Este “Polvos Azules” que es la política peruviana está dominado por Keiko Fujimori y sus hordas de extrema derecha, viciosas y ágrafas. Estas huestes, intentan por todos los medios acabar con el actual gobierno.
Si siguen así, seguramente, triunfarán, si Castillo y su
gabinete no muestran alguna reacción para defender ese cambio y anti
fujimorismo por los cuales votó mayoritariamente la población peruana.
Pero hay que tener en cuenta que, con el estepario fascismo nipón del fujimorismo hay que ser firmes, solo así puedes contenerlos y
derrotarlos. Martín Vizcarra gozó de una amplia popularidad y estabilidad en su
efímero régimen cuando sometió a estas tribus fuji-apristas. Fué tanto y
efectivo aquel acoso que, Keiko terminó en la cárcel y Alan se voló los sesos;
pero el moqueguano perdió poder apenas cedió ante ellos, relajándose por los cantos de sirena de ese fascismo nipón. Ahí comenzó el inicio del final que
todos pudimos observar. A PPK le ocurrió lo mismo.
Desde esta humilde tribuna, el oráculo quechua, nos
advirtió que, Castillo se coló o lo dejaron ingresar a la fiesta electoral para quedar junto, a la segura finalista, Keiko Fujimori, gracias a la influencia de las cofradías de la Iglesia
católica que para mantener, en esta era global de trascendentales cambios, su privilegiada situación con su anacrónica imposición educativa religiosa y sus intereses económicos para no
pagar impuestos que son en realidad una de las numerosas causas del subdesarrollo y tercermundismo peruano,
colocaron a este outsider “bamba” chotano.
Si Castillo no fue impuesto por estas fuerzas soterradas, él y
su gabinete deberían mostrar firmeza ante los caprichos del poder fujimorista y
el Congreso y los poderes fácticos que están detrás de ellos levantando las
banderas del negacionismo de la verdad democrática y consensuada escrita, por ejemplo, en las
conclusiones de un documento aceptado por la comunidad internacional y por las
propias fuerzas democráticas peruanas, como la CVR (Comisión de la Verdad y
Reconciliación). Que hoy está prohibido solo mencionar alguna libre interpretación
de sus conclusiones.
Hace unos minutos nos hemos enterado que acaban de sacar
del cargo de ministro de Relaciones Exteriores al señor Héctor Béjar. Destituyen
al que debe haber sido, en estos doscientos años, el único peruano que ha ejercido
ese cargo con total independencia y autonomía de conciencia y pensamiento. Solo
hizo uso de esa libertad humana para decir lo que piensas y, porque, como él, piensan
millones, que no se guían de imposiciones fundamentalistas si no de evidencias científicas.
En el Perú de hoy existe una censura y autocensura del
nivel de países islámicos como Irán o Arabia Saudita, donde no puedes dar tu punto
de vista acerca de ciertos temas relacionados a esa etapa tan reciente de
nuestra historia que va entre los años de 1980-2000.
Este gobierno y su gabinete hoy han tenido su primera y más
grande derrota desde que asumieron el cargo que los muestra lo que en realidad son, será el
inicio de una seguidilla de concesiones y, esto, terminará, lo más probable, en un
régimen efímero, o de lo contrario, en un régimen débil y permeable al juego de
las hojas de ruta impuestas por las fuerzas políticas repudiadas por nuestros conciudadanos, un abdomen blando para la espada antiperuana accio -
fujimorista desde el Congreso y, esto, atizarán, definitivamente, las protestas de la población.
Quitar al señor Bejar de ese cargo, le da asidero a esta tirada de coca. El mundo andino no debe mancharse por estos mercenarios improvisados y oportunistas, solo es cuestión de tiempo para que este régimen caiga (por el bien del país) como los
artificiosos castillos de naipes construidos por unos hábiles presbíteros.
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