sábado, 11 de septiembre de 2021

El virus senderista

 


Hoy en pleno 11 de setiembre, un día que tiene -dicho sea de paso-  enorme connotación en el mundo y en el Perú, sobre todo, y no solo por el atentado al WTC, si no, porque nos acabamos de enterar de la muerte del cabecilla del grupo terrorista Sendero Luminoso.

A la pregunta ¿Qué fue Sendero Luminoso y qué ocurrió en el Perú entre los años 1980 y 2000?, el tarot andino me despejará estas dudas.

Así que, una vez más, tiraremos la coca.

Es de admirar e imitar la planificación anglosajona. Cuando se plantean un objetivo lo cumplen porque lo calculan pacientemente y a largo plazo.

Dentro de cada uno de los países latinoamericanos tenemos bombas de tiempo puestos en lugares neurálgicos. Estos engendros se activarán dentro del territorio huesped cuando los intereses de la superpotencia norteamericana los requiera.

Una de esas larvas parasitóides fue implantada en la universidad de Huamanga cuando fue reabierta en 1959 bajo los auspicios y financiamiento de la Fundación Ford (acusada de ser brazo político de la CIA). En esa época, fue designado como rector, a propuesta de la mencionada Fundación, primero un oficial de Marina y después el folklorólogo ayacuchano Efraín Morote Best quien haría ingresar, algunos años después, como profesor de aquella universidad, a Abimael Guzmán Reynoso y luego se sumarían el resto de la cúpula que se harían populares en la década de los noventa en ese video bailando “Zorba, el griego”.

Marote (hijo) junto a Abimael Guzmán y el resto, estaban listo para ser los rostros de ese grupo terrorista creado para destruir el país, pero, ¿por qué?

El país ya venía convulsionado por las injusticias sociales, la inequidad y la enorme corrupción en sus clases dirigentes. 

Las élites, además, veían a la revolución cubana como una amenaza, ya que, en cualquier momento, podría ocurrir algo parecido en este territorio, por lo que se necesitaba urgentemente un desfogue.

En 1968, el exalumno de la Escuela de las Américas Juan Velasco Alvarado tomó el poder. Aquí se presenta la paradoja que la coca no puede responder con claridad, porque no asegura si su régimen tuvo el beneplácito de Washington o con el correr de los años traicionó su confianza y por eso lo “eliminaron” al “chino” de la manera que todos vimos.

En los años de la dictadura de Velazco en el Perú se construyó una infraestructura logística y económica autónoma y soberana que propendía el desarrollo independiente del país. Algo parecido nunca se había visto desde 1821.

Pero, Velazco, fue apartado del cargo por su compadre Morales Bermudez con el “Tacnazo” de 1975. A pesar del intempestivo cambio de mando, aún quedaba ese poderoso aparato estatal soberano que obstaculizaba los planes de Washington para que en un futuro cercano pueda implementar en la comarca este sistema neoliberal y expoliador.

Morales Bermúdez, no se atrevió a desmantelar toda esa infraestructura, así que se “lavó las manos” para que otro termine el trabajo sucio. Aquí hace su aparición el arquitecto Fernando Belaúnde Terry. 

La torpeza entreguista del nuevo gobierno dio el escenario propicio para que haga su ingreso formal a la palestra el grupo terrorista SL y su cabecilla Abimael Guzmán, que los medios locales, al mismo estilo de ese Freddy Krueger hollywoodense, los colocaron como protagonistas de nuestras más sangrientas desgracias.

Aquí es donde se enciende dentro de este oscuro mercadillo de "polvos azules" como luz de neon  la frase: “la masa es ciega y sorda”. 

SL, no era más que una creación del imperialismo norteamericano mediante la CIA y que era financiado por el narcotráfico, que tenía por finalidad desestabilizar al país andino para provocar un golpe militar fascista (Régimen fujimorista) que colocaría al Perú de hinojos ante EEUU.

Lo dice la tirada de coca.

 

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