domingo, 28 de mayo de 2023

El siglo de Henry Kissinger

 


Un personaje muy transcendental, tremendamente ambicioso y astuto.  En sus inicios, gracias a sus innatas habilidades de un “Maradona” de las Ciencias Políticas, construyó un prestigio intelectual dentro del contexto académico universitario, logrando así llamar la atención y ganarse la confianza de los grupos de poder anglosajones estadounidenses

Su mayor objetivo era manejar la política de la superpotencia norteamericana, pero, para lograrlo tenía que sobrepasar un enorme y casi infranqueable muro.

Seguramente, esa enorme barrera lo iba a constituir el apellido Kennedy.

Era el apogeo de esa familia que en esos años tenían como cabezas visibles a John y seguido de cerca por Robert.

No iba ser tarea sencilla hacer a un lado al popular John Fitzgerald Kennedy que se encontraba en la cúspide de su poder político.

Para que sus planes no termine en un fiasco ridículo, tenía que convocar a los mejores, dentro de ellos, estuvieron Lyndon B. Johnson y Nelson Rockefeller.

El resultado de toda esta trama, el mundo fue testigo presencial y hasta la fecha, de aquel 22 de noviembre de 1963 en Dallas, se siguen escribiendo innumerables historias.

Con la salida estrepitosa del tablero de JFK, Kissinger tenía el camino libre para dirigir la política estadounidense, pero hubiera sido muy sospechoso si juramentaba en ese cargo con el reemplazante de JFK, así que tuvo que esperar hasta la siguiente administración, que gracias a las aventuras políticas fallidas de Nelson Rockefeller ayudó para que Nixon ganara las elecciones de 1968 que catapultarían a Kissinger como Secretario de Estado de ese país.

Una vez en el cargo sometió la política de la Unión americana a proteger los intereses de Israel en el mundo.

Su fría y rígida diplomacia, así como hizo a un lado a JFK, el mismo destino siguieron, Robert F. Kennedy, Martin Luther King, Malcolm X, Letelier, Juan Velazco Alvarado, Leonid Brézhnev, entre los más conocidos.

Gracias a su política de distensión y de apertura frente a la República Popular de China, llevó a  Deng Xiaoping, poner en práctica sus reformas que colocarían al gigante asiático en el podio que hoy disputa con los EEUU.

Lo que hoy es Rusia, se debe en gran medida a las argucias de Kissinger, la crisis de sucesión provocada por la desaparición intempestiva de Leonid Brézhnev, Yuri Andrópov y Konstantín Chernenko, dejó el camino expedito para el ascenso de Mijaíl Gorbachov que vendría a ser el “topo” y destructor de la pasada URSS.

Todos estos sucesos solo son parte de una enorme entramada que tejió mientras tuvo influencia en la política exterior de los EEUU.

El mundo de hoy, tal como lo conocemos y que no se avergüenza de mostrarse así, hasta concediéndonos,  en cierta medida, mencionarlo como tal, tiene aún vivo a su “padre” y “creador”, sin lugar a dudas su principal arquitecto fue Henry Kissinger, que si algo tenemos que agradecerle es que su visión política llevó a que la humanidad siga existiendo y no terminemos extinguidos con un enfrentamiento nuclear entre las grandes potencias.   

 

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