lunes, 29 de marzo de 2010

Federico Salazar y Verónica Linares, el secreto de sus ojos

Hoy en día el trabajador está sujeto a diario a una rutina y a un enclaustramiento obligado como consecuencia de las distintas obligaciones que realiza, y es justamente que en medio de ese presidio crea formas de reingeniería psicológica, llevándolo a buscar formas para acabar con todo ese asfixiante tedio y en ese objetivo, algunas veces se involucra en affaires dentro de su centro laboral.
La experiencia de los que lo han vivido, hablan de una sensación sin igual, esos encuentros a ocultas de furtivos amantes proscritos y el jugar sutilmente con miradas y gestos en recintos en donde la intriga y la presión espesa el ambiente, iluminan de vida aquellos deprimentes lugares.
Estas tentaciones están presentes siempre en todo centro laboral y más aún cuando dentro de los trabajadores aparecen como ángeles caídos del cielo, féminas que despiertan todos aquellos deseos que te hacen ingenuamente creer que solamente te ocurre una vez en la vida.
Cuando esa mirada del deseo es correspondida, es ahí, donde se da inicio a todo ese juego, en donde, ambos, saben de los riesgos, pero son aquellos riesgos los que los motivan y los atraen más. El primer encuentro es el mejor de todos y el resto discurre naturalmente como el rio por su cauce.
Cuantas historias han tenido el mismo inicio y quizás el mismo final, cuantas historias hoy se está escribiendo y cuantas faltan por escribir.
La otra mañana, justamente, me pareció percibir una de esas miradas. Mirada que me motivó escribir este post, pero lo curioso fue que los que la protagonizaron fueron la conocida pareja que conduce el noticiero matinal de América televisión: Federico Salazar y Verónica Linares. Y me puse a meditar, ella joven y guapa, él maduro y carismático, pienso, no sería la primera ni la última historia nacida a ocultas entre los bastidores o en la mente de los que conducen algún programa de noticieros. Pero bueno, quizás sea la imaginación o el hecho de haber visto la noche anterior aquella cinta argentina ganadora del Oscar a mejor película extranjera, no sé. En realidad qué importancia tiene.

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