viernes, 27 de noviembre de 2009

Los guetos del apartheid peruano

Este orden preestablecido en el Perú hace ya buenos siglos a desencadenado en los últimos años la aparición de numerosos guetos en donde millones de seres -sin saber- forman verdaderas reservas indias, manejándose con códigos y leyes propias. Mantienen una homogeneidad étnica sin igual y Lima las denomina barrios marginales. Los pobladores de estos guetos empobrecidos se constituyen como aquellos territorios bantús sudafricanos, creando humanoides formados en la barbarie y la marginación de un estado y de toda una sociedad. Esos despojos nacidos de la pobreza extrema al salir de sus tugurizados guetos pululan por donde les permita este sistema excluyente, diseminando esa violencia por toda esa Lima negra de espíritu y embriagada de cumbia,. Esos seres martirizados por la violencia extrema, crea a un homínido nacido del pecado de sentirse extranjero en su propio país.
De esos "Sowetos" limeños surgen los integrantes de las barras bravas que de vez en cuando su violencia irracional se manifesta dando muerte a inocentes víctimas.
Los pobladores de estos guetos queman carros de bomberos y cuando asumen la mayoría de edad integran bandas armadas como los "destructores".
La violencia desatada por estos hijos de los "sowetos" limeños es ahora incontrolable para las autoridades, obligando a gran parte de la población a recluirse en sus viviendas y andar a salto de mata como aquellos pobladores de Sarajevo que tuvieron que olvidar sus acostumbrados paseos por los bulevares por el peligro de ser presa de algún francotirador durante la pasada guerra étnica; de la misma manera el limeño de hoy tiene la sensación de estar verdaderamente desprotegido.
Este sistema egoísta que sutilmente margina a un buen sector de la sociedad debe acabar como ocurrió con el ejemplo sudafricano.
Que futuro tan gris tienen estas ciudades como Lima, formada básicamente por un grupo de distritos "amurallados" y "blancos" rodeados de numerosas "sowetos"; fiel reflejo de la realidad de un país y un estado que se encuentra a la deriva hace ya buen tiempo, desconociendo la cultura de la tolerancia a la diversidad y crando una sociedad autodestructiva y vana.

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