Argentina en Sudamérica tiene el mejor
territorio, mayormente llano y enclavado en la zona templada del planeta, por eso
posee el más sano conjunto de climas de la región y, además, es un país extenso
con otro detalle, que no deja de ser importante para este artículo, es el único
del subcontinente con una población, sobre todo, conformado por blancos, mediterráneos,
pero al final blancos.
Por estas razones esta nación
debería tener la prosperidad de Australia, o por lo menos contar con la sensates
y laboriosidad de los dirigentes y la industria sudafricana.
Pero esto no es así, porque
la Argentina está condenada por unas élites torpes, no sabemos si será porque se
han conformado con la corrupción, la apatía, o a alguna adicción al “opio”, lo
real es que han hundido al país en la decadencia, y para “poner la cereza a la
torta” se alían, como no, con sus contrarios históricos que, desde Norteamérica,
de vez en cuando, cavilan para que permanezca estancada.
Sin lugar a dudas la Libertad
y el Libre Mercado traen prosperidad a los países, pero, siempre y cuando las
políticas se dicten soberanamente desde el mismo país, sino terminaran siendo
solo un territorio condenado a los intereses, manejos y malas artes de los
grandes “dominadores” de esta parte del pastel global.
A la Argentina la han destruido
las ultimas décadas, pero, lo paradójico ha sido que sus principales verdugos siempre
han tenido el mismo discurso de “libertad” y “occidente”, al final la han
desindustrializado, minando sus iniciativas de crear riqueza y prosperidad debilitándola
y haciéndola permeable a todo poder exógeno. Luego esos mismos presidentes o dictadores
la han abandonado dejándola raquítica, moribunda y endeudada.
El último domingo fue un día
negro para la historia de Argentina, porque el triunfo de Javier Milei solo significa
una retórica repetitiva en sus peores desgracias, claro que ahora, el vocifero fue
más polémico y violento como escandaloso.
Apenas supo los resultados,
en su primer discurso aseguró que cumpliría sus promesas, fortaleciendo sus vínculos
con los Estados Unidos, que no hay nada de malo, pero lo que ocurre es que, si
es así, estaría entregándose a aquellos que siempre han jugado en contra de los
intereses de su país. Me explico, EEUU es el líder de Occidente, poblado y
dirigido mayormente por blancos, y ahí está el meollo del asunto, (Quiero
acotar que esto no es una tesis racista ni mucho menos, sino simple y pragmática,
viendo los procesos históricos y sociales del contexto) porque el “blanco” por
naturaleza es depredador, además de competidor y muy ambicioso, con tendencia a
la conquista y al arrebato, sobre todo, al que saben que es débil. Es su
naturaleza. Por estas razones, es muy difícil que ese enorme país tenga la
intención de “ayudar” a la Argentina a ser mas prospera y fuerte. Eso de darle
más poder al único país “blanco” de Sudamérica y que con una mejor dirigencia y
alimentación podría poseer la misma actitud que el país “blanco” norteamericano,
seria pensar como ingenuo o un simple ignorante. Crear una competencia en Sudamérica
seria irrisorio, por estas razones no vemos a los EEUU hacer esto con Argentina.
Así que, a la Argentina solo
le queda, si quiere volver a ser -como dice Milei” “potencia mundial” debería
buscar otros aliados.
Estos últimos tiempos parecía
que lo había encontrado en los BRICS y hasta creo tenían una fecha tentativa de
ingreso a ese grupo en el próximo año, pero todo esto parece que se va truncar con
el reciente triunfo de Javier Milei en las ultimas elecciones.
Estará todo perdido para la
Argentina o al final, a Milei, llegará la sensatez a su corteza y se mostrará
más pragmático en política internacional eligiendo los verdaderos intereses de su
nación. Esperaremos si en los siguientes meses, se mostrará como una simple
marioneta irracional y fanática de un occidente en visible decadencia o dará
una oportunidad a su país para ser un protagonista en este tablero global.
Los ciclos han finalizado, y
si a comienzos del siglo XIX José de San Martín como todo el mundo sensato elegía
servir a los intereses del poder occidental liderado por el imperio británico que
era el “hegemón” global, hoy es distinto, porque ahora existe también otro
mundo que está en proceso de formación, un nuevo mundo multipolar que, dicho
sea de paso, también busca la prosperidad gracias al libre comercio y la libre
empresa.
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