Hoy
que vivimos en el Perú una democracia, todavía falta mucho por hacer en materia
de libertades personales, como la libertad de pensamiento por ejemplo.
La
educación pública peruana sigue sujeta al mandato de los rezos y las
persignaciones impuestas por el curso de
religión católica y nadie hace nada. Miles de niños y jóvenes nacidos escépticos
o de familias no religiosas, son sometidos a creencias religiosas que no comulgan, pero lo tienen que soportar porque
es simplemente obligatorio, y esto en una sociedad civilizada es
terriblemente injusto.
Es
que también es entendible de que en esta coyuntura religiosa el peruano
escéptico haya optado por el silencio y el
sometimiento al mandato de la religión porque de oponerse esto le significaría no
solo poner en peligro su empleo sino hasta su propia integridad física si se
topara con grupos fundamentalistas religiosos que aquí abundan.
Pero
el mundo está evolucionando y el número de libre pensadores cada vez más va
creciendo gracias a pioneros en la lucha por la
defensa de sus derechos sobre todo el de ejercer su libre pensamiento. Una fue Madalyn
Murray O'Hair, una verdadera mártir del libre pensamiento, que cansada de un
entorno asfixiantemente religioso, como muchos en el mundo, solo exigía respeto
y que las leyes de su país tomarán en cuenta a este numeroso sector de su sociedad.
Madalyn
Murray O'Hair, nació el 13 de abril de 1919 en Pittsburgh, Pensilvania, de
padre presbiteriano y madre luterana.
Durante
la Segunda Guerra Mundial ingresó en el Cuerpo del Ejército de Mujeres y hasta
el final de la guerra trabajó como criptógrafa en Italia.
Tuvo
una vida personal muy agitada primero por oponerse a ese patriarcado machista y luego al no
aceptar la restrictiva autoridad religiosa.
Estudió
Leyes, y su condición de atea rodeada de un entorno laboral muy místico y
religioso le iba a dificultar mantener un empleo.
En
1960, mientras su hijo menor sufría la imposición religiosa en una escuela
pública en Baltimore, Murray presentó una denuncia contra el sistema de
escuelas de la ciudad, por sus prácticas obligatorias de oración y lectura de
la biblia. Tres años después, la Corte Suprema de los Estados Unidos falló a su
favor y declaró inconstitucional esta práctica en las escuelas del estado de Maryland.
"El
Estado no tiene potestad para promover creencias religiosas", sentenció la
Corte.
Este
hecho precursor en el mundo anglo que hoy no tendría discusión en Londres
significó una gran victoria para esta mujer, pero esto también despertó el odio irrefrenable de esos poderoso grupos
religiosos que no pararían hasta desaparecerla.
Murray
fue atacada constantemente viéndose obligada a abandonar el continente y
mudarse a Hawái con sus hijos. Allí se volvió
casar y adquirió el apellido O'Hair.
En
1963 fundó la Asociación Atea de Estados Unidos, una organización que ha
llevado más de 20 casos a distintas cortes federales tratando de marcar una
separación entre Iglesia y estado.
Uno
de esos litigios hizo que la Corte Suprema prohibiera actividades de culto religiosos en las
escuelas públicas por considerarlas una violación de los derechos de la Primera
Enmienda de la constitución de ese país.
Para
ese entonces O'Hair, era una enorme piedra en el zapato para esos poderosos
grupos religiosos.
En
agosto de 1995 Madalyn Murray O'Hair junto
a su hijo mayor y su nieta desaparecieron misteriosamente. Más tarde las Investigaciones
oficiales dirían que fueron secuestrados
y luego asesinados como parte de una venganza personal de uno de sus exempleados, y con esto quedó cerrado el caso.
Lo
real es que en pleno siglo XXI gracias a estas personas pioneras como ella hoy en el mundo (y
en nuestro país) el número de ateos va creciendo su número pacíficamente, pero,
siempre esto despertará el odio y la persecución de personas y grupos religiosos intolerantes y violentos.