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jueves, 30 de septiembre de 2021

Francia y la independencia de Europa

 


El Cuzco y las regiones circundantes deberían ser para el territorio quechua lo que Francia es para Europa occidental, su duro núcleo histórico y cultural.

Así como en Europa, aquí, en América Latina, aún existen ingenuos que siguen creyendo, cuando izan sus banderitas, que viven dentro de países independientes.

Para nadie es un secreto que esa parte del continente europeo conformado por Francia, Alemania, Italia, España, etc., desde la Segunda Guerra Mundial, son prácticamente territorios “ocupados” sin independencia política y manejados al antojo de los intereses ultramarinos de Washington. 

Como sucede en otras regiones igualmente sometidas a poderes exógenos, por esa falta de autonomía y soberanía, estas  naciones sufren el juego egoísta de los que mueven los hilos. Para bien o para mal, según el ángulo desde donde se mire, esta situación, parece ser una de las razones del estancamiento europeo.

Hoy el mundo está dividido en dos áreas de influencia, una muy extensa y sometida a los EEUU, y la otra, mucho más pequeña y marginal, acorralada y a la defensiva, donde destacan dos cabezas visibles: el poder económico chino, y el político - militar ruso.  

Las “tierras de nadie” son: Latinoamérica, África subsahariana, el mundo árabe y, es triste decirlo, también, Europa occidental, excluyendo al Reino Unido porque siempre les han incomodado el termino de europeos, y en la práctica, no sufren sus penurias.

Aquí, en el Perú, el nuevo gobierno trata de hacer creer que existe y para sobrevivir intenta vanamente negociar con los verdaderos señores de esta comarca la “pandilla de Velarde”, para que no continúe el alza del dólar, mientras tanto, el tablero mundial sigue tambaleándose por los movimientos  rápidos y enérgicos de las piezas que hacen las grandes potencias.   

El último “jaque” ha sido el sorpresivo trato humillante que ha recibido Francia por la poderosa alianza anglosajona del AUKUS que, aunque ya se sabía de su existencia, en estos días ha hecho su formal presentación en la marquesina global de bloques y ententes.

Es que Francia después de Napoleón Bonaparte solo ha sido la burla de las potencias angloparlantes.

Pero aquí lo paradójico es que, los únicos que ven cómodamente a Paris sometido al poder de Washington son sus grupúsculos elitistas y clase política, porque el pueblo francés, sus intelectuales y dentro de ellos hasta los cineastas, no les quita el sueño la tierra del “Tío Sam” y sus costumbres.  

Si esta perspectiva tuviesen los presidentes franceses, hoy, quizás, no hubiéramos presenciado semejante maltrato a esa potencia mundial, que debería liderar la independencia de Europa y regresarlos a esa posición protagonista por el trascendente papel que han desempeñado en el mundo, dando aportes tan importantes como las ideas de la revolución francesa y que hoy, como aquella extraviada parisina de la Alianza Francesa de Arequipa, parecen que se han olvidado completamente.

El mundo democrático post corona virus necesita de una Francia fuerte y que sirva de núcleo de cohesión para una Europa occidental digna y soberana que termine con esta imagen patética de simples títeres de los intereses estadounidense, chinos o rusos.

Una de las peores tragedias en la historia de México fue seguir los consejos del “demonio” y oponerse al régimen vanguardista y modernizador de Maximiliano I en 1867. Si hubieran continuado esas reformas, hoy ese país sería muy distinto y para mejor, igual que toda Latinoamérica.

Francia debería volver a la visión y autoestima napoleónica, regresando su mirada hacia esta región, porque, aunque no lo crean, su influencia sigue siendo importante y es necesario que se dejen de complejos y asuman esta posición que por historia estan obligados.

Ante esta realidad, América Latina mediante la CELAC o la UNASUR, les convendría unirse y formar un solo bloque.

Con una Francia poderosa,  junto a una España republicana y una Alemania e Italia lúcida y pro europea, el mundo estaría mucho mejor, no nos queda la menor duda.

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