lunes, 24 de febrero de 2014

¡Aguante Maduro!

Para tener una idea de cuál es la visión que  se tiene de la población latina en los Estados Unidos, solo basta con observar los dos canales de la cadena CNN  para recoger importantes  indicios, sobre todo, cuando se compara su programación y sus personajes,  tanto de la que se emite en idioma ingles como su similar que se difunde en castellano. Entre ambas, encontramos  enormes diferencias. Por un lado tenemos a la CNN en Ingles, con una información mucho más especializada y con conductores multiétnicos, lúcidos y respetuosos, todo detalle está bien cuidado como si detrás habría una constante preocupación por ofrecer lo mejor a una teleaudiencia inteligente y crítica. En cambio, su similar en español, se muestra visiblemente depreciado con conductores no tan destacados, cuyas limitaciones se hacen  más notorias en situaciones de alta tensión, mostrándose a la teleaudiencia  parcializados y  otras veces tan frívolos y triviales como cuando escuchamos los comentarios de una  ex reina de belleza.
En  otras ocasiones la CNN en español incomoda con su mal gusto, mostrándose arrogantes y lenguaraces por sus groseros exabruptos. Con uno de estos últimos nos tropezamos el otro día en la pantalla de mi televisor de 14 pulgadas. Me llamó la atención la actitud de este presentador de nombre Fernando del Rincón,  después averigüé que era mejicano, quizás, eso explicaba algo sus mercenarios desatinos, porque aquella vez,  se encontraba descontrolado frente a un despejado y cortés ministro venezolano.
La otra noche lo volví a ver a ese tal Fernando del Rincón  con sus mismas poses de matón, ahora con Hernán Capriles, exigiéndole por qué tuvo una actitud tan “tibia” frente a los últimos sucesos de violencia provocados por el acomodado y violentista Leopoldo López. Del Rincón, como si fuera el mejor ex alumno de la promoción de la Escuela de las Américas exigía a Capriles ser más radical con la protesta y la violencia, sin meditar que esta actitud aumentaría el caos en el país e incrementaría el número de muertos.
Es que la prensa nos vende a una Venezuela casi en guerra civil y en total banca rota. Pero lo cierto es que las manifestaciones que se han dado –si bien han sido violentas- no llegan al nivel de gravedad que se está viviendo en Ucrania; y sobre su crisis económica, a pesar de la escases del papel de prensa y los diálogos de Maduro con los pajarillos, todavía no hemos visto alguno de los más de 50,000 peruanos residentes en ese país, querer repatriarse. 
Al igual como Fernando del Rincón, la CNN y otros tantos por acá, exigen el término del régimen de Maduro, sin poner hincapié que están hablando de un gobierno democráticamente elegido y, esto hay que subrayarlo, porque el régimen de ese torpe presidente, habrá sido favorecido en las urnas con la justas por algo más del cincuenta por ciento de los venezolanos, será populista y hasta demagogo, y con sus erráticas medidas económicas habrán hasta espantado a los siempre bienaventurados inversionistas internacionales, pero, así les cueste entenderlo, ese cargo fue asumido democráticamente y con anuencia del pueblo venezolano.
Así es la democracia y estas reglas de juego se deben respetar,sino recordemos lo que ocurrió en nuestro país, no hace mucho, en los gobiernos de Alejandro Toledo y Alan García, que  “gozaron”  de una enorme desaprobación de parte de la población peruana (inclusive hoy Maduro con todas estas protestas aún posee mayor aceptación de la que gozaron los mandatarios peruanos en aquellos años), a pesar de esa coyuntura, era descabellado siquiera sugerir el recorte del mandato de alguno de estos presidentes, todos cerraron filas y decidieron respetar el cumplimiento de sus respectivos periodos de gobierno y, seguro también la CNN junto con el tal Fernando del Rincón.
¿Por qué,  entonces,  hoy no tenemos la misma actitud con el caso venezolano? ¿Por qué se quiere terminar con el régimen chavista? Se trata de respetar el periodo de un gobierno libremente elegido y aceptado por la comunidad internacional y que posee, además, la aprobación del 50% de su población, porcentaje que ya hubiese querido tener en sus respectivos mandatos  Alan García, Alejandro Toledo o hasta el mismo presidente Ollanta Humala en la actualidad.

martes, 11 de febrero de 2014

Fiorella Rodríguez y la televisión anoréxica

Coincido con el veterano  Julio Iglesias cuando  afirma que lo  mejor en la música anglo  se hizo en la década de los setenta. La lista es larga de todos esos  eximios solistas y  notables  grupos  que  aparecieron durante esa época. Uno de los que más éxito cosechó fue el dúo de hermanos “The Carpenters”, durante su carrera obtuvieron varios números 1 en la lista de la Billboard,  llevando a que sus clásicos temas sean hasta ahora  programados por las radioemisoras locales.
A propósito de ello,   este cuatro de febrero se recordó  un año más de la sensible desaparición  de su conocida vocalista Karen Carpenter, poseedora de una voz privilegiada, pero también fue la infausta  protagonista de una de  esas  conocidas  historias que se repite en  muchas estrellas estadounidenses,  en donde el denominado sueño americano se manifiesta como una fantasía fatua  y  vacía  que se reduce al   éxito económico y desenmascara  la podredumbre humana de la pena,  la soledad,  el abandono y  la envidia de  los más cercanos. El drama de Karen Carpenter, giró alrededor del  que no acepta la gravedad de su enfermedad y al final  termina por sucumbir ante esta.
TELEVISA, repulsivo   conglomerado de medios de comunicación   que día a día embrutece y censura a millones de  analfabetos  mexicanos, tiene en el Perú a su más destacada deposición: América Televisión. ¿Qué más  se podía  esperar del canal más importante de Lima? Su  programación le da como anillo al dedo.  Noticieros en donde se muestra malformaciones,  suciedad y decadencia  y  sus estrellas que cada vez que se destapa algo de ellos despiertan en muchos vergüenza ajena  del nivel de  degradación  al que han caído. No solamente han perdido el respeto al público con tanta programación basura sino  sobre todo han perdido el respeto por ellos mismos.
En ese estudio de televisión,  en donde,  diariamente Fiorella Rodriguez  da  las noticias de la farándula,   las cámaras ya no saben que tomas más hacerle  para disimular  en algo su extrema  delgadez. Al final,  resignados, el director optó  por hacer  “las tomas”  desde un ángulo superior, así,  su desmejorado aspecto no se notará mucho. 
Cuando alguien intenta indagar sobre su estado de salud, ella ansiosa insiste que está bien y más sana que el Doctor TV. Queriendo convencer a todo el  mundo  que no pasa nada,  resaltando  que sus negocios van viento en popa. Contradictoria   y temblorosa   como si estuviera hasta las orejas de barbitúricos cambia de tema y terca recalca que aquí no hay de qué preocuparse y que profesionalmente esta recontra bien.
La brutal cadena de televisión peruana ha puesto en escena el mejor reality, para que diariamente   los peruanos observen  cómo  se  deja morir a alguien. A tal punto ha llegado la salvajada de estos insensibles que gozan  del morbo de los asistentes a este circo romano. Nadie mueve un dedo en ese estudio hipócrita y malnacido. A nadie le interesa la salud de nadie. Solo quieren dinero y ganancias como el peor  muerto de hambre.
Necios,  niegan,  que están cegados por la soberbia del  insignificante, despreciando  la vida y la salud, aunque esta sea  mental.  Quieren tapar el sol con un dedo, intentando ocultar la descomposición a la que han llegado,   pero solo dan vergüenza  por el  primitivo estado al  que han caído como su desdichada proveedora TELEVISA.
América televisión colabora de forma notable  para que nuestra sociedad no de un paso más adelante en educación y dignidad, es una pena que todavía mantenga las malas artes que les caracterizó cuando dirigidos por los Crousillat se convirtió en el abanderado del fujimorismo.

martes, 4 de febrero de 2014

El tanque T- 90S por la razón o la fuerza

La verdad,  a como lo han  puesto el kilo, estos políticos no demuestran ni un mínimo de interés por la  patria. Y digo patria, refiriéndome  a todo lo que vive  dentro de este territorio de 1’285,215.6 km2. Algunos incluso  hasta desconocen esta cifra. Esperemos que ese  punto seis,  no varíe  en el futuro  con el triangulo del hito 1.
Ahora –según dicen-  que se puso fin al diferendo político  con nuestra eterna  antítesis chilena,  se ha escuchado algunas voces proponiendo   inclusive el desarme total. Pero lo cierto es que si la economía de una familia mejora, la casa se  llena de cosas de valor,  inclusive esta misma incrementa su  justiprecio y el propietario inteligente lo primero que hará es   invertir  en  su seguridad. De  la misma manera un país en crecimiento como el nuestro necesita estar protegido. Pero parece que la orgia frívola de dinero y poder que ahora tiene ocupada a gran parte de nuestra clase política les ha hecho perder brújula sobre  los mayores intereses del país.
“Medio polvo de Pinochet” me escupían  en el rostro  los soldados ecuatorianos  a través de las   radios peruanas de la época del Yom Kipur en medio de  la selva de Cueva de los Tallos  en pleno conflicto del 95’. A pesar de aquella  derrota  el cleptócrata régimen de Alberto Fujimori casi no invirtió  en defensa. Fueron 4,000 millones de dólares (según la PUCP) que desaparecieron en su gobierno y el ratero,  genocida y experimentador genético nazi  no modernizó ni un solo tanque, todo lo contrario, los mantuvo destartalados empolvándose en los diferentes depósitos que existen en el país.
Alejandro Toledo, el autodenominado Pachacutec que al final resulto siendo lo que todos vemos, siguiendo la misma  escuela como  su  antecesor no realizó ningún cambio y los tanques setenteros soviéticos siguieron olvidados.
Que puedo decir de Alan García, amoral indestructible, su decadencia no tiene fronteras, no compró ni una tanqueta nueva, es más,  este ya fue exagerado poniendo de Ministro de Defensa al  abstinente  Rafael Rey Rey. Todavía recuerdo esas  imágenes chaplinescas   cuando inauguró  unos misiles que en su primera prueba casi uno de ellos les cae encima, tuvieron que huir despavoridos del lugar. Al poco tiempo en plena fiestas patrias, hicieron desfilar tanques de origen chino en la parada militar, los asistentes no dejaban de comentar sorprendidos: “ni yo compraría un auto chino,  menos un tanque”
Después de toda esa muestra de la peor decidía ante la seguridad de todos,  llegamos a  este gobierno. Humala ex militar, -ahí está lo paradójico-   no se le escucha ningún cambio a la  política en defensa aplicada por los anteriores gobiernos.
Por ahí leí que se iban  a modernizar los antiguos tanques soviéticos o  quizás tomarían la propuesta china. Todas estas medidas solo  demuestran un total desconocimiento o desinterés por el tema.
Como ciudadano de  a pie, y dentro de mi papel de víctima de los que detentan el poder político y económico, les digo a los que les concierne: ¿Por qué no muestran algo de  sensatez  y  de una vez por todas firman con los rusos un contrato para renovar todos los destartalados tanques por unos cien o más tanques T-90S? ¿Qué ocurre con los que tienen el poder de  decisión? Recursos  hay  ¿Qué es lo que pasa?  ¿Por qué  no dejamos a un lado los intereses personales?
No creo que ocurra como aquel funcionario municipal que para adquirir  maquinaria para su distrito toma en cuenta,  no que esta sea la mejor  del mercado en cuanto a tecnología y eficiencia,  sino lo que más le interesa es saber quién le va pagar  la  mejor comisión y así eligen  la peor opción, al final el perjudicado es el pueblo.
El tanque T-90S es el único reemplazo inteligente que deben  elegir para  nuestra –antiguamente- poderosa  infantería mecanizada. El resto es improvisación o  la peor cutra.

Está bien. No fuimos al mundial, los políticos dan asco, pero por lo menos den a esos peruanos que atiborran el Campo de Marte en la parada militar un momento de orgullo y alegría de saber que su ejército posee  el mejor tanque del mundo.

sábado, 1 de febrero de 2014

El rey de los huevones y el chileno ganador

Con el permiso  del respetable. Pero, es que,  ya es demasiado. En todo dialogo,  el respeto es necesario para ambas partes en la solución de cualquier discrepancia. Pero, aquí,  solo veo burlas y gente opacada y mas interesada en el sueldo de fin de mes y en los réditos que  van a obtener de  toda esta murga.
Desde la lejana perspectiva limeña y siempre en detrimento de sus “provincias” se firmaron los tratados mas infames de nuestra historia. Ahí está  Miguel Iglesias,  que por querer  “manejar” las menguadas harcas del estado  apresuró la firma del Tratado de Ancón en 1883.
Desde esos años el ritmo en las relaciones entre Perú y Chile  siempre lo ha puesto el segundo. Desde aquella derrota,  ellos  han  visto  a nuestro país   y a  su  diplomacia  como otea  Estados Unidos a México,  siempre con el mismo trato vertical, de civilizado a bárbaro, de fuerte a débil, que lo lleva a aprovechar   cualquier lío  entre ambos para sacarle ventaja,  así sea un pisco, un suspiro limeño  o  un  ínfimo triangulo de arena estéril. Y claro,  siempre habrá compatriotas tan  ruines  como el Iglesias de aquellos años que  absorbidos por  sus apetitos personales  danzaran  al  golpe que da la cueca.
Es que nos sacaron la mierda en 1879. Y cuando digo: mierda,  no exagero. Esos,  –en ese entonces- subestimados habitantes  de los confines del mundo  nos humillaron,  sus equinos  se cagaron en nuestras bibliotecas,  saquearon y mataron como si para ambos no existiese un  mañana. Ni los nazis fueron tan hijos de puta con la Francia ocupada. El chileno no consideró nada salvo la total  humillación histórica para el Perú, marcándonos  en nuestra  memoria el pensamiento de que ellos serían siempre  invencibles. Quizás por ese trauma nunca nos propusimos recuperar seriamente esos territorios perdidos,  ni siquiera  en la época de Velasco,  a pesar,  de estar en ventaja  pesó más ese  trauma  que comprimió   los huevos del tirano peruano para no dar luz verde a  la invasión.
Como no recordar los años de finales de los  ochenta del siglo pasado,  cuando  Bedoya,  Belaunde   junto con Vargas Llosa y sus “turroneros”  miraban y deseaban  el avance chileno y vociferaban la urgencia de trasplantarlo por estos lares como una solución para  nuestros grandes males. Inclusive, algunos,   con la aparición  del dictador Fujimori y después de liberalizar la economía  tuvieron la idea de  bautizarlo  con el sobre nombre de “chinochet”, como una forma de imitar al dictador chileno y demostrando que  tanto los empresarios como la clase política estaban  chilenizados hasta el tuétano.
Por estas razones la burla de los chilenos continua y se notó este ultimo lunes cuando el mandatario mapocho en su discurso después de escuchar el fallo del límite marítimo  se apropió del ahora famoso triangulo del hito 1. Humala no tuvo mejor  idea que celebrarlo rodeado de sus  conocidos “espontáneos”  y con bandera incluida, como si estuviera en plena campaña electoral.
Una  patética muestra de la  inferioridad que sienten algunos peruanos frente al chileno lo pudimos observar  claramente en estos días a través de la pantalla de la televisión y el protagonista de semejante escándalo fue el periodista  Augusto Thorndike. Ese día  estaba  frente a un periodista chileno. Fue triste ver aquellas  escenas. El ex rastafari estaba nervioso inseguro,  tembloroso asentía cada corrección y opinión del mapocho,  era conmovedor la sumisión  del “colorao” frente aquel  invitado,  daba vergüenza ajena, era tan complaciente como una geisha.         
¿Por qué esa actitud, si solo tenía al frente a un ser humano  como él o como cualquiera?                                Pero,  -y esto,  no me dejará mentir el psicoanalista-, es que el  nerviosismo y los balbuceos era solo la espontanea  manifestación  de ese  conocido sentimiento de inferioridad que se tiene frente al extranjero y particularmente al chileno y que no solo posee  Augusto Thorndike  sino también  gran parte de los limeños  y esto torpemente se ha difundido como el cáncer por toda la patria.
Una ciudad que tiene un espíritu tan menguado  producto de  darle  la espalda a su  pasado milenario andino y en su lugar, creyéndose patológicamente una  ficticia tierra de colonizadores europeos, le ha creado  una total  falta de identidad,   pasándole la factura al producirle una alicaída   autoestima y provocándole,  sin saber,   a través de su historia -y  como cabeza de este país-   tantas derrotas  y una de las principales causas para que  afuera  nos vean como  cobardes y simples gallinas.
Menos mal,  el Perú  no es Lima,  porque todavía existen connacionales  con la autoestima suficiente como para enorgullecerse de nuestro pasado triunfador,  cuando como Incas dominamos hasta lo que hoy sería el sur de Santiago de Chile. Pero es una pena, Lima no siente toda esta  energía,  por eso, se conformó con esa derrota.

Se terminará  el problema con Chile con lo dispuesto en la Haya  y se cerrará  esta  historia  con la paz entre los dos paises. Pero,  lo cierto es que mientras Lima  y su pensamiento no recupere             -o mejor dicho-  no descubra  la autoestima sana  aceptando e interiorizando  su importante pasado andino  y sus valiosos aportes, solo  conocerá  la paz de un eterno derrotado.

miércoles, 22 de enero de 2014

La Haya y la resaca del 27 de enero

Por estos días nublados y  lluviosos,  las pantallas me muestran  a  ambas partes, tanto chilenos como peruanos (creo que más en estos últimos) aguardando  ansiosos el fallo de la Corte Internacional de la Haya, claro que,   los medios capitalinos, particularmente los canales de  televisión, conocidos por su mercenario amarillismo,  le han dado cierto colorido de carnaval y le han puesto  un sabor a final de partido de futbol, como si fueran  los últimos minutos de un emocionante clásico del pacífico.
Veo también en el diario,  aquella postal en donde se muestran  sonrientes esos conocidos  rostros  que el rotativo  titulaba “los  líderes políticos”. Los observo detenidamente y no puedo engañarme, desde aquel longevo y apañador pepecista que no confiaría ni a mi hijo hasta aquel mercader que se ha enriquecido ofertando una esmirriada educación universitaria. Sus gestos  distan mucho del semblante  honesto de sacrifico y patriotismo  que lo  demostraron entregando sus vidas por ver a su país libre e independiente del amenazante agresor en  el morro de Arica, esos jóvenes universitarios que terminaron sus días en aquel reducto miraflorino (no precisamente del preferido  boîte del líder chacano) y aquellas  vidas de esos quechua hablantes inmolados  en Marcavalle y Concepción  la mayor victoria psicológica peruana de la Guerra del Pacífico que los historiadores  racistas siempre intentan ocultar.
Es que el mundo ha cambiado tanto  desde aquellos decimonónicos años que los movimientos que hacen las potencias en este,  su tablero de ajedrez, y el cual todos habitamos, han hecho que todo lo que ocurre dentro de él,  se vuelva  tan predecible y hasta aburrido.
No hay diferendo surgido entre dos países  en los que no estén presentes también los intereses de  estos  señores de la guerra o  la paz.
Chile y Perú, junto con Colombia y México son los más cercanos aliados  de los Estados Unidos, y son también –porque no decirlo- los mejores salvaguardas de su histórico patio trasero,  y por lo que vemos también -y es lo más gravitante- que el Departamento de Estado norteamericano no tiene el menor interés para que su área de influencia se desestabilice porque algunos  de sus integrantes de la denominada Alianza del Pacífico quieran ingresar  a un periodo de discrepancias y recelos.  
Así que este 27 de enero, después  de tanta  incertidumbre creada  por los medios,  al día siguiente de todo esto,   no ocurrirá nada especial, solo,  lo que ya está predispuesto en dos países  que siguen al ritmo de lo que diga la mayor potencia del planeta. Y creo que no hay nada de malo en pensarlo.

Lo realmente incierto de toda esta murga es saber,  si este 27 de enero despertare con resaca producto de  haber festejado  el día anterior  un año más de  mi impertinente  onomástico.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Gian Marco Zignago y el pinche mexicano

A pesar de que los piromaniacos sociales lo ahuyentaron de las redes sociales,  Gian Marco sigue siendo el referente en la música contemporánea peruana. Profeta  en su tierra que dentro de ella ha recibido  muchos  reconocimientos,  colocándolo  -sin exagerar- entre  los más destacados  cantautores  de América Latina  y  hace buen tiempo  merecedor a  ser el protagonista de uno de esos  conocidos Unplugget de  la cadena MTV.  
Cuando Gian Marco pisa cualquier programa de televisión peruano,  se nota su  seguridad dentro de estos, y hasta se le ve canchero. Así es como generalmente lo habíamos visto,  hasta que el otro día lo encontramos  en un programa mexicano.
Ese día estaba con  un semblante y una actitud muy distinta, despertando en nosotros  en algunos momentos las  ganas de gritarle: ¡Sal de ahí y mándalos a la mierda!
Todo ocurrió así. Era una tarde templada y me encontraba recostado cómodamente buscando algo que ver en ese viejo televisor de 14 pulgadas.  Uno tras otro los canales los  pasaba con sus manoseadas y aburridas películas e insoportables realitys. Hasta que me detuvo  un rostro conocido, era Gian Marco.
Después de dominar mi desconfianza porque  tanto canal como  el programa eran mexicanos, tomé  un  respiro y dije: “qué diablos, será por unos minutos”.   
El  programa llevaba como nombre algo como “Show Show” y  lo conducía un pelmazo mexicano de típico rostro tolteca pero seguramente en el fondo queriendo ser los más albo posible, y más gritón y perturbado que la Marta Chávez en su primera vez…en el Congreso  y,  rivalizaba con el mismo  Carlos Galdós para llevarse  el trofeo al mejor rompe huevos de aquella tarde.
Pero, lo que más nos llamó la atención del conductor fue su notoria  hostilidad en contra del cantautor peruano. A cada instante lo interrumpía, no interesaban sus más de veinte años de   trayectoria  en el Perú, porque para este magante azteca era un  total desconocido al que se le podía humillar, obligándole  a  asentir  todos sus gritos y burlas como si el famoso “cara de dedo” fuera un completo aprendiz, un triste simplón sin amor propio implorando una dadiva de atención. Era un gran pelmazo el conductor hijo de puta.
Gian  Marco, estaba inseguro, incomodo, como obligado soportando estoicamente el programa entero y sobre todo ese notorio  maltrato de ese insufrible anfitrión. 
Mientras asimilaba toda esa escena,  me preguntaba: ¿Qué distinto hubiera sido ver otra actitud? Quizás esperar aquella  reacción es que algunas veces vemos en  artistas con  otro tipo de autoestima y que mandan  todo  la mierda y les llega al píloro el contrato y la plata. Quizás una actitud que te ayude a meditar y exigir ¡Carajo! ¿Qué coño hago aquí? ¿Quién coño se cree este payaso extraído de la vecindad del chavo para  bromearme irrespetuosamente haciéndome ver como un verdadero cojudo? ¿Tanto cuesta entrar a este enorme mercado del mal gusto?  ¡Qué puta hago acá! ¡Soy  el que llena estadios en el Perú y se divierte en sus programas de televisión! ¡Y me llega al píloro que sean cien millones de posibles compradores de mis discos y que soporten  la voz de Thalia!. ¡Soy Gian Marco y merezco un  mejor trato, y si no es así, por mí,  se pueden ir todos a la misma mierda!
Nunca sabremos que ideas pasaron por su cabeza durante su estadía en aquel programa. Pero lo cierto es que durante su presentación  se lo vio cabizbajo y disminuido,  con ese conocido  semblante que llevan las empleadas del hogar cuando pisan esas exclusivas playas de Asia repletas de miradas despectivas de unos racistas hijos de puta.
Es que lo que escribo es lo que siento. Cuando se trata de defender mi valía y dignidad  no dejo que me pisen el poncho. De eso puedo jactarme.   
¿Por qué tenemos que sentirnos menos que el resto? ¡Carajo!. He nacido en un territorio que fue cuna de la civilización, los incas dominaron Sudamérica, construimos una maravilla moderna. Todo esto son razones indiscutibles para  no sentirnos menos que nadie  y nos hace tener  los huevos necesarios para  exigir un mejor trato a  cualquiera. La realidad es que afuera y como en cualquier otro lugar, te tratan como quieres que te traten. 


viernes, 6 de diciembre de 2013

Nelson Mandela y el Apartheid peruano

El respeto,  la igualdad de condiciones, la  libertad. Son derechos fundamentales que en este siglo no tienen  ninguna discusión.
Nelson Mandela,  durante toda su vida levantó esas banderas  en su patria Sudáfrica, un estado  creado y dominado por una minoría blanca que insulsos apartaron  a  toda  una mayoría negra. Pero esto no iba durar  eternamente, porque,  no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista; es cierto,  porque esos pueblos anteriormente segregados,  hoy tienen mayor participación en el devenir  de su país de lo que tenían antes de Madiba.
Pero, a propósito. Alguien por estos lares se ha preguntado si existe igualdad entre las distintas etnias que habitan nuestro territorio o es que acaso no hay  un tapado, un encubierto  “apartheid” en contra de determinados grupos étnicos  que no son los denominados  criollos.
Es que es evidente. Cómo aquel turista  ingles que lo notó  y  lo reclamaba  por televisión en esa entrevista al paso, diciendo: “aquí los blancos tienen todos los privilegios”.
Según la CIA, de los  30.000.000 de habitantes que tiene el Perú:   el 45% son amerindios  o como gusten llamarlo (cholo, andino, etc.), el 37% son mestizos, el 15 % criollos;  y el resto lo conforman asiáticos, europeos, estadounidenses  y otras etnias.  Esta es la realidad étnica de nuestro país.
Yo me pregunto: ¿Estarán representadas las etnias no criollas (amerindios y mestizos)  en el manejo de su  país?
Es cierto que en la fundación del estado peruano en 1821,  la participación  de los blancos (criollos) fue fundamental. Pero,  es que esto se debió principalmente porque después de la  revuelta de Túpac Amaru II las autoridades españolas a finales del siglo XVIII  diezmaron a la mayoría de los líderes indígenas y sus familias.
El estado peruano en 1821 fue establecido por los criollos,   y las leyes y normas sociales  que se instituyeron   fueron creadas  con la intención de  superponer a esta etnia sobre las mayorías  amerindias y mestizas.  Eso está claro y es por demás conocido.
Así transcurrió el siglo XIX y XX  y los peruanos hemos sido testigos de los cambios que se  han dado  en el mundo. Todos buscando la igualdad entre los diferentes  pueblos.
Pero, a pesar  de ello en nuestro país esta desigualdad  no ha variado mucho  desde los comienzos de la republica.  Ahora habrá automóviles  y computadoras pero como congelados en un tiempo decimonónico sigue existiendo una clara segregación frente a gran parte de peruanos.
Los pobres en su gran mayoría lo constituyen casi en un  99 %   amerindios y mestizos. Las victimas  en los dos bandos durante el conflicto interno que sufrió el país en las décadas de los ochenta y noventa, casi el 90 %  pertenecieron a la mismas etnias.
Cuando uno ve a  los directivos de las principales empresas (medios de producción) que mueven el país,   todos pertenecen a la etnia criolla. Lo mismo sucede con los dueños de las principales cadenas de televisión peruanas.
Cuando nos encontramos con las principales cabezas  de la Iglesia,  Policía  Nacional,  Aviación, Marina y Ejercito. Todos corresponden a la misma etnia criolla,  o sea,  a ese 15 %  del total de la población del país.
Con estos simples y reales ejemplos, yo les pregunto: ¿No existe acaso  una especie de Apartheid en contra de la mayoría de peruanos?
¿Cuánto más todavía falta por recorrer  y  tropezar,  para que nuestro estado  se modernice y modernice a toda su sociedad,  buscando con esto  la verdadera  igualdad  entre todos sus habitantes?
El  Perú debe evolucionar siguiendo el ejemplo de otros pueblos, para así tener una sociedad más unida, igualitaria y sobre todo sana. O es que  todavía en estos tiempos,  ese 15 % de criollos,  sigue creyendo como en 1821 que son una “raza superior” y que el resto de peruanos:  amerindios, andinos  o cholos, juntos con los negros y el resto de etnias no criollas,  somos todavía salvajes e inferiores.
Pero,  lo cierto es que si en Sudáfrica  se han dado esos cambios,  es porque todavía en ese país el negro se atreve  a decir que es negro; en cambio aquí, en el Perú,  la aculturación ha sido feroz,  y en pleno siglo XXI y con los avances de la ciencia y  los progresos en materia de derechos humanos: el indio no quiere ser indio, el negro no quiere ser negro y todos ellos venderían su alma al mismo diablo por ser blancos. Esa es la purita verdad.

Ridley Scott en su Waterloo

  Las oscuras nubes de unas horas bajas no solo ensombrecen a Occidente en su enfrentamiento con Rusia para conservar la unipolaridad en el ...