Como nunca antes ha ocurrido en la historia de los pueblos del
subcontinente sudamericano, Brasil, la
sexta economía del planeta hoy se muestra más
autónoma en sus decisiones y proyectos sobre todo respecto a EEUU.
La influencia brasileña ha crecido en los últimos años no
solo en Sudamérica sino también en el resto del mundo. Por lo tanto su presencia es
indiscutible en el concierto internacional y este se acrecentará -a pesar de la molestia de muchos- con el
correr de los años.
Un reflejo de todo esto fue la última reunión de los
países iberoamericanos realizada en Panamá, en el que un buen número de mandatarios
latinoamericanos no asistieron. Dieron muchas escusas. Pero la principal razón de
su ausencia fue que esa cumbre para ellos había perdido importancia ya que su principal promotora
España, se encontraba eclipsada por
una crisis que le ha traído como principal
consecuencia el declive de ese peso en el ámbito internacional que en la década de los años noventa le sirvió para promover la realización de esta cumbre que
reunía a los países iberoamericanos de
ambas orillas del Atlántico.
Pero hoy tenemos un distinto panorama, porque ese vacío dejado por España ha sido cubierto
con la asunción de la nueva potencia Brasileña.
Y en ese nuevo escenario creo que Brasil ha comenzado a asumir con madurez ese liderazgo y con él el papel
de principal promotor dentro de los países sudamericanos para hacer más
viable el objetivo común que es la unión
de nuestros pueblos.
En ese camino el Perú juega un rol muy importante. -Como
podemos observar en el mapa-, el
territorio peruano es la salida natural del gigante sudamericano. Por lo tanto, nuestro
país está obligado a buscar mecanismos que estrechen más los lazos de amistad y cooperación con esa potencia.
Brasil y Perú guardan muchos aspectos similares. No solo
comparten el extenso espacio amazónico si no también cuentan con poblaciones
multiétnicas.
El Perú debería junto con Brasil buscar conformar el
núcleo que sirva para la UNASUR como en
su momento sirvieron Francia y Alemania
para hacer realidad la Unión Europea.
Es el camino histórico que no se debería dejar pasar.