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viernes, 17 de julio de 2009

Micky Rospigliosi. Los cojones y la verdad en el periodismo deportivo



En este país, donde la poca hombría se ha hecho tan común en el periodismo deportivo, encontrar personas honestas que se opongan al desorden la corrupción y sus corruptos, personas que no conculcan sus ideales y que a costa de ello pierden hasta sus empleos enfrentándose al poder de un sistema tomado por la suciedad, la pendejada; en resumen,  ese vil culto a la mediocridad y al hedor infame de la decadencia. De ese tipo de personas y con estos cojones, encontramos realmente muy pocos, diríamos mejor, que no existen. Uno de esos pocos casos era el periodista deportivo Micky Rospigliosi.

Durante su vida de comunicador se enfrento siempre al enorme poder que significa ese gran “cártel” que es la Federación Peruana de Futbol, lo cual,  le valió su alejamiento y anatemización  de los “grandes” canales de televisión peruanos.
Cuando otros periodistas deportivos se callaban y se hacían de la vista gorda, -según dicen- aceptando “regalos” de la "federación", Micky Rospigliosi batallaba solitario desde su trinchera, criticándo y destapando la podredumbre  de los Delfinos y los Burga.
Micki Rospigliosi, se enfrentó contra todo ese sistema, dejando un gran ejemplo de lucha permanente contra esa lacra que ha invadido el alma  de los peruanos, esa subcultura  que está enquistada en la conducta de la mayoría. Ese poder pernicioso al cual se enfrentaba Micky,  le significó ganarse muchos enemigos poderosos.
En su momento, él tuvo la nobleza de ayudar a muchos periodistas para que estos  ingresaran a la televisión  ( Eddie Fleishman, Mauricio Cortez, etc.), periodistas que después le dieron la espalda y se convirtieron en sus mayores detractores, infames, como aquella clase de alimañas  que muerden la mano a los que les dieron de comer.
Injusto final para este personaje que merecía otro destino. Se va tempranamente, pero la enseñanza que  nos deja, de enfrentarse contra la mediocridad de  la corrupción, porque, quizás, en el fondo, sabía que esas lacras son las principales causas de nuestro atraso.
Esa enorme frustración que nos deja su pronta partida nos conmueve mucho, pero es un gran aliciente para los que creemos  en  la perfectibilidad de las  personas y en seguir actuando dentro del camino de la verdad y  la ley.
Micki Rospigliosi nos ha dejado un ejemplo de dignidad, de valores que no debemos olvidar.
Este tipo de profesionales deberían de abundar en el periodismo deportivo, pero, no es así.
Esperemos que los nóveles estudiantes de periodismo interioricen estas enseñanzas ya que en la actualidad,  no encontramos profesionales de su talla.

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