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domingo, 4 de agosto de 2019

Antauro Humala S.A.



El negocio sucio global funciona de esta manera. Cuando un país, supuestamente débil, va afianzando su Estado y en ese camino, casi siempre tortuoso, desarrolla condiciones que pueden volverlo en el corto plazo,  algo autónomo, los que los mantuvieron con “inversiones” y se llevaron enormes ganancias, dejando inequidad e injusticias con sueldos paupérrimos para  la mayoría de la población nativa, cuando esa bomba de tiempo está a punto de eclosionar, es el momento, para proceder con la siguiente etapa.
Ahora el objetivo será destruir ese Estado que a duras penas se había construidó con los desechos de sus supuestos benefactores.
En la historia resiente muchos países fueron víctimas de estas operaciones. En la década de los setenta y ochenta Argentina sufrió esto; el Perú padeció algo parecido entre 1980 y 2000; y Siria, que desde el  2011,  aun nos sigue dando grandes luces sobre este tipo de conflictos.
Estos poderosos grupos, para lograr sus objetivos pueden crear dentro de los territorios del país víctima y  “huésped”,  grupos como ISIS en Siria, o Sendero Luminoso en Perú, o los montoneros o la triple A en Argentina, valiéndose de caudillos y extremistas  que se prestan para atizar el fuego en sus respectivos países de origen.
Una vez que se desencadena la guerra interna, en la cual, se enfrenta el Estado con el engendro terrorista gestado dentro de su territorio, esta agrupación subversiva puede tener rostro izquierdista o de derecha, eso no importa, inclusive darán la impresión de querer llegar  al poder, pero en realidad ese no será su principal objetivo, ya que solo fueron creados para desgastar o destruir al estado  mediante una guerra sucia y muy destructiva desgastando a la población y la economía del país receptor.
Al final, los ganadores,  o sea los que movieron siempre los hilos, se harán con el territorio y las conciencias de la  población del   país que cobijó el conflicto  y explotarán por las siguientes décadas  sus recursos naturales, invirtiendo  en aquellas infraestructuras que ayudarán en el expolio de esas ingentes materias primas, y si ese estado logra  reconstruirse, se retomará nuevamente estas medidas como eterno círculo vicioso.
En el entorno político peruano actual,  en materia de show business, y también en política, nada ni nadie se hace famoso si antes no tienen el visto bueno de los grandes medios de comunicación que detras estan conocidos grupos  potentados, que al final deciden  si merece o merecen notoriedad, para esto solo depende cuáles serán las ganancias o las pérdidas que podrían obtener en el futuro, a corto, mediano o largo plazo.   
A Antauro Humala lo han tenido todo este tiempo como reservado para algo especial. 
Durante todos estos años de reclusión, no ha dejado de tener cámaras, ni han escaseado los minutos de entrevistas en los principales medios locales, poniéndolo casi siempre, como el protagonista, claro, en su conocido papel de amenaza, -que lo es-  y hasta lo colocan dentro de esas encuestas como uno de los  posibles candidatos presidenciables.
Después de haber hecho el análisis anterior  y poner todas esas premisas en el asador, nos encontramos con lo siguiente:
Primero: Antauro Humala no es un mesías andino, ni mucho menos. Para comenzar, no es de pensamiento andino. Él es como tantos otros, un cholo que quiere “mejorar su raza” tratando de embarazar a una blanca, puede ser una rusa como la que encontró uno de su hermanos o podrá ser una “acriollada” de Miraflores, pero, está en la misma condición de aculturizado como una gran parte de peruanos.
Segundo: Antauro viene de una familia de “vende patrias” o de “apátridas”, su padre fue denunciado en Ayacucho de violar  a su empleada quechua hablante, mientras su madre teniendo rasgos andinos, cuando lo pregona más resalta su apellido y su posible origen italiano y  creo que hasta alguna vez, dieron a conocer que cuenta con un pasaporte de esa nacionalidad. Entonces, nos preguntamos: ¿Qué “nacionalista andino” puede salir de esa mezcla, salvo un mercenario, verdad?
Tercero: Su hermano Ollanta, llegó la presidencia elevado por los medios con una falsa imagen de un valiente insurrecto, cuando esa misma prensa, destapó la cruda verdad, que todo ese  "levantamiento" en Locumba fue  armado ya que ambos hermanos eran fieles seguidores de Vladimiro Montesinos y la dictadura fujimorista. 
Cuarto: Antauro Humala reúne las condiciones necesarias que se acomoda con los que están detrás de esos medios para hacerlo famoso y llevarlo a la presidencia y provocar el caos y la violencia. Lo que quede de esta tierra arrasada servirá para afirmarnos que “en rio revuelto ganancia de pescadores”.
Hoy, nuevamente, esa prensa, esos medios,  que promocionaron ese estado de miedo y terror con los abimaeles en pasamontañas, y que atormentó a la sociedad peruana durante los años ochenta y noventa, ahora, nos ponen a un Antauro Humala, un sicario,  un mercenario del caos,  un sanguinario y ruin apócrifo andino, que se ha atrevido a hurtar como el peor “choro”, para hacer mal uso de ellos,  los símbolos del Tahuantinsuyo y  nuestra cultura milenaria andina, y estos pendejos que mueven los hilos, lo quieren hacer famoso, como un burdo y torpe intento para acallar y desprestigiar este pacífico, natural e innato resurgimiento quechua que se va irradiando por el resto de estos territorios milenarios.

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