Que interesante es cuando la naturaleza intenta advertirnos sobre algunos peligros envueltos sutilmente en agradables y coloridas indumentarias creando atractivas formas. Como es el caso de aquella planta agradable a la vista, pero, cuyo atractivo encubre que dentro de su especie es la más mortífera. Belleza letal que también advertimos en aquellas flores carnívoras y venenosas o en víboras con esos colores tan vistosos que avisan de sus venenos terriblemente letales o como esa belleza y muerte de Víctor Hugo que nos hace pensar que detrás de toda imagen atractiva, si hurgamos un poco, siempre encontraremos algo de sucio, sombrío e infecto.
En esa dinastía heredera de Susy Díaz de los que juran por la plata y de esas almas tan despiadadas y dañinas como Marta Chávez o como alguno que otro personaje fútil y trivial, apareció como la más votada en ese congreso. Saltó al estrellato, gracias al auspicio de su padre que protagonizaba el conocido escándalo de los petro-audios. Ese lío, al final, le dio a Luciana León las portadas y el protagonismo necesarios. Estudio la secundaria en el conocido Colegio Villa María, donde fue aprendiendo de sus presbíteros maestros no solo la convenienciera religiosidad sino también todo ese mohoso conservadurismo y el siempre necesario disimulo. En la Universidad estudio Derecho. Logrando una Maestría, teniendo –nada menos- como tutor y profesor a aquel personaje que desde pequeña vio entrar en casa como uno de los amigos más cercanos de su padre, Alan García.
Su progenitor, un “destacado” ex ministro de pesquería del primer gobierno aprista y artero de la política peruana, vio ciertas condiciones en ella,-en realidad no le quedaba otra-. Desde pequeña, sus consejos fueron formándola, complementados con el más “puro” y “desinteresado” ideal de la doctrina aprista. La preparo como se debe para una cercana aventura legislativa. No era extraño en él, porque ya lo había hecho anteriormente en esas épocas ochenteras, mientras “Popi” Olivera lo quería desmedrar en el congreso y las denuncias de corrupción se sucedían en el ocaso del primer gobierno alanista, enviaba a su dulce Lucianita a la escuela. Ahora, ya crecida, necesitaba de alguien de mucha confianza y que más que su agraciada hijita para que desde el congreso le cubra esas espaldas acostumbradas a correr riesgos en esas inciertas travesías en la búsqueda de esa siempre apetecible mermelada. Así es como fue elegida congresista de la República para el periodo 2006 -2011, en cuyo periodo su máximo logro fue cumplir con los frívolos deseos de una adolescente, hacer de Lima el centro de los grandes conciertos musicales. Para su suerte fue reelegida en su curul no sin antes ser cuestionada por el presunto uso de su oficina parlamentaria como almacén para su propaganda electoral.
Por ese aspecto tan yermo, casi como el desierto más estéril su imagen se cubre de una espesa niebla de desconfianza, sobre todo, cuando defiende causas conservadoras y prepotentes. Mañana la seguiremos viendo en ese papel insensible y mezquino, mostrándonos una vez más como la belleza y ternura en esta sociedad salvaje y cruel se manifiesta como una calculada frialdad de insensibles hacedores de maldades e infamias, aprendidos desde críos y manifestados a corta edad. Esos devoradores o viudas negras no dudan ni un segundo en acabar con el que tengan al frente si es que osa oponerse a sus ideas y todo este letal contenido se presenta envuelto en los rostros más lozanos y hermosos.
Lejos de esos estereotipos provocados por su entorno familiar, en realidad en este momento creo que es un ser muy vulnerable en constante búsqueda de esa ternura, esa felicidad, esa ingenuidad arrebatada cuando -muy pequeña- observo la maldad y frialdad de su progenitor. Dulce niña que de un momento a otro perdió las ilusiones y el derecho a la inocencia cuando tuvo de padrino navideño a Alan García. Luciana León es esa mezcla de esos dos polos opuestos de esa eterna lucha entre el bien y el mal un campo de batalla entre dos antagonistas y que cada cierto tiempo se manifiesta con sus propuestas y acciones en ese congreso y en su vida pública.
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