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jueves, 28 de octubre de 2010

Aldo Mariátegui, el asqueado y resentido nieto

Que duro debió ser para un niño salido de ese estrato social tan conservador, segregacionista y racista al culo que es la clase media alta limeña y además, para coronar su desgracia ser el nieto de José Carlos Mariátegui, el autor de aquel librito famoso y también de aquellas ideas que siguieron siniestramente los futuros nóveles senderistas y emerretistas. Las burlas durante su adolescencia calaron muy hondo en la formación de la futura personalidad del joven Aldo. Los golpes de aquellos años no tenían mejor forma que manifestarse de adulto con una personalidad tan extremista, insensible, apátrida y racista. De nada sirvieron sus viajes y estudios por Europa y los Estados Unidos, de nada le sirvieron respirar algo de tolerancia y democracia aunque sea desde la óptica de un extranjero tercermundista. Lo que pareció en un principio una persona lúcida y objetiva, con el trascurrir de los meses se fue mostrando con la realidad un enorme conflicto interno, sobrecargando de resentimiento las pantallas, constituyendo uno de los tantos ejemplos que nos inspiran continuamente a teclear y del que no hay peruano que no lo posea en cierta medida. Porque en este mercadillo atestado de salvajes y combis asesinas no existen términos medios o amas u odias, o eres el más cojudo a la vela o el mayor de los corruptos y genocidas.
Lo descolorido en su rostro refleja esa pálida insensibilidad ante la inequidad y las desigualdades que se suceden en esta galera romana.
Aquel joven Aldo, burlado por su innombrable ancestro, cada mañana se manifiesta y vuelve con sus comentarios vertidos en su matutino programa, algunas veces sorprendiéndose burlonamente del eficiente papel formador del estado chileno en su última rueda del coche al ver y escuchar el canto orgulloso de su himno por parte de unos mineros atrapados, o cuando sus arcadas internas se traslucen en gestos y miradas cuando tiene del otro lado del micrófono a una pobladora de rasgos indígenas.
En algún momento de su vida decidió negar su ascendencia “terruca”. Desterrando todo mínimo signo de pensamiento e ideas de tipo izquierdista, porque, para su reminiscente raciocinio esos conceptos serían permanentes improperios y malsanas conductas.
Aldo Mariátegui, por estas razones no nos sorprende ni tampoco nos molesta cuando suelta sus discutidos comentarios haciéndose acreedor de insultos y oposiciones en el ciberespacio. Él solo es una muestra del tipo de personajes que posee un DNI peruano y que dirige un diario, un país, una familia, una empresa, un puesto de frutas o un programa de televisión y del que siempre nos da y nos dará motivo para escribir estos post.
La respuesta de  Aldo

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