La democracia debe mantenerse a toda costa. Es el único sistema viable que nos puede
conducir al desarrollo.
Vivir bajo el Estado de derecho al amparo de la constitución
y la normatividad de las leyes significa
dejar el caos, la corrupción impune de las dictaduras y los gobiernos de factos.
A tientas abandonamos la barbarie del tercermundismo cuando construimos
esta democracia año tras año gobierno
tras gobierno dialogando en la búsqueda de ese consenso para encontrar aquellas
soluciones de nuestros principales problemas
que arrastramos históricamente.
Pero es una pena y resulta paradójico decirlo que esta
democracia que a duras penas subsiste desde la última dictadura queda exánime con el gobierno de Pedro Pablo Kuczynsk.
A pesar que el indulto a Fujimori le dio cierto respiro ante
la amenaza de vacancia por las denuncias del caso Odebrecht, su situación se ha
complicado más, porque ha encendido la mecha del estallido social con las
multitudinarias protestas que se están organizando en las principales ciudades
de muestro país.
En realidad nadie lo quiere y se ha quedado solo en Palacio
de gobierno como los hermanos Gutiérrez en 1872. La gota que derramó el vaso fue este resabio de burla y traición que ha encendido a la población haciendo que
su presencia tenga a muestra democracia con los días contados.
Si bien es cierto que
Toledo, García y Humala no gozaron
de una aprobación mayoritaria de la población, estos gobernantes nunca provocaron
el rechazo y la agitación que hoy estamos viendo en el Perú.
Si a Pedro Pablo Kuczynski le interesa la estabilidad y el
desarrollo de este país debería de dar un paso al costado, dejando el camino
expedito para que se convoque a nuevas elecciones ya que en la actual coyuntura
su régimen no garantiza la sostenibilidad de
esta democracia que ha costado tanto a los peruanos. Un adelanto de las
elecciones significaría en el plazo inmediato contar con un gobierno que
tranquilice al país, las circunstancias son distintas, pero una actitud digna de desprendimiento como en su momento lo tuvo Nixon en los Estados Unidos, lograron aquietar las aguas dando sustento y estabilidad
a su sistema democrático además de fortalecer
sus instituciones.
Nos preocupa la sobrevivencia de esta democracia ante tanta
protesta, porque se ha visto tantas veces en nuestra agitada historia que por la falta de
gobernabilidad y representatividad de un gobernante no faltará alguien que con aparente
“buen corazón” de un golpe de estado para “pacificar” el país y acabe con este supuesto
interregno, regresándonos con este acto al
desprestigio del caos tercermundista. Yerran
tantas veces no solo aquí sino también en el resto de Latinoamérica.
Desde aquí esperamos que Pedro Pablo Kuczynski demuestre que
es una persona que realmente cree en el sistema democrático moderno al cual contribuyeron en su formación
Rousseau, Jefferson y tantos otros, y no caiga en el tinglado de un simple ágrafo y bárbaro
mercader que actúa según su negocio y su interés al rodearse como Odría del fantasma de Esparza Zañartu, aumentando así
el repudio de la población.
En este momento el indulto a Fujimori ha pasado a segundo plano,
aquí lo que importa es que este sistema democrático
sobreviva lo cual nunca se conseguirá si se mantiene la connivencia
con estas maneras disolutas de politicastros que se aprovechan de una población desesperada, traicionando
sus esperanzas y minando de esta forma la
confianza por esta democracia que con estas malas artes lesionan su sostenibilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario