El muro que está construyendo Donald Trump en su
frontera con México, para uno que ha nacido y vive aún a los, 16° latitud sur
del continente americano, ha sido una ofensa a la sana convivencia y el respeto
mutuo entre la superpotencia y los países que se sitúan desde el sur del rio Grande
hasta la Tierra del fuego.
Esto será lo que siempre
ha sido o consecuencia de una rápida y agresiva decadencia. Lo que sea, es esa institucionalidad
lograda en el país norteamericano la que nos hace ver lo que solo es Trump, un ave de
paso en la historia de los Estados Unidos de Norteamérica.
Los valores que han
hecho grande ese país son los lazos que nos acercan, la democracia por ejemplo.
Las libertades de los ciudadanos, la libertad de expresión, siempre constituirán
aquellos puntos para un dialogo permanente y viable. A pesar de todo esto, está
claro que ese régimen recién comienza
así que los exabruptos habrán que sopórtalo
no solamente los latinoamericanos sino que buena parte de sus conciudadanos y
el mundo.
A propósito de esto el Secretario
de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, por estos días visitará nuestro país que en las últimas dos décadas se
ha constituido en uno de sus principales aliados en el hemisferio. El tema venezolano
parece que se ha apropiado con la agenda, pero eso no quita la importancia que
tiene la presente crisis política a la que nos ha llevado PPK el actual mandatario
peruano.
Creemos que el Perú no
es un “país de mierda” aunque algunos por aquí intenten con gran esfuerzo dar
esa impresión.
Los peruanos somos parte
de una cultura milenaria y merecemos respeto, son miles de años de existencia,
producimos y somos inteligentes. No en vano durante estos miles de años hemos creado estados tan
ejemplares en organización y creatividad como los incas.
Creemos también que nos
hemos dado cuenta de la importancia del orden y que dentro de ello la democracia
y su estabilidad son factores que contribuirán en el objetivo de alcanzar ese
desarrollo. El problema está en los gobernantes que tenemos, gran parte de
ellos aprovechados que no tienen el menor respeto por la población sobre todo
cuando no cumplen con la palabra empeñada; son los típicos “piolas” sudacas, risibles personajes pero nefastos
para el sostenimiento de la democracia
ya que la burla constante a la población hace que este pueblo considere que el
sistema es inútil y que no difiere de cualquier otra tiranía bananera.
Las erradas acciones de Pedro
Pablo Kuczynski y ahora sus posibles vínculos con Odebrecht hacen insostenible su
presencia en el cargo de Presidente de la República, es más, su poca representatividad
constituyen hoy un amenaza para la estabilidad de este frágil sistema democrático;
así que, esperemos que por estos días le den un buen consejo por el bien de la gobernabilidad
democrática en este país andino y que dé un paso al costado convocando a nuevas elecciones en el plazo más
corto, con el loable fin de continuar con este sistema democrático, el estado
de derecho y, sus valores legados por Jefferson
y Rousseau.