sábado, 29 de diciembre de 2018

Madalyn Murray O'Hair



Hoy que vivimos en el Perú una democracia, todavía falta mucho por hacer en materia de libertades personales, como la libertad de pensamiento por ejemplo.
La educación pública peruana sigue sujeta al mandato de los rezos y las persignaciones  impuestas por el curso de religión católica y nadie hace nada. Miles de niños y jóvenes nacidos escépticos o de familias no religiosas, son sometidos a creencias religiosas  que no comulgan, pero lo tienen que soportar porque es simplemente obligatorio, y esto en una sociedad civilizada es terriblemente  injusto.  
Es que también es entendible de que en esta coyuntura religiosa el peruano escéptico  haya optado por el silencio y el sometimiento al mandato de la religión porque de oponerse esto le significaría no solo poner en peligro su empleo sino hasta su propia integridad física si se topara con grupos fundamentalistas religiosos que aquí abundan.  
Pero el mundo está evolucionando y el número de libre pensadores cada vez más va creciendo gracias a pioneros en la lucha por la defensa de sus derechos sobre todo el de ejercer su libre pensamiento. Una fue Madalyn Murray O'Hair, una verdadera mártir del libre pensamiento, que cansada de un entorno asfixiantemente religioso, como muchos en el mundo, solo exigía respeto  y que las leyes de su país  tomarán en cuenta a  este numeroso sector de su sociedad.
Madalyn Murray O'Hair, nació el 13 de abril de 1919 en Pittsburgh, Pensilvania, de padre presbiteriano y  madre luterana. 
Durante la Segunda Guerra Mundial ingresó en el Cuerpo del Ejército de Mujeres y hasta el final de la guerra trabajó como criptógrafa en Italia.
Tuvo una vida personal muy agitada primero por oponerse a  ese patriarcado machista y luego al no aceptar la restrictiva autoridad religiosa.
Estudió Leyes, y su condición de atea rodeada de un entorno laboral muy místico y religioso le iba a dificultar mantener un empleo.
En 1960, mientras su hijo menor sufría la imposición religiosa en una escuela pública en Baltimore, Murray presentó una denuncia contra el sistema de escuelas de la ciudad, por sus prácticas obligatorias de oración y lectura de la biblia. Tres años después, la Corte Suprema de los Estados Unidos falló a su favor y declaró inconstitucional esta práctica en las escuelas del estado de  Maryland.
"El Estado no tiene potestad para promover creencias religiosas", sentenció la Corte.
Este hecho precursor en el mundo anglo que hoy no tendría discusión en Londres significó una gran victoria para esta mujer, pero esto también despertó  el odio irrefrenable de esos poderoso grupos religiosos que no pararían  hasta desaparecerla.
Murray fue atacada constantemente viéndose obligada a abandonar el continente y mudarse a Hawái con sus hijos.  Allí se volvió casar y adquirió el apellido O'Hair.
En 1963 fundó la Asociación Atea de Estados Unidos, una organización que ha llevado más de 20 casos a distintas cortes federales tratando de marcar una separación entre Iglesia y estado.
Uno de esos litigios hizo que la Corte Suprema prohibiera  actividades de culto religiosos en las escuelas públicas por considerarlas una violación de los derechos de la Primera Enmienda de la constitución de ese país.
Para ese entonces O'Hair, era una enorme piedra en el zapato para esos poderosos grupos religiosos.
En agosto de 1995 Madalyn Murray O'Hair  junto a su hijo mayor y su nieta desaparecieron misteriosamente. Más tarde las Investigaciones oficiales dirían que fueron  secuestrados y luego asesinados como parte de una venganza personal de uno de sus  exempleados, y con esto quedó cerrado el caso.
Lo real es que en pleno siglo XXI gracias a estas  personas pioneras como ella hoy en el mundo (y en nuestro país) el número de ateos va creciendo su número pacíficamente, pero, siempre esto despertará el odio y la persecución de personas y  grupos religiosos intolerantes y violentos.

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