lunes, 29 de marzo de 2010

Federico Salazar y Verónica Linares, el secreto de sus ojos

Hoy en día el trabajador está sujeto a diario a una rutina y a un enclaustramiento obligado como consecuencia de las distintas obligaciones que realiza, y es justamente que en medio de ese presidio crea formas de reingeniería psicológica, llevándolo a buscar formas para acabar con todo ese asfixiante tedio y en ese objetivo, algunas veces se involucra en affaires dentro de su centro laboral.
La experiencia de los que lo han vivido, hablan de una sensación sin igual, esos encuentros a ocultas de furtivos amantes proscritos y el jugar sutilmente con miradas y gestos en recintos en donde la intriga y la presión espesa el ambiente, iluminan de vida aquellos deprimentes lugares.
Estas tentaciones están presentes siempre en todo centro laboral y más aún cuando dentro de los trabajadores aparecen como ángeles caídos del cielo, féminas que despiertan todos aquellos deseos que te hacen ingenuamente creer que solamente te ocurre una vez en la vida.
Cuando esa mirada del deseo es correspondida, es ahí, donde se da inicio a todo ese juego, en donde, ambos, saben de los riesgos, pero son aquellos riesgos los que los motivan y los atraen más. El primer encuentro es el mejor de todos y el resto discurre naturalmente como el rio por su cauce.
Cuantas historias han tenido el mismo inicio y quizás el mismo final, cuantas historias hoy se está escribiendo y cuantas faltan por escribir.
La otra mañana, justamente, me pareció percibir una de esas miradas. Mirada que me motivó escribir este post, pero lo curioso fue que los que la protagonizaron fueron la conocida pareja que conduce el noticiero matinal de América televisión: Federico Salazar y Verónica Linares. Y me puse a meditar, ella joven y guapa, él maduro y carismático, pienso, no sería la primera ni la última historia nacida a ocultas entre los bastidores o en la mente de los que conducen algún programa de noticieros. Pero bueno, quizás sea la imaginación o el hecho de haber visto la noche anterior aquella cinta argentina ganadora del Oscar a mejor película extranjera, no sé. En realidad qué importancia tiene.

jueves, 25 de marzo de 2010

La Guerra de las Malvinas y la gran estupidez peruana

Uno de los pasajes más vergonzosos de nuestra a veces tragicómica historia fue la intervención peruana en el conflicto de las islas Malvinas de 1982 entre la dictadura Argentina y el resucitado imperialismo ingles. Todo ocurrió durante uno de los gobiernos peruanos más ineficientes del pasado siglo XX.
Asi es, el gobierno del ya desaparecido arquitecto Fernando Belaúnde, no tuvo la más cándida idea que apoyar a una de las más mortíferas dictaduras que estaba mándando al matadero más argentinos que vacas. El expresidente Belaunde, inventándose una panamericanismo cándido y ficticio. Panamericanismo que en realidad solo mostraba el poco caracter de este mandatario y su mengüada visión de estadista y también, como no,  su interior conservador y autoritario. El exceso cometido de enviar pilotos, misiles y hasta aviones fue la ayuda decisiva para un régimen que solo le interesaba, no recuperar sus islas, sino, extender su dictadura militar que ya tenía en su haber 30,000 desaparecidos y que se venía atragantando no solo por esos miles de cadaveres sino tambien por las innumerables denuncias de corrupción y con las multitudinarias protestas que se venían produciendo en sus principales ciudades exigiendo la vuelta de una democracia perdida desde 1976.
Esta realidad ya se conocía en los despachos más lúcidos, pero aquí, teniamos al siempre "ingenuo" Belaunde que nunca se atrevió a mirar o no quiso ver más alla de los hechos.
La ayuda peruana fue exagerada y no lo decimos por la posterior “reciprocidad” rioplatense vendiendoles armas al Ecuador cuando nos encontrábamos con ellos enfrascados en un conflicto casi una década y media despues en 1995, sino, criticamos la candidez y las pocas nociones de estadista que tuvo este gobernante en esa época.
Hoy, ese infausto conflicto, no fue más que el enfrentamiento de un pais latinoamericano colonizado hasta el tuétano y enfrentado con uno de sus principales modelos de conducta, la cultura anglosajona; de esa colonización mental, que les vuelve cobardes, de esa que te desmoraliza y los insta a rendirse, de esa conducta que solo tiene aquellos pueblos permanentemente subdesarrollados, porque eso es Argentina hoy, un país con rostro de europeos mediterraneos pero con una firme mentalidad tercermundista; y claro, siempre habrán presidentes y gobiernos que servirán de tontos utiles, como el ocurrido con el apoyo peruano a la Argentina en ese conflicto de las islas malvinas.
Guerra estupida, como estupido fueron los militares argentinos, como aquel Galtieri aficionado al whysky, y aliado con el empresariado y la iglesia católica argentina , dejaron que sus jovenes reclutas se convirtieran en helados en aquellas australes islas malvinas, enviandoles en paracaidas cajas llenas, no de alimentos ni abrigos, sino, de rosarios, porque el lavado de cerebro a esos pobres e ignorantes reclutas fue hacerles creer que enfrentaban una “guerra santa” entre los “buenos catolicos" contra los "herejes protestantes", finalizando los gurkhas la historia jugándose una improvisada ”pichanguita” con las cabezas mutiladas de anónimos adolescentes argentinos.
Pero es que esta latinoamerica, es la misma, solo cambian los rostros, pero el pensamiento y las actitudes son la mismas desde el sur del rio grande hasta la tierra del fuego, es la estupidez argentina, es la estupidez peruana, es en resumen la gran estupidez latinoamericana.

sábado, 20 de marzo de 2010

Telefónica y su poesía ridícula II

Estas últimas semanas, las pantallas de la televisión peruana han sido inundadas por una seguidilla de comerciales de telefónica del Perú. Esto no tendría nada de extraño si no fuera por el corte poético que le intentan dar a toda esa publicidad, pero, lo único que causan es un sentimiento de vergüenza ajena en la persona que lo ve y lo escucha. Así es, primero fue la publicidad que habla sobre “Zavalita”, ahora es el de un demente “sentimental” tratando de gritar un inentendible mensaje, que viniendo de telefónica suena completamente ridículo toda esa verborrea huachafa que lo finaliza toda irónica con un “conéctate”.
Ese “conéctate” resulta paradójico viniendo de la principal causante de que el peruano posea el servicio de internet más caro de Latinoamérica, obstaculizando de esta manera a que pueda remontar la gran brecha informática que lo separa de otras sociedades; mientras en un país escandinavo, internet es un derecho ineludible, aquí en el Perú, por sus prohibitivos costos la poseen solo un pequeño sector de la población, y sería totalmente desconocido en el resto, si no, fueran por las creativas y siempre necesarias “cabinas de internet”.
Estos verdaderos hijos de puta de la desvergüenza, se ríen del televidente, mofándose del abuso al que está sujeto el peruano, se mueren de la risa al ponernos este ridículo comercial que solo despierta en el televidente informado una vergüenza del que estos caraduras nunca la poseerán.

Ridley Scott en su Waterloo

  Las oscuras nubes de unas horas bajas no solo ensombrecen a Occidente en su enfrentamiento con Rusia para conservar la unipolaridad en el ...