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jueves, 6 de enero de 2011

Pensando como neoyorquino



Cuando un país alcanza la meta del bienestar y el desarrollo,  la primera señal positiva que se nota es la mejora de su educación, y cuando esto ocurre, los funcionarios públicos de ese país emiten normas y leyes que buscan valorar sus manifestaciones culturales y dentro de ellos, sus idiomas nacionales y ancestrales.
En el Perú, los estereotipos, prejuicios y supersticiones siguen campeando y es muestra de la actual crisis educativa, un grave lastre que con el tiempo seguro traerá mas desencuentros entre peruanos y sobre todo violencia y racismos en contra, por ejemplo de los que hablan el idioma quechua.
En el país aun existen grupos muy poderosos congelados en el tiempo de las Reformas borbónicas  que persisten con la idea anacrónica de prohibir el uso del idioma quechua y sobre todo frustrar cualquier forma de enseñanza de un idioma que cuenta con más de cinco mil  años de historia.
Es la barbarie de las cofradías ultra hispanistas que dominan la comarca y nos hunden en el oscurantismo y subdesarrollo. Estos grupusculos deberían salir de su ostracismo borbónico y medieval e ilustrarse un poco o mucho oxigenándose, dejando así a un lado los miedos y prejuicios para adentrarse en el conocimiento de idiomas tan ricos en lucidez como el quechua.
Nos sorprendió gratamente la noticia que en algunas universidades de la ciudad de Nueva York y en otras de los Estados Unidos se estaban incrementado la enseñanza del idioma Quechua debido al enorme interés que había despertado en los estudiantes el aprendizaje de este idioma andino. 
Hoy, estudiosos en otros hemisferios promueven la enseñanza del idioma quechua, mientras tanto, en el Perú, siguen siendo estas ideas muy vanguardistas e ininteligibles.
Entonces, nos preguntamos: ¿Por qué se debería enseñar el idioma quechua?
Sería por las mismas razones y objetivos por las que se enseña el guaraní en las aulas de las escuelas del Paraguay, en Irlanda el gaélico, en el País Vasco el euskera o en Cataluña el catalán, como forma de cohesión e identidad nacional o personal. 
Se trata tambien de elevar la autoestima, en el deporte, en la política, en la calle, en el colegio, en la familia, etc.
Es aceptarse como peruano, aceptar tu rostro, tu apellido, aceptar a tu madre y abuela cuando te ves obligado a negarlas porque una sociedad primitiva intenta obligarte a cortar todo tipo de vinculo con tu ascendencia autóctona o andina. Esto se da en forma de prejuicios que se siguen manteniendo desde hace ya buenos siglos. 
La única forma de acabar con este lastre seria la educación y dentro de ella la enseñanza obligatoria del idioma Quechua en todas las escuelas del país con el fin de que este idioma rico en palabras y valores sea comprendido desde su aspecto lingüistico, ya que posee una variada terminología que busca la armoniosa relación entre  hombre y naturaleza, así como un trato amistoso entre congéneres y de respeto al medio ambiente  que nos rodea notándose en tantos diminutivos encontrados en su traducción. 
De conocer esto el peruano tendría una visión más lúcida del mundo que le rodea.
El 80 % de los peruanos tiene ascendencia andina, pero pocos aceptan esa herencia racionalmente. 
Quizás el alejarse de estas taras motivan a aquellos jóvenes neoyorquinos para estudiar el idioma quechua. Estas mismas motivaciones también deberían darse en la sociedad peruana y sus juventudes, pero esto es una utopía sabiendo la actual deprimente realidad de la educación peruana.
Si estas iniciativas se dan en New York es porque lo permite su calidad educativa y su sociedad vanguardista que aun -mayormente- se asquea de los prejuicios, y que busca con la lectura identidad, autoestima; rindiéndole culto a las bibliotecas, para conocer su pasado y rescatar lo mejor, como podría ser el idioma de tus padres, abuelos como en este caso el aprendizaje del quechua, significa pensar como un habitante civilizado del primer mundo, significa, también, alejarte de la decadente barbarie tercermundista.

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