miércoles, 20 de abril de 2011

Estúpidos limeños

Son casi diez millones de personas, viviendo entre los límites interpuestos por esas dunas y arenales.
A gran parte de sus gentes, generalmente los une escasas muestras de civilidad, orden y limpieza; además de estos rasgos, les distingue también el tener una visión sesgada del país en donde viven.
Muchas veces notamos -en algunos casos- que esta peculiar forma de ver al interior de su país se adereza con una enfermiza e inflada “superioridad”, no acreditada, como si lo puede tener el parisino o el neoyorquino sobre el resto de sus connacionales.
Aquí, esta supuesta superioridad es patológica e irracional, en realidad salvo por algún edificio alto, la verdad que el habitante de esta urbe, no tiene nada como para sentirse superior a algún otro del interior del país.
Esa -recalco- irracional forma de ver al interior de nuestro país, hace que se forme en él, una errada idea acerca de aquellas regiones, minimizándolas al punto de denominar a los Andes, que es una enorme región del subcontinente sudamericano, con la ínfima y simplona palabra “Sierra”.
Esta errada forma de ver el interior del país, les hace muchas veces tener una actitud de irrespeto a la enorme extensión y accidentada geografía que guardan estos territorios, permitiendo algunas veces que muchos estúpidos jovenzuelos creyéndose los más hábiles trotamundos, emulen quizás en esa mente colonizada a aquellos gringos que vieron en su adolescencia cargando esas extrañas, enormes y coloridas mochilas, deseando algún día ser como ellos.
Hoy los medios, haciendo una especie de respiro a la terrible borrasca electoral que precedían a estos acontecimientos, nos tienen pendiente de las noticias de dos clásicos ejemplos de lo que anteriormente habíamos descrito.
No hay forma más absurda de querer acabar con la inútil vida de dos jóvenes, que planeando solos una caminata desde el Cusco hasta las alturas de Arequipa, cruzando una extensión de territorio comparado a la de Suiza. Quizás estos cándidos andinistas, no lo sabían, pero de eso se trataba su tonta travesía.
Pero es que para los que no conocen esta accidentada ruta, resulta un verdadero suicidio, sobre todo si los que lo van a realizar, son unos novatos que han entendido de andinismo lo que pudieron aprender de alguna que otra revista.
Estos tímidos suicidas, quisieron seguramente salir de lo habitual y desechar ese trillado puente Villena en Miraflores o ese acantilado de la costa verde o las alturas de aquel gris centro cívico o quizás, también, se vieron obligados a aventurarse por esos accidentados territorios para no unirse a esos numerosos pobres que diariamente acaban con sus vidas ingiriendo algún barato mata ratas.
Yo también tuve veinte años y sé que es una edad difícil, pero que yo recuerde, siempre me importó mi seguridad, cosa que los jóvenes de ahora pareciera que lo han dejado a segundo plano.

1 comentario:

Rolando.pe dijo...

Hay que tener calma y no generalizar. No todos los limeños podriamos ser estupidos, ni siquiera todos tenemos la oportunidad de visitar esos lugares tan apartados. Tampoco deberíamos condenar de estupidos a esos jovenes que se perdieron cerca del valle del colca, porque no sabemos con certeza que pasó. Hay que recordar que todos tenemos la libertad de ser lo que queramos, hasta de ser estúpidos, siempre y cuando no cortemos la libertad de otros. Como se dice por ahi, nuestra libertad termina donde empieza la libertad del otro.

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