepto Fernando Belaunde Terry, en el periodo 1980- 1985. Además, Bedoya fue en cierta medida, causante de la derrota política de Mario Vargas Llosa en las elecciones presidenciales de 1990.
Hubo un hecho en su semblanza que particularmente a nosotros nos causó enorme frustración y nos abrió los ojos sobre la clase de gamberros que existen dentro de la clase política peruana.
Hace algunos años, durante el escándalo de los famosos “vladivideos”, se mostró uno en donde justamente se apreciaba las imágenes de su hijo Luis Bedoya de Vivanco  recibiendo 25,000 dólares de parte de Montesinos, dinero que le serviría para financiar su campaña electoral que lo llevaría posteriormente a obtener la alcaldía de Miraflores.
Con semejantes pruebas, Bedoya de Vivanco fue juzgado y condenado a algunos meses en prisión.
Pero ese no fue el asunto. Lo sorprendente fue la reacción del fundador del PPC. Nosotros ingenuamente, pensábamos, que la vejez es sinónimo de sabiduría y, que esos vastos conocimientos adquiridos con la experiencia de liderazgo, lo llevarían a tener un comportamiento lúcido y digno de un personaje político de su talla frente a la crítica situación de su vástago.
Esperábamos de Luis Bedoya Reyes, el descargo frente a las acusaciones que pesaban sobre su hijo, aguardábamos las palabras precisas, esas que estén a la altura del líder y fundador de uno de los partidos más importantes de la historia reciente de nuestro país, pero, ocurrió todo lo contrario.
En el afán de defender lo indefendible ante las innegables muestras de corrupción de su hijo, el viejo líder pepecista increpó: ¡Esto es una injustica! ¡Mi hijo no ha cometido ningún delito! Si solo ha cometido un “pecadillo”.
Para él, un acto extremo de corrupción, es solo un insignificante “pecadillo”. Estas palabras nos cayeron como un balde de agua fría y le pusieron en nuestro imaginario en ese lugar en donde habitan solo los bárbaros sudacas con esa peculiar escala de valores y dibujándonos, asimismo, la clase de políticos que han venido dirigiendo a nuestro país y la política peruana todas estas décadas.
Estos desmedrados de moral y de valores no tienen vergüenza en demostrar su baja catadura, demostrándonos que han perdido todo rasgo de dignidad en su persona.
La falta de valores y de ética de esta especie de matarifes de la nación nos están llevando y nos llevarán a las más profundas degradaciones del ser humano y del Estado.
Con este tipo de personas tan enviciadas nunca podremos construir un país prospero y de bienestar. Este tipo de políticos nos ha conducido a este estado de corrupción generalizada que sufre actualmente nuestra sociedad.
Los políticos peruanos deben de hacerse una auto crítica racional, y decidir de una vez por un cambio en sus formas birrias de actuar. Ya no se pueden permitir este tipo de actitudes en un país, en donde, cada vez más, campea los actos más repulsivos de barbarie y la impunidad de los más execrables delitos.
Queremos o no ser un país desarrollado y civilizado o es que en realidad queremos seguir encerrados en nuestras mansiones para seguir siendo desde la visión de occidente unos bárbaros e inconscientes negreros.

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