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domingo, 22 de septiembre de 2019

Treinta años de búsqueda



1989 lo tengo fijo en la memoria, no solo por los cambios que se produjeron en el mundo, como la disolución de la URSS, y que a estas alturas, se sabe que fue terrible para el planeta. Lo paradójico es que todo comenzó  con unas –ingenuamente-  aplaudidas reformas de  Gorbachov llamadas glasnost y perestroika. 
En nuestro flagelado  hemisferio la transición chilena tenía su propia música que se escuchó en ese concierto de amnistía internacional. Aquí,  Mario Vargas Llosa, prometía  traer la “prosperidad” chilena, que luego, Fujimori, a su propio estilo cleptocrata y entreguista, convertiría a esta comarca, por sus relaves mineros, tan toxica como aquellas zonas de pruebas nucleares; y tierra de esclavismo por sus deprimentes leyes laborales; y de un robo descarado por sus poderosas AFP; Plagas que han infestado el país por más de dos décadas sin siquiera sacarnos del subdesarrollo.  
Pero 1989 no fue solo eso. Para alguien que terminaba  la secundaria y que veía el porvenir con cierta expectativa, cosa que ahora hasta parece cómico haber pensado así, porque al final entiendes que todo era producto de una natural ceguera y sordera  de un imberbe.
Era un país de mierda,  pero no te dabas cuenta, porque eras joven y hasta una simple canción significa más que todo en ese perro mundo.  Sí. Hasta una canción valía más que  todo eso.
He cometido errores, y muchos los he olvidado, pero hay uno que me pesa.
La tenía grabada en ese viejo casette negro, recuerdo que se llamaba  carrio on til tomorrow,  y era un cover popularizado en los años setenta por el grupo peruano We all together, pero el detalle estaba en que ese año, 1989, ese tema había sido  reactualizado en una nueva versión en solitario por el vocalista  y líder de esa agrupación peruana Carlos Guerrero.
Definitivamente esa  nueva adaptación era mucho mejor que la anterior, más dinámica y con un marcado estilo de finales de los ochenta y comienzos de la década de los noventa.
Según lo que dijeron, aquel músico, después de estar varios años en los EEUU regresó al Perú trayendo bajo el brazo esta nueva versión de su clásico tema, y ese año la tocaron  en las radios y en la  televisión.
La letra decía: Carry on til tomorrowthere's no reason to look back.  Y finalizaba con un: carry ooon carry ooon carry ooooon.  Y luego venía  el solo de la guitarra eléctrica, pero este era uno muy distinto,  y en seguida, carry on.  Una y otra vez la puse a tocar. La escuchaba a cada minuto, a cada hora, todos los días, durante esos primeros meses del año de 1989.
Creo que fue demasiado uso, la sobre exploté, la usé demasiado, autosatisfaciéndome con su melodía cadenciosa, con sus subidas y bajadas.
Al final hubo un cargo de conciencia, como que no era normal, es que ya era demasiado, y teníamos que ponerle un alto y acabar con esta  especie de adicción. Pero no se podía, cada vez que lo intentaba, titubeaba y la dejaba de nuevo grabada en ese viejo casette negro.
Hasta que un día, me armé de valor y busqué una excusa para poner sobre ella otra canción, el nombre y la melodía del tema que escogí no recuerdo, pero   lo que sí me acuerdo es que,  cuando estuve a punto de presionar el botón rojo, dudé de nuevo y con un halo de frío pensé: ¿y si no la vuelvo a escuchar?  ¿Y si nunca más la vuelvo a oír? Era imposible eso, ¿cómo podría ocurrir? Si aun la tocaban en la radio y, en último de los casos, hasta podría comprar el disco.
Mientras tanto, el dedo lo seguían teniendo sobre la tecla rec, dispuesto para acabar con esa canción, que tanto placer y alegrías me había regalado. Y yo seguía suspendido en el tiempo, pensando que si estaba haciendo bien.
Ya está, dije, y la borre de mi vida, acabe con ella. 
Pasaron los días, y fue cierto, me olvidé completamente de ella.
Pasaron los meses, pero algo no estaba bien, la extrañaba, extrañaba mucho a esa puta canción, así que me puse a esperarla en la radio a ver si la ponían de nuevo para grabarla, pero eso nunca pasó. Los meses transcurrieron y llegó diciembre de ese año de1989, fui a las tiendas de discos y pregunté otra vez por esa canción, el grupo y el cantante, y no me daban razón, solo conocían la versión antigua pero la de ese año no se sabía nada.
Ah, bueno, seguro que algún día la volveré a escuchar en la radio dije, otro día la volveré a escuchar, no hay problema, ¿Otro día? ¿Otro día?, Ya han pasado treinta años  y no he vuelto a escuchar ese tema  en su  versión de 1989.
Ahora que existe este enorme mundo de la Internet, se han renovado las esperanzas  de algún día encontrarla, por eso  hurgo en la web, y también sigo preguntando en las tiendas de discos, pero siguen sin darme respuesta, es como si nunca hubiera existido.
La esperanza es lo último que se pierde. Y no lo dudo, si la encuentro, esta vez, la grabaré, la copiaré, la descargaré en mi computadora, y haré otras copias, y la tocaré varias veces, como lo hice ese año de 1989, y estoy seguro que esta vez no la volveré a borrar, no dejare que eso pase, estará aquí conmigo hasta mis últimos días, como debió haber sido siempre. Sí,  estará a mi lado como ese verano de 1989.

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