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sábado, 18 de agosto de 2018

Los verdugos de PPK


Desde aquel momento la suerte de PPK como presidente ya estaba echada. 
Ese día lo despertaron de madrugada todo amodorrado y desorientado. Quedó vulnerable. Pobre viejo. Atrás quedaron esa astucia del que podía negociar como Kissinger o Rothschild y salir triunfante, porque en esa cita, él sería como Salman Rushdie puesto en bandeja para el ayatola y el jefe del VEVAK.
Fue llevado ahí entre adormecedores cánticos de monjes benedictinos. Solo. Tenía al frente a Keiko Fujimori la gran derrotada en las ultimas Elecciones Generales pero que los medios y sus dueños otra vez la imponían con ese rótulo engañoso de la supuesta lideresa política de una ficticia mitad mas uno de peruanos. Junto a ella su confesor el cardenal Juan Luis Cipriani y detrás su poderoso ''partido político'' levantando las banderas del fundamentalismo político y religioso.
Si a Toledo no le perdonaron ser indio a PPK su ascendencia judía siempre despertó recelos en esta especie de república fundamentalista católica.
Se arrodilló sometido, quizás lo hizo inconsciente como imitando a su padre cuando vio aceptar una religión ajena solo porque era necesario para salvarlos del genocidio antisemita que se avecinaba en Europa .
PPK salió de esa reunión creyendo que al persignarse cesarían los golpes bajos.
Fue candido porque despues la arremetida fue feroz terminando con su biografia pisoteada.
PPK al enfocarse más en las finanzas descuidó a la historia que nos enseña que ante los hordas agrestes e integristas no tienes que ceder ni un centímetro todo lo contrario debes mostrar firmeza.
Ese PPK enérgico y atrevido apareció tarde, muy tarde. Cuando recién se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo y que había sido sacado del cargo y que el mismo ''pisó el palito'', ya era muy tarde, esa noche con el megáfono en la mano desde la frentera de su casa gritó impotente esas palabras acusando a sus verdugos mostrando esa energía y bríos que debió tener desde el primer día de su mandato cuando tuvo al frente a ese legislativo plagado de fujimoristas dirigidos por Keiko Fujimori cuyo único objetivo sabiendo de sus vulnerabilidades era sacarlo de ese cargo.
Esto no es nada nuevo porque tanto en Inglaterra como en Francia o España y como aquí también en el Perú, el caudillismo totalitario y mercenario y el intransigente fundamentalismo religioso siempre han obstaculizado la modernización de este o de cualquier otro país que busca convertirse en una democracia viable.

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