Quién diría
que en el idioma que algunos pueblos hablan podemos encontrar respuestas a sus torpezas cuando intentan resolver sus principales problemas.
Lo vengo vociferando casi en solitario hace buenos
años y algunos (muy pocos, para ser
honestos) que lo toman en cuenta, pero el
consuelo está cuando lo mencionan en actos públicos, en donde, se logra reconocer
que son de mi autoría.
Pero regresando
al tema, el idioma dice mucho acercar de la habilidad que tienen los pueblos para
resolver sus problemas. Por ejemplo en el idioma inglés (así como en el
quechua) una palabra define muchas acciones y coincidentemente a través de su historia los pueblos anglos (así también el quechua en
su apogeo) han sabido resolver sus más complicados conflictos siempre de forma
pragmática y lúcida, sin hacerse mucho problema; en cambio, los que nos
comunicamos con el idioma español, llámese
castellano, encontramos dentro de este lenguaje que, para nombrar cada acción realizada existe
un sin número de expresiones, complicando así su comprensión y aprendizaje no solo para quien lo habla con frecuencia si no también para el
que recién lo está aprendiendo, coincidentemente, los españoles (y también, para mala suerte, la América hispana)
al tratar de resolver sus problemas y teniendo las soluciones a la vista,
eligen el caminos de la testarudez, de la irracionalidad del fundamentalismo religioso, en resumen, de
esa conocida torpeza que a través de los tiempos siempre los ha llevado por el
caminos del caos, la disgregación, el
estancamiento y la decadencia.
Y, con el tema
catalán se nota todo lo que afirmamos. Hoy España ha elegido el
mismo camino de siempre, el peor y más lerdo, otra vez y parece paradójico, siendo
una tierra apegada al toreo, "no agarre al toro por las astas".
Madrid ha elegido la burla y el menosprecio, la represión, para un
problema que solo se resolverá, aunque cueste creerlo, con la construcción de
una nueva España, una que se ajuste a
los nuevos tiempos: republicana y federal.
Esta sería la solución para un paciente que aún se puede salvar, que podría ser la
unidad de ese país.
Parece
sencillo pero en la realidad es casi imposible teniendo en cuenta las características que describimos
anteriormente.
Es
incomprensible que se continúe con una monarquía
que arrastra esa sombra decadente que se obstinó al igual que ahora a no hacer los cambios que se necesitaron y se necesitan.
Esa terquedad fue la que desencadenó el atraso y la posterior pérdida de Cuba,
Filipinas, Guam y Puerto Rico en 1898, restos de su pasado imperio colonial,
esa misma torpeza, -lo reitero-, hoy podría causar la peor de las salidas para el tema de la independencia de Cataluña.
El circulo no
se ha cerrado en la historia reciente española. Lo que ha surgido después del periodo de transición es solo una
España franquista maquillada burdamente que
oculta lo que realmente hay detrás, un careto moldeado con tiranía, cadáveres,
soberbia abusiva y un lenguaje confrontacional
que disocia al pueblo español y, claro,
esa corrupción que dejó el franquismo. Cuatro décadas han pasado desde que murió
el generalísimo y su estado sigue
existiendo y una muestra de ello fue la investidura del nieto de su principal
heredero político, coronado con las cabezas
rotas de los manifestantes que exigían un plebiscito democrático para determinar
si continuaba o no esa forma de gobierno.
Esas protestas
fueron un intento de recordarle a ese Estado y a su opinión pública que dicha monarquía los propios españoles la eliminaron
en 1931, pero que el franquismo lo volvió a imponer a costa de una terrible represión
y millones de muertos.
A los
españoles les pasa lo mismo que a nosotros con el fujimorismo, el Perú de hoy le cuesta apartarse
de esa sucia mancha que tenemos en nuestra biografía como país, esto también nos avisa a
que nos enfrentamos. Significa un enorme riesgo que va agudizar nuestros problemas si
es que no hacemos los cambios que la enseñanza de la historia de otros pueblos nos debería obligar.
Si toda esta torpeza implica hablar y pensar en "español ", entonces, mañana mismo, continuo con las clases intensivas de idioma quechua.
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