Un personaje muy transcendental, tremendamente ambicioso
y astuto. En sus inicios, gracias a sus innatas habilidades de un “Maradona” de
las Ciencias Políticas, construyó un prestigio intelectual dentro del contexto académico
universitario, logrando así llamar la atención y ganarse la confianza de los grupos
de poder anglosajones estadounidenses
Su mayor objetivo era manejar la política de la
superpotencia norteamericana, pero, para lograrlo tenía que sobrepasar un enorme
y casi infranqueable muro.
Seguramente, esa enorme barrera lo iba a constituir el apellido Kennedy.
Era el apogeo de esa familia que en esos años tenían como
cabezas visibles a John y seguido de cerca por Robert.
No iba ser tarea sencilla hacer a un lado al popular John
Fitzgerald Kennedy que se encontraba en la cúspide de su poder político.
Para que sus planes no termine en un fiasco ridículo, tenía
que convocar a los mejores, dentro de ellos, estuvieron Lyndon B. Johnson y Nelson
Rockefeller.
El resultado de toda esta trama, el mundo fue testigo presencial
y hasta la fecha, de aquel 22 de noviembre de 1963 en Dallas, se siguen escribiendo innumerables
historias.
Con la salida estrepitosa del tablero de JFK, Kissinger tenía
el camino libre para dirigir la política estadounidense, pero hubiera sido muy sospechoso
si juramentaba en ese cargo con el reemplazante de JFK, así que tuvo que
esperar hasta la siguiente administración, que gracias a las aventuras políticas
fallidas de Nelson Rockefeller ayudó para que Nixon ganara las elecciones de
1968 que catapultarían a Kissinger como Secretario de Estado de ese país.
Una vez en el cargo sometió la política de la Unión
americana a proteger los intereses de Israel en el mundo.
Su fría y rígida diplomacia, así como hizo a un lado a JFK,
el mismo destino siguieron, Robert F. Kennedy, Martin Luther King, Malcolm X,
Letelier, Juan Velazco Alvarado, Leonid Brézhnev, entre los más conocidos.
Gracias a su política de distensión y de apertura frente
a la República Popular de China, llevó a Deng Xiaoping, poner en práctica sus reformas que colocarían
al gigante asiático en el podio que hoy disputa con los EEUU.
Lo que hoy es Rusia, se debe en gran medida a las
argucias de Kissinger, la crisis de sucesión provocada por la desaparición intempestiva
de Leonid Brézhnev, Yuri
Andrópov y Konstantín Chernenko, dejó el camino expedito para el ascenso de Mijaíl
Gorbachov que vendría a ser el “topo” y destructor de la pasada URSS.
Todos estos
sucesos solo son parte de una enorme entramada que tejió mientras tuvo
influencia en la política exterior de los EEUU.
El mundo de
hoy, tal como lo conocemos y que no se avergüenza de mostrarse así, hasta concediéndonos,
en cierta medida, mencionarlo como tal,
tiene aún vivo a su “padre” y “creador”, sin lugar a dudas su principal
arquitecto fue Henry Kissinger, que si algo tenemos que agradecerle es que su visión
política llevó a que la humanidad siga existiendo y no terminemos extinguidos con un enfrentamiento nuclear entre las grandes potencias.
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