La música criolla se
encuentra en decadencia porque las etnias que constituyen la
mayoría de población de la capital y de otras partes del Perú en
las últimas cinco décadas han variado sus costumbres.
Este género musical
nació en la ciudad de Lima a comienzos del siglo XX como el desarrollo de
una manifestación cultural de sus etnias predominantes (criollo, zambo y
negro). Los criollos, como era común en
esos años, importaron a nuestro país ritmos y nombres centroeuropeos
(Vals y polka) que mezclados con los compases locales (afros) completaron lo
que vendría a ser llamado música criolla, el mismo nombre que también llevaba coincidentemente la etnia que mantenía el poder político,
económico y cultural en el país de aquella época (y que creo todavía sigue manteniéndolo).
Entre las décadas de los
años veinte y sesenta del siglo pasado, este género de música
alcanzaría su mayor apogeo, manteniéndose después casi como una
imposición de parte de casi todos los medios de comunicación.
Como su nombre lo indica
esta música representó desde su origen y durante muchas décadas los
sentires de la etnia criolla y su ambiente africano y con la ayuda de los
medios de comunicación se fueron imponiendo al resto de la población de
este país. Peculiaridad que no sería eterno porque cambiaría con el
correr de las décadas ya que a mediados del siglo XX se va dio
inicio a una enorme migración del campo a la ciudad y
particularmente de los territorios andinos a la ciudad de
Lima, urbe que sería ocupada por una numerosa población
mayoritariamente compuesta por indígenas y mestizos.
Conforme esa nueva
población se iba asentando en la urbe limeña, también sus gustos y
costumbres traídos de los andes se irían estableciendo dentro de la ciudad que fundó
Pizarro.
Fue así que la música
criolla, es decir, aquel género fruto de la convivencia del blanco, el
zambo y el negro, ya no tendrían representatividad en el
nuevo panorama étnico de la capital, ahora poblada mayoritariamente
por indígenas y mestizos de origen andino.
El nuevo poblador limeño representado en su gran mayoría
por estas etnias (quechua mayoritariamente) no se sentirán
representados ni por el nombre ni los ritmos de aquel género que alegraba
tanto a Pinglo. Por estas razones es que
comienza la decadencia de este género criollo a la vez que se va acentuando en
el gusto popular otros ritmos.
Es
que el Perú sigue evolucionando lo cual incomoda a muchos sectores conservadores que aun sueñan con esa
pesadilla que regrese y se quede oara siempre ese país de Odría y Belaúnde, con
su fallido intento que de crear un país en donde se respeta la democrática y la real diversidad existente.
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