viernes, 21 de mayo de 2021

La real amenaza antidemocrática

 


La democracia que a duras penas se estaba consolidando en el Perú hoy está amenazada y corre el peligro de desaparecer como en 1992, cuando esos poderes externos y endógenos después de destruir el país, lo entregaron, moribundo, a la dictadura de Alberto Fujimori. Este cleptócrata, como lo hizo el virrey Toledo en el siglo XVI, organizó el país para ser expoliado por un buen tiempo.

Ahora, en pleno siglo XXI la destrucción de un Estado es más eficaz y súbita, porque solo tardó unos meses, y ahora, como a finales del siglo XX, estas fuerzas están enfrascadas en instalar un régimen dictatorial para “reordenar” de nuevo el Perú luego de la devastación causada por las cuarentenas de Martín Vizcarra.

Los poderes hundidos en el cerrilismo, los prejuicios y los miedos infundados, hoy se han reunido en una falange ultra y antidemocrática para colocar a Keiko Fujimori en el cargo de presidente de este país. El poder que movilizan incluye a las encuestadoras, medios de comunicación, y hasta a la misma ONPE creada para estos fines en los años noventa. Lo cual nos indica que la batalla por el Perú desencadenada por estas fuerzas será sucia, antidemocrática y no dará tregua.  

A diferencia de 1989, hoy los verdaderos peruanos demócratas estamos advertidos.

La democracia como único sistema político, en donde, se respeta la libertad de expresión y los derechos fundamentales de la persona pende de un hilo si se cumplen los designios de estas fuerzas que se obstinan en desconocer la voluntad popular de la mayoría de la población peruana colocando a Keiko Fujimori como la futura déspota de este país.

En este gobierno de Francisco Sagasti y el trabajo demostrado por el actual Congreso, los peruanos han vivido casi una democracia perfecta y sus beneficios que esta conlleva.

Esta democracia que se sustenta en la independencia y equilibrio de los Poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, en la práctica, benefició a millones de peruanos cuando el Parlamento emitió normas como la devolución de las AFP. Esto no hubiera sido posible si el Ejecutivo hubiera tenido sometido al Legislativo.

Está claro entonces, en esta puja de poderes salió beneficiado el peruano común y corriente.

Todo esto acabará si Keiko Fujimori ocupa el Ejecutivo. Porque en el nuevo Congreso que comienza sus tareas este 28 de julio, los integrantes de su partido Fuerza Popular, sumados a las agrupaciones políticas afines tendrán mayoría. Esto significa que, Keiko Fujimori, dominaría también el Legislativo y con esto tendría todo el poder para “reorganizar” al Perú sin oposición alguna como lo hizo su padre y también lo hicieron otras dictaduras del mismo corte ideológico como Videla o Pinochet.

Todo este holocausto que pende sobre las cabezas de los peruanos lo evidencia el actual equipo técnico de Keiko Fujimori.

La escena es patética, mientras esta candidata presentó a los nuevos integrantes de su equipo técnico entre cuatro paredes y repleto de periodistas afines, al otro lado de la acera, en Puente Piedra, lo veíamos a Pedro Castillo acompañado de miles de peruanos recogiendo ese firme multitudinario antifujimorismo peruano.  

Esta actual crisis económica que está viviendo el país va empeorar con el equipo técnico presentado por Keiko Fujimori reciclado del pasado gobierno de su padre, junto a otros nuevos rostros como un tal, De Medina, que ya adelantó que las primeras medidas económicas se centrarían en el endeudamiento con la banca internacional. Incompetencia total al no poder buscar otras soluciones aparte de los acostumbrados préstamos y los impuestos.  

Lo que está pasando en Colombia, podría ocurrir en el Perú si Keiko Fujimori continua con ese equipo técnico amenazando a los peruanos con medidas obtusas, irracionales y antipopulares que ya hemos sufrido con su padre, grabando de impuestos a los más necesitados, endeudándonos con la banca internacional, trayendo con esto la recesión, el desempleo, y el aumento de precios a los productos de primera necesidad, lo cual, desencadenarían protestas y marchas que traerían inestabilidad al país. Keiko Fujimori, de llegar a ser presidenta, para poder tranquilizar las calles, aprovechando esta época de pandemia y teniendo al Congreso a su favor, aplicaría medidas restrictiva y peor aún, emitiría normas que iría en contra de los derechos fundamentales de los peruanos, y esta represión, ya se ha visto, solo traería, muertes de inocentes jóvenes.

Los libros extranjeros y también los locales, ya nos habían advertido sobre lo torpes que son las élites que dominan el Perú, y lo demuestran, con los métodos que están aplicando sus mercenarios en contra del candidato Pedro Castillo, como los últimos de ellos: rudimentarias operaciones de bandera falsa como cuando te colocas piedras en tu estrado y reclamas que te lo han arrojado. O envías a unos reporteros de canales “amigos” para que sean agredidos por tus propios infiltrados. O cuando compras a un “topo” para dejarse "chuponear".

Hoy existen dos opciones para esta segunda vuelta: la de Keiko Fujimori, representante del extremismo de derecha y el fundamentalismo neoliberal y, como hemos visto, representando, una seria amenaza para el sistema democrático. Por otro lado, tenemos, a Pedro Castillo que, con la presentación de su equipo técnico, se posiciona básicamente en el centro político y con una ligera, casi imperceptible, línea izquierdista.

Los organismos internacionales imparciales, deberían observar este proceso electoral peruano, pero no solo nos referimos a los acostumbrados, si no, junto a ellos, deberían exigir la presencia de observadores internacionales que representen el actual multilateralismo que hoy impera en el mundo.

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