martes, 4 de diciembre de 2018

Imbecillus



Desde que aparecieron en el Perú, aunque pasen  los siglos, este tipo de gente se recicla y permanece.
Son huachafos y degradados como los más salvajes corruptos que pastean tercos su decadencia.
Cargan las andas de cuanto cristo le pongan al frente solo por política.
Es que seguro de niños alguien les dijo que deberían ser pendejos y que no sean cojudos para que así tengan “plata” y poder.  Es que siempre fue así. No lo dudaron porque la mayoría hacia lo mismo o por lo menos se dejaron influenciar. Y los cojudos no midieron las consecuencias ni buscaron el equilibrio, devastando a sus propias proles y al país mismo.
Son degradados porque a pesar de ser cholos, indios o "chinos" con pelos lacios y ser originarios de algún lugar de los Andes dicen, en pleno siglo XXI, que son de Camaná o algún otro lugar de la costa peruana para  que los confundan y los ubiquen dentro del grupo de criollos, blancos o descendientes de hispanos y se vuelven –como era lógico- enemigos de su propio país, o sea, de todo lo andino.
Y esto les lleva inclusive, y aberrantemente, a discriminar a su propio hijo por el hecho de haber nacido más osco que el resto.
Son tan huachafos que algunos han colocado la palabra “De” delante de su apellido para que suene más aristocrático y colonial. Es decir, están sumidos en la Edad media con ese pensamiento desmedidamente rural de castas y toda esa ridícula cojudez de otros tiempos.
Piensan que pertenecen a una raza inferior y dañada por eso viven con la sola esperanza de algún día "mejorar su  raza". Ya que carecen de sentido de pertenencia con lo peruano, como políticos siempre serán unos topos apátridas.
Son el típico y moderno peruano arribista  que abundan en las listas de esos conocidos y exclusivos clubes de las ciudades más importantes.
Son copia fiel de sus abuelos y bisabuelos o de sus mentores, con nombres de Riva Agüero, Prado, Leguía o Billinghurst.
Se envalentonan pero son “mantequilla” y los más "gallinas" porque nunca  ganarían  una guerra porque carecen de convicción, ideales, identidad étnica o de nación. Viven en el limbo de falsear sus personalidades.
El otro día uno de ellos escribió que iría a Lima a defender a su amigo que estaba pasando por un mal momento porque afirmaba que lo estaban persiguiendo, tremenda injusticia.
Ahora está más preocupado todavía porque a su "compadre" -supuestamente- “perseguido”,  no le dieron ese tan anhelado asilo.
Deberían dejar esa adolescencia perpetua a la que han sido condenados y madurar e interiorizar conductas y valores de su verdadera nación milenaria, dejar de ser el principal obstáculo para que nuestro país y nuestra sociedad mejore algun día. 

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