En el Perú, los
principales canales de televisión de señal abierta, se han ganado el mote de “TV
basura”. Y este adjetivo les da como anillo al dedo cuando emiten producciones que
terminan siendo unos verdaderos desperdicios de relleno sanitario.
Recientemente, Latina
Televisión, por la ocasión, estaba promocionando con grandes pompas, una miniserie
de nombre “Los otros libertadores”, cuyos primeros episodios estaban dedicados al
gran Tupac Amaru II.
Como es lógico, de
este canal de TV, no se podía esperar mucho, ya que en las últimas Elecciones Generales
no tuvieron el menor respeto por un gran sector de la población al querer
imponerles a su candidata Keiko Fujimori. No se cansaron con esto, y como burlándose
de ese pueblo peruano, ahora escupen sobre la memoria del gran José Gabriel
Condorcanqui Noguera uno de sus más trascendentales personajes históricos, al presentarlo
en un montaje que simula a esos malos films de bajo presupuesto por su vestuario
que parecía sacado de la utilería de un programa cómico junto a ese decorado
improvisado y un guion saturado de remilgos como si fuera una actuación de colegio secundario.
Los distintos
cronistas de la época, hablaban de un Tupac Amaru II de rostro y porte imponentes,
pero el poco amueblado cerebro del director colombiano
Agustín Restrepo, arrojó sobre la cabeza
del actor que interpretaba al nacido en Surimana, una ridícula peluca que más parecía
un guaipe que cínicamente intentaba hacer burla del simbolismo de nobleza que
tiene la larga cabellera natural de los personajes incas.
Y esto pareciera sistemático,
porque los ejecutivos de Latina TV, con estas presentaciones, hacen lo mismo
que el resto de medios de comunicación masivos en el Perú, al denigrar constantemente
los rostros de los peruanos y sus héroes
y personajes autóctonos.
Por eso contratan
para este tipo de viruta de alcance masivo a mercenarios acostumbrados a hacer estos
remedos.
Las injusticias
en Colombia no cesan y son justamente sus medios de comunicación los que adormecen
a su población para que no despierten y armen camorra. De esa olla de grillos
salen buenos productores y directores que llenan de tv basura no solo a ese
país sino a toda la región latinoamericana de habla hispana. De ahí, este canal
anti peruano, sacó al director y productor cómplices de este maltrato al recuerdo
del Gran Tupac Amaru II.
No tenemos nada
contra ellos, quizás a este par, les jugó una mala pasada la vaga idea de país
y nación que les formaron desde pequeños y que no les hace distinguir la
Colombia sudamericana de la Columbia británica, de eso no hay problema, así que
pueden seguir haciendo su mierda emprendedora desde Miami. Lo que nos jode es
que toquen a Tupac Amaru II con sus fútiles y despreciables creaciones televisadas,
eso sí nos molesta.
Creemos, que las películas
de cine y televisión peruanas, podrían alcanzar un Oscar si se alejan de esa atonía causada por esa argolla limeña
de realizadores analfabetos de la condición milenaria de su país que les reduce
su creatividad a los límites que hay entre Ancón, Pucusana y Chosica.
Lo que ahora nos jode
es que estos mangantes por su mediocridad intenten manchar la trascendental biografía
de estos personajes históricos, esperemos que no lo logren. Mientras tanto, seguiremos
esperanzados que algún día el cine peruano salga de este agujero que se encuentra
desde que los hermanos Lumière comenzaron con este arte.
El Gran Tupac
Amaru II para un peruano lúcido que cree en esta nación milenaria, es como
cristo para un ferviente católico, así que, para la próxima vez, estos canales de
letrina, si quieren rendirle algún tipo de homenaje, por favor, este debe
hacerse respetando el recuerdo y la vigencia que aún tiene su imagen para millones
de peruanos, por lo tanto, no deben escatimar a la hora de contratar productores
y realizadores, para que, no lo expongan como un simple protagonista de una
especie de culebrón telenovelesco, y todavía, tengan la concha de llamar a esa bazofia como “gran
producción” cuando en realidad es, como en este caso, un repudiable bodrio del
bicentenario.
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