martes, 26 de junio de 2012

Sobre “El Men” de la prensa chicha

El cholo en este país esta jodido. Y digo jodido, no refiriéndome al hecho de que ahora puede tener buenos ingresos gozar de una buena casa o del carro soñado. Si no me refiero a la cuestión de la autoestima. Esa que nace simplemente de aceptar tu identidad personal, esa que te hace sentir contento de ti mismo. En pocas palabras, es aquella autoestima que te ayuda a ser feliz. Aquí no pinta si por fin tienes el billete suficiente como para construirte un edificio con la plata que ganaste en la “mina”, aquí lo que interesa es que este cholo viéndose en el espejo se sienta contento con lo que es. Pero, es una lástima, en la realidad, esto no ocurre asi. Porque el dueño hijoputa de aquella cadena de televisión que tiene un color de piel tan distinto al de la víctima le muestra todos los días una pantalla plagada de pálidos muy alejados al oscuro rostro de la mayoría de sus televidentes. Como aquel propietario de ese diario asqueroso, que atrapado por sus prejuicios y sus malsanos pensamientos difunde en su pasquín una avalancha de mugre sobre lo mejor que tiene nuestra milenaria historia.


Aquella ingenua persona se me acercó -como siempre lo hace- diciéndome sorprendida que los incas habían sido unos “borrachos” y “viciosos” y que por estas razones fueron acabados.

Le pregunte: ¿de dónde había sacado eso?

- De ese periódico -me respondió-

Y claro, era cierto. Aquella poco letrada como muchos otros retuvo lo que el editor buscaba como objetivo final. Hacer creer al cholo que desciende de una tira de “borrachos” y “viciosos”. Y todo esto extraído de ese diario del pueblo, de esa porquería que lee el cholo común, aquel libelo que alcanza a entender a duras penas. Ese cholo que hace famoso a Gisela Valcárcel, Federico Salazar y al fondo hay sitio. Ese que llena las procesiones y el clásico del domingo. Este pobre cholo ahora tiene que leer en su propio país que sus ancestros fueron unos borrachos y sucios corruptos y como eres un cholo descendiente de ellos, tu obligación es avergonzarte si tienes alguna ligazón con esa cultura “primitiva” y “decadente”.

Claro está que a los minusválidos mentales de ese pasquín no les alcanzó sus escasas neuronas para crear todos esos infundios, sino que toda esa infamia fue copiada de algunos panfletos escritos en los años treinta del siglo veinte por el historiador hispanófilo Raúl Porras Barrenechea.

En esos artículos exageraban algunas conductas del Inca y de su entorno, acusándole de borracho, despilfarrador y de tener muchas concubinas. Siendo imparcial, acaso no existieron juergas y exceso en la corte española o cualquier otra europea. O también en la historia universal de los pueblos no ha habido gobernantes aficionados a tener muchas concubinas. Aquí el objetivo con todo esto era la difamación sutilmente extraído de la mente mohosa del papista conservador Raúl Porras Barrenechea.

Por estas razones quiero hacer esta pequeña aclaración a los hijos de puta que todos los días tienen la ingrata tarea de hacer creer a los supuestos cholos ignorantes desdentados y malolientes que una de las pocas razones de orgullo que tiene nuestra milenaria historia y que nos han dejado                                      –para aquellos obtusos- una maravilla moderna, ahora resultan que eran unos simples barbaros alcoholizados.

Yo me pregunto Habrá en Chile algún diario que se le ocurra menospreciar a su cacique Colo Colo. Habrá en Uruguay algún periódico que hable mal de los charrúas. Hasta cuando tengo que soportar a tanto imbécil sin sentido crítico, hasta cuándo van a existir estos matarifes de la autoestima del peruano, ¡hasta cuando Señor!

sábado, 9 de junio de 2012

Luciana León, dulce criatura o siniestra belleza

Que interesante es cuando la naturaleza intenta advertirnos  sobre  algunos peligros envueltos sutilmente  en  agradables y coloridas  indumentarias  creando  atractivas  formas.   Como es el caso de aquella  planta  agradable  a la vista,  pero,  cuyo atractivo  encubre  que dentro de su especie  es  la  más mortífera.  Belleza letal que también advertimos  en aquellas flores carnívoras y venenosas  o  en  víboras  con esos colores tan vistosos que avisan de sus  venenos terriblemente  letales o  como esa  belleza y muerte de Víctor Hugo que nos hace pensar  que detrás de toda  imagen atractiva, si hurgamos un poco, siempre encontraremos  algo de sucio, sombrío  e  infecto.
En esa dinastía heredera de  Susy Díaz de  los que juran por la plata  y de esas  almas tan despiadadas y  dañinas  como  Marta Chávez o como alguno que otro personaje  fútil y  trivial, apareció como  la más  votada en ese congreso. Saltó al estrellato,  gracias al auspicio de su padre que protagonizaba el conocido escándalo de los petro-audios. Ese lío, al final,  le dio a Luciana León las portadas y  el  protagonismo  necesarios.  Estudio  la secundaria en el conocido Colegio Villa María, donde  fue aprendiendo de sus presbíteros maestros no solo la convenienciera religiosidad sino también todo ese  mohoso conservadurismo y  el siempre necesario disimulo. En la Universidad  estudio  Derecho.  Logrando  una Maestría, teniendo  –nada menos- como tutor y profesor a aquel personaje que desde pequeña vio entrar en casa como  uno de los amigos más cercanos de su padre, Alan García.
Su progenitor,  un “destacado”  ex ministro de pesquería del primer gobierno aprista y artero de la política peruana, vio ciertas condiciones en ella,-en realidad no le quedaba otra-. Desde pequeña, sus consejos fueron formándola,  complementados con el más “puro” y “desinteresado”  ideal  de la doctrina aprista. La preparo como se debe para una  cercana aventura  legislativa. No era extraño en él,  porque  ya lo había hecho anteriormente  en esas épocas ochenteras,  mientras  “Popi” Olivera lo quería desmedrar en el congreso  y las  denuncias de corrupción se sucedían en el ocaso del primer gobierno alanista,  enviaba a su dulce Lucianita a la escuela.  Ahora, ya crecida,  necesitaba de alguien de mucha confianza  y que más que su agraciada hijita para que desde el congreso le cubra esas  espaldas acostumbradas a correr riesgos en esas inciertas travesías en la búsqueda de  esa siempre apetecible mermelada.  Así es como fue  elegida congresista de la República para el periodo 2006 -2011, en cuyo periodo  su máximo logro fue cumplir con los  frívolos deseos de una adolescente, hacer de  Lima  el centro de los  grandes conciertos musicales. Para su suerte fue reelegida en su curul no sin antes ser cuestionada por el presunto uso de su oficina parlamentaria como almacén para su propaganda electoral.
Por ese aspecto tan  yermo, casi como el desierto más estéril su imagen se cubre de una espesa niebla de desconfianza,  sobre todo,  cuando defiende causas conservadoras y  prepotentes.   Mañana la seguiremos viendo en ese papel  insensible y mezquino, mostrándonos  una vez más como la belleza y ternura en esta  sociedad salvaje y cruel se manifiesta como una calculada  frialdad de insensibles hacedores de maldades e infamias, aprendidos desde críos y manifestados a corta edad. Esos devoradores  o  viudas negras  no dudan ni un segundo en acabar con el que tengan al frente si es que osa oponerse a sus ideas y todo este letal contenido se presenta envuelto en los rostros más lozanos y hermosos.
Lejos de esos estereotipos provocados por su entorno familiar, en realidad en este momento creo que es un ser muy vulnerable en constante búsqueda de esa ternura, esa  felicidad, esa  ingenuidad arrebatada cuando -muy pequeña-  observo la maldad y frialdad de su progenitor. Dulce niña que de un momento a otro perdió las ilusiones y el derecho a la inocencia cuando tuvo de padrino  navideño a Alan García. Luciana León es esa mezcla de esos dos polos opuestos de esa  eterna lucha entre el bien y el mal un campo de batalla  entre dos  antagonistas  y que cada cierto tiempo se manifiesta con sus propuestas y acciones en ese  congreso y en su vida pública.

Ridley Scott en su Waterloo

  Las oscuras nubes de unas horas bajas no solo ensombrecen a Occidente en su enfrentamiento con Rusia para conservar la unipolaridad en el ...