Mostrando entradas con la etiqueta Rosa María Palacios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Rosa María Palacios. Mostrar todas las entradas

miércoles, 29 de junio de 2011

Rosa María Palacios, despedida al pelmazo fujimorista


Me sorprendió escuchar del periodista la cantidad de años que ha estado al frente del programa “Prensa libre”. Fueron siete los años que nos hemos tenido que soplar a esta señora y su estilo de conducción.
Apareció la desconocida conductora de repente en una pantalla plagada de bustos parlantes y abundante en periodistas sin pesadas cruces deontológicas y bajo el seño la marca de todos esos federicos salazares pero escasos muy escasos en huevos y temple.
Los vientos han cambiado y como siempre ocurre con ello los canales de televisión se van acomodando de acuerdo al son de los que ahora se han turnado en la dirección de la orquesta.
Soy honesto no la voy a extrañar como no extraño tampoco a los que tienen la oportunidad de tener pantallas y lo único que hacen es mostrarnos la debilidad y la cobardía de estólidos rostros  que aumentan mi sorpresa cuando sé que son inteligentes y leídos pero por razones que ellos mismos deben saberlo se empecinan en sus devotos miedos y conceptos retraídos inundando de conservadurismos la polvorienta televisión peruana.
Rosa María Palacios nunca fue imparcial, su defensa al fujimorismo no pudo ocultarlo, su apoyo a causas conservadoras tampoco. Fueron pocas las veces que aguanté  un programa entero de “Prensa libre”, espacio que si estuvo libre de algo fue de todas aquellas ideas vanguardistas y liberales, pero, a cambio inundaba la televisión de todo lo mohoso, aburrido y huchafamente pacato.
Fueron años también de impune muestra de cómo se hacía descarada apología fujimorista, pero como dice el dicho, no hay mal que dure cien años, y fue eso, lo que al final  terminó con ese programa que en ostracismo solo podía competir con el aliento y las silabas que despedía esta conductora que desde la comodidad de este humilde servidor se la veía como una señora -recalco- pacata y conservadora al culo, como aquellas personalidades que tienen  algunas mujeres que pierden su virginidad pasado los treinta con padres racista extremos que con gritos y rigidez católica de tipo talibán les inculcaron una religiosidad y conservadurismo que ni siquiera sus estudios en el extranjero pudieron extirpar. En realidad, Rosa María Palacios fue el más espantoso pelmazo que ha tenido que sobrellevar este ciudadano.
Leía –y viene al caso- un libro sobre la sociedad peruana durante la segunda mitad del siglo XIX, y en ella, descubría que seguimos con las mismas taras y conductas de esa época. Salvo lagunas computadoras y combis, el pensamiento de la mayoría sigue siendo el mismo, el gallinazo sigue en el mismo lugar y el vendedor ambulante también, como que también están los mismos personajes con escrúpulos hipócritas haciendo de líderes de opinión, sino veamos el diario El Comercio, muestra viviente de todo lo que decimos.
Necesitamos un cambio y este solo va surgir desde el momento que exista una buena parte de la población que deje su estado de ignorancia y se culturice, desde aquellos que viajan continuamente a Miami y son asiduos consumidores de whiskies -como lo afirma Vargas llosa-, como de aquellos nuevos profesionales que van engrosando la clase media peruana.
Leamos, ampliemos nuestros conocimientos, aventurémonos en la ciencia y en los procesos. Ese cambio del que hablamos, ocurrirá cuando en la mayoría de hogares y aulas de las escuelas peruanas encontremos siempre un buen diccionario y no como sucede ahora en los que escasean estos, pero en su lugar siempre están esas innecesarias biblias.

Ridley Scott en su Waterloo

  Las oscuras nubes de unas horas bajas no solo ensombrecen a Occidente en su enfrentamiento con Rusia para conservar la unipolaridad en el ...