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martes, 18 de septiembre de 2012

Independencia para Cataluña


Este sábado,  en un partido de la Liga Española de Fútbol, -para ser más exactos-  entre el Barcelona y el Getafe. Me llamó mucho la atención  ver que los jugadores del barza  lucían  una camiseta distinta a la que siempre nos tenían  acostumbrados. Ese día  el equipo del FC Barcelona  llevaba  los colores  de la bandera catalana  y  claro, ese detalle no era una simple casualidad,  sino más bien era una muestra clara de su adhesión con las protestas  de  ese más de un millón de ciudadanos  que la semana pasada reclamaban en sus calles  la independencia de Cataluña.  

Ese reclamo separatista, no es algo ajeno para nosotros,  ni mucho menos.  Esos carteles que decían: “doscientos años de ocupación” “Somos una nación”,  lo compartimos en todos los sentidos,  porque lo sentimos y entendemos,  como si se tratara de nuestra propia lucha,  porque los peruanos lúcidos y algo leídos sabemos lo que significa haber  sufrido el dominio hispano con su idioma y cultura. Ya que todavía encontramos en esta Hispanoamérica tercermundista gente empecinada con ese pasado colonial,  hinchándoles de orgullo una hispanidad que a nosotros la verdad nos parece hasta ridículo.  
España llegó en 1532  y a punta de garrote y arcabuz  a esos millones de peruanos  les impuso  un idioma ageno,  haciéndoles  olvidar  su Runa Simi y aquellos  sobrevivientes,  esa España los bautizó,  identificándolos con  nuevos nombres,  ahí nacieron junto con los felipillos,   los José  y los Pérez,  desechando  para siempre  sus genuinos  condoris  y quispes.  Por eso,  hoy es común en esta comarca,  que ese 80 % de personas con rostro peruano,  deambulen por las calles  limeñas,  queriendo ser o creyéndose  enfermizamente españoles,  porque el lavado de cerebro fue muy eficiente,   ayudado por una tonta publicidad  y  una formación  que todos los días les hace  avergonzarse  de su natural rostro inca, obligando a los más abatidos a hacer cola en el cirujano para quitarse esa nariz ancha  o ese rostro redondo o  sino constriñéndolo  para ir donde el jurista para cambiarse clandestinamente  su verdadera identidad.

Los entendemos catalanes, pero, ustedes están en mejor situación que nosotros,  porque siquiera a ustedes la metrópoli les deja todavía poseer escuelas y universidades en donde a sus hijos se les puede  enseñar  su idioma nacional el catalán.  Aquí en el Perú de hoy,  los herederos de esa insolente y coercitiva hispanidad  han  prohibido la enseñanza del quechua (nuestro verdadero idioma nacional)   en nuestras escuelas y universidades. Negando de esta forma a nuestros  hijos el conocimiento  de un idioma rico en  sabiduría y armonía.  

Los entendemos catalanes, porque aquí en estas tierras todavía divagamos en la pregunta qué nación queremos formar,  sin darnos cuenta que poseemos  una milenaria cultura en el  cual podemos hallar esa respuesta. En cambio ustedes lo tienen bien claro, ya que hasta idioma propio poseen.

Los entendemos y nos parece justa su lucha. Esperamos también que no sea algo pasajero y aislado,  ya que su pedido es justo.   Aquí no sucede lo mismo,  la ignorancia es una enfermedad nacional y los que dirigen y norman son tan necios y tercos que los hacen girar en esa eterna  confusión,  dañándoles permanentemente su amor propio.

Los entendemos catalanes, porque ustedes están más cerca de obtenerlo.  Su independencia mental ya lo han conseguido;  en cambio los ´peruanos  seguimos férreamente colonizados,  sometidos,  y  encadenados paradojamente por  nosotros mismos,  colocándonos  obstinadamente  orejeras y vendas para no ver que las llaves de nuestros propios grilletes los tenemos tan  cerca y al alcance de nuestras propias manos.  

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