Hace pocas horas la India hizo historia al convertirse en
el primer país en aterrizar una nave no tripulada en el polo sur de la Luna.
Una gran hazaña que demuestra sus grandes avances en tecnología espacial.
Bueno, algunos no se sorprenderán demasiado, porque, hace buen tiempo se pronosticaba que la India sería la cuarta
potencia que junto a Estados Unidos, Rusia y China liderarían este nuevo mundo
multipolar.
Como era lógico pensar, este tipo de iniciativas en esta comarca no interesa.
Es que la ignorancia campea y sobre todo el constreñimiento, la apatía.
Se ha perdido todo tipo de
dignidad. Estamos como Ucrania después de los bombardeos, rodeados de escombros,
pero aquí no cayeron bombas convencionales, si no, aquí los medios hicieron un
buen trabajo convenciendo a la gran mayoría que no merece una vida mejor o por
lo menos una pequeña limpieza de la casa.
La desesperanza cunde y se percibe esa sensación que al final el hormiguero entero se ha creído el cuento de que son unos verdaderos inútiles, casi minusválidos mentales
que a duras penas solo pueden armar vasitos de plásticos uno sobre otro, privados para
alcanzar algún premio nobel en física, o ganar un campeonato de futbol
o tener un tenista en el top ten de la ATP, o poseer un portaaviones o, al menos,
intentar construir un satélite con tecnología propia y enviarlo al espacio para
que nos pueda alertar sobre la llegada
del fenómeno del niño.
Y de esta atmósfera derrotista no se escapa nadie, ni los ricos y famosos locales que menciona Forbes,
porque no hay ni una sola franquicia o trust de origen peruano que lidere en la
región y demuestre avances en tecnología o manufacturas propias.
No me sorprende lo que hizo la India en materia de tecnología
espacial, porque ya se auguraba, y, también, lo reconozco, fui un completo cojudo, al creer
que como otros pueblos anteriormente subyugados y con el mismo color moreno de la
piel, los peruanos, de la misma manera podríamos para estos días mostrar al mundo este tipo de proezas, muy similares a lo que la India nos está mostrando. Pero no. Esto no ha ocurrido ni va ocurrir.
Es una repulsa ante toda esta degradación, y cuando más
hurgo en esta letrina uno más se asquea.
Cómo no sentirse así cuando te enteras que unos peruanos visionarios
y con huevos de acero fundaron el 11 de junio de 1974 la agencia espacial
peruana que hoy lleva las siglas de CONIDA, haciéndolo solo 4 años
después que la India creara su primera agencia espacial, sí, esa misma que hoy
logró enviar su nave no tripulada a la Luna.
El Peru en ese año de 1974, fue pionero en esta parte del
Pacífico, pero esto hoy ya no importa.
Nadie en este país conoce de la existencia de esa Agencia
Espacial Peruana.
¿Qué se ha avanzado en todos estos años de existencia de esta
Agencia Espacial Peruana?
La respuesta es obvia.
Hace unos meses un organismo estatal estaba promoviendo
un concurso escolar de talentos que llamaban: “física espacial”, y aquellos estudiantes
ganadores serían llevados a las instalaciones de la NASA en EEUU.
Muy buena idea, pero no hubiera sido mejor que esos
mismos estudiantes primero conozcan las instalaciones de nuestra Agencia
Espacial Peruana. Pero, claro, alguien dirá ¿Para qué? ¿Qué verían esos
estudiantes en esa “Agencia peruana”? Seguramente un edificio vacío, con unos
cuantos muebles y paredes repletas de afiches con astronautas y fotografías del
espacio exterior extraídas del internet, custodiados por unos cuantos burócratas cuya
principal tarea de todos los días es mirar el reloj que les avisa que ya es la
hora de disfrutar el resto del día, si no, antes, el exagerado ocio no habrá hecho
mella en la salud de ellos, entonces, no les quedará otra que ingerir sus medicinas o acudir a la
cita con el médico.
Somos un país extenso, con más de 33 millones de
habitantes y, estoy seguro que no somos un país de mierda, somos grandes, con un
pasado precolombino que nos demuestra que alguna vez hemos demostrado ser
creativos e inteligentes y con la autoestima suficiente como para construir verdaderas
maravillas modernas.
Pero hoy en esta desesperanzadora realidad no importa. Esto
es una utopía. ¿O para este país es el fin de la historia?
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