miércoles, 23 de febrero de 2022

El frente oriental europeo

 


La victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial solo pudo lograrse con el enorme precio que tuvo que pagar la extinta URSS con sus 24 millones de muertos. Esto el mundo no debe olvidarse.

Más adelante y como consecuencia de todo lo anterior, el periodo de crisis que rodeó la desaparición de la ex URSS  fue aprovechado por las potencias occidentales para expandirse en el área de influencia que tenía Rusia en Europa del este. A pesar que había un compromiso de parte de los occidentales para no traspasar esa línea roja, ya que solo así, se permitió la unificación alemana y otras concesiones más. Pero entre los años de 1999 y 2009 aprovechando la debilidad de la potencia euroasiática, la OTAN se expandió a todo lo largo y ancho de la antigua área de influencia soviética en Europa del Este.

Estas sucesivas ampliaciones sobre estos territorios se vieron como un acto de humillación hacia Rusia. Eso estuvo claro.

Rusia quedó así cercada por la OTAN.  El siguiente zarpazo de la Alianza Atlántica iba ser Ucrania. Para esto tenían la complicidad de los gobiernos títeres que se habían instaurado en ese país desde el denominado Euromaidan de 2014, que en realidad fue un golpe de Estado para instaurar un régimen pro occidental.

Este fue el punto de inflexión al problema. La casi segura adhesión de Ucrania a la OTAN desencadenaron los hechos que hoy se observan en esa parte del mundo.

El reconocimiento de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk por parte de Rusia debe ser el anticipo del regreso a la unión eslava de Ucrania (que en realidad vendría a ser como una especie de provincia rebelde).

En los últimos días, las tibias manifestaciones en Kiev de apoyo al régimen pro occidental de Volodímir Oleksándrovich Zelenski​ (ex cómico de la televisión ucraniana)  solo demuestra la sensates de ese pueblo de no enfrentarse mayoritariamente a Rusia, país al cual les une innumerables aspectos, como el idioma, ya que alrededor del 60% de ucranianos hablan el ruso y sabiéndose  también que, el idioma ruso y ucraniano, entre sí, son más entendibles que el mismo castellano y portugués.

Rusia necesita de Ucrania, y viceversa, y si hoy están enfrentados es por la clara intromisión de occidente. Divide y vencerás dice la dicho.

44 millones de personas son muy necesarias para sumar a la alicaida demografía rusa.

En 1998 conocí una francesa en la plaza de armas de Arequipa, y cuando le pregunte sobre Rusia (que recientemente había visitado) hasta ahora recuerdo la forma como me respondió, con una especie de soberbia y prejuicios sobre ese pueblo. Exclamó: “es casi un país del tercer mundo”.

Desde la desaparición de la exURSS, Rusia fue continuamente humillada por las potencias occidentales. Como subestimándola creyendo que su destino infame sería el mismo de pueblos condenados como los latinoamericanos con lideres abyectos y peleles de cualquier poder externo e interno y sin un gramo de sentido de pertenencia con su pueblo. Eso no ha ocurrido porque el oso ruso ha despertado y solo desea lo justo, ese territorio que ganó con ese enorme sacrificio que significó salvar al mundo del fascismo.

Un mundo más democrático sería un planeta que se rija bajo la norma del multilateralismo. Sería lo más sensato para los países que estamos en posición de mierdas ambulantes de la periferia.

Y ese mundo democrático solo se logrará si Rusia también logra consolidar su poder.

Ridley Scott en su Waterloo

  Las oscuras nubes de unas horas bajas no solo ensombrecen a Occidente en su enfrentamiento con Rusia para conservar la unipolaridad en el ...