Son casi la una de la madrugada y por
fin he terminado de teclear este puto y engorroso documento. Pero, bueno, hay que ganarse la vida. A pesar de mi
resignación, me molesta que me quite
tiempo para dedicarlo a mi blog, es que
hay tanto que decir y el tiempo es el peor de mis enemigos.
Afuera, seguro están los de siempre, homínidos nocturnos, misántropos
o en hordas husmeando sin cansancio cada rincón de esta polvorienta ciudad adormecida por el esmog inhalado durante todo el día. A estas horas, emerge un mundo totalmente distinto al que
conocemos, ajeno a todo y a todos que posee
hasta sus propios moradores, lémures que plácidamente aprovechan la penumbra
para iniciar sus diversas actividades, recicladores, empleados de
limpieza, jornaleros nocturnos y vendedoras de agachados. También están los
marginales, los criminales y las infaltables prostitutas. Viciosos de algo, o quizás -por qué no-
también están las buenas personas que caen presos de este cosmos obligados
por alguna urgencia, teniendo asimismo
que padecer este intenso frio de la extrema
irradiación del desierto.
Al
final todos mal o bueno viviendo, que es lo que al final importa, sabiendo que en realidad nuestra existencia es corta. Y es como se
debe existir.
Ayer, -en
realidad, hace buenos años-, lo veíamos en
aquel diálogo narrando sus correrías por
el mundo, demostrándonos que importante
es el conocer nuevas gentes, porque aprendes
mucho de ellos y de sus patrias. Cuanta enseñanza y cuanto aprendizaje en unos pocos
minutos, suficientes para marcarte de por vida. Y eso es lo que pasó aquella noche. Todos estaban
dormidos, mientras un jovenzuelo
escuchaba a las mejores mentes que puede
parir esta comarca. Es que este tipo de personajes hay que tener
la suerte de encontrarlos como ocurrió en aquella entrevista con Antonio Cisneros.
A estas horas, “La raja de tu falda” y “vino tinto”, son la mejor compañía. Fueron buenos años, finales de los noventa, son buenos recuerdos. Uno a uno los rememoro y una leve sonrisa se dibuja en mi rostro, mientras sigo escribiendo en esta laptop. Estos recuerdos me alegran y es que todo se debe a esta música que agradezco tanto, no solo por lo que me evocan, sino también porque han hecho posible creerme que estas horas invertidas en ese trabajo insulso no fueron un desperdicio de tiempo.
Estopa es uno de los mejores grupos españoles, su original mezcla entre el folklore local y los ritmos modernos es una muestra inteligente cuando unos artistas tienen conocimiento de su música y sienten su folklore, lo escuchamos también con Juanes, cosa que hasta ahora no pasa con los conocidos artistas locales desde Gian Marco hasta cualquier otro.
A estas horas, “La raja de tu falda” y “vino tinto”, son la mejor compañía. Fueron buenos años, finales de los noventa, son buenos recuerdos. Uno a uno los rememoro y una leve sonrisa se dibuja en mi rostro, mientras sigo escribiendo en esta laptop. Estos recuerdos me alegran y es que todo se debe a esta música que agradezco tanto, no solo por lo que me evocan, sino también porque han hecho posible creerme que estas horas invertidas en ese trabajo insulso no fueron un desperdicio de tiempo.
Estopa es uno de los mejores grupos españoles, su original mezcla entre el folklore local y los ritmos modernos es una muestra inteligente cuando unos artistas tienen conocimiento de su música y sienten su folklore, lo escuchamos también con Juanes, cosa que hasta ahora no pasa con los conocidos artistas locales desde Gian Marco hasta cualquier otro.
La raja de su falda azul, inmejorable
armonía y tentación para muchos.
Complementa la fina lencería y sus zapatos oscuros. Es el dilema de siempre, elegir entre la serenidad de la costumbre por esa
justa vorágine de un nuevo encuentro
furtivo. Porque la vida es corta junto con sus placeres y al final,
todos terminaremos cubiertos con esa
mortaja tejida con lo que hicimos en este mundo.
Espero que algún empresario traiga a Estopa, es justo y necesario, porque
Arequipa es un oasis del rock en el territorio peruano.
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