Y sí es
cierto, nunca aguanté dos horas seguidas
encerradas en un salón de clase de la universidad.
Ya
pidió perdón, déjenlo libre, qué más da, nadie quisiera estar en su pellejo.
Soy honesto, los culpables de esta murga son muy poderosos y lo manejan todo.
Necesitamos
paz, tranquilidad, reconciliación. Mal o
bueno, Fujimori qué salga libre. Se irá
al Japón a gozar de la vida, la poca que le queda, no lo sabemos; además, cualquier hombre necesita libertad, si es que
en realidad alguna vez lo perdió, es que
no creo en lo que muestre esa caja boba ni lo que me dicen los medios creo en lo que veo y toco, y eso.
Me
reafirmo, en que esta época es la menos negativa de nuestra puta vida
republicana, y hay que seguir en esta
galera.
Democracia
es lo que necesita esta tierra y si el costo es la libertad de un asesino y
ratero, qué podemos hacer.
Es que
necesitamos con urgencia una nueva clase política, una que no sea
exageradamente miserable y muerta de hambre, una que sea autónoma y que se
desenvuelva con valores humanos.
Que
salga libre, igual las ratas siempre nos van a acompañar, están debajo de nosotros
en las alcantarillas. Qué podemos hacer.
El
pueblo necesita educación, una laica, democrática y científica para que pueda
elegir gente que haga sustentable este
sistema político, gente que sepa negociar con los encomenderos y sepa fortalecer sus instituciones y no
gamberros que se aprovechan de sus notorias vulnerabilidades.
Nos han
enyucado la libertad del chino, no hay nada que hacer, la iglesia lo avala, un
gran sector del empresariado y todos sus poderosos tentáculos, solo tenemos que aceptarlo.
La
única lucha que nos queda es la que nos enseñó Gandhi, la fuerza es muy
superior, solo nos queda el silencio prudente, la paz, y la inercia. La calma. El no continuar con la
decadencia de esta casta del “Versalles” político peruano y de sus bustos parlantes.
Seamos
tercos en mantener nuestros valores que asumo nos son inherentes por ser parte
de una cultura humana milenaria.
Que
esté libre, qué más da, aunque quieran hacernos pensar que esta es tierra de
nadie, un arenal que se salvó de ser una fosa común, creemos que todavía se
puede cambiar para mejor.
Qué
salga libre, no nos interesa. Somos milenarios y eso vale más que este guion
preestablecido.
La
única solución de nuestros problemas esta en nosotros y lo encontraremos en los
valores que nos da esta evolución de
miles de años, ese mundo andino, y
hoy me reafirmo en este pensamiento.
Mientras
tanto seguiré escribiendo en esta publicación “Pobre pero honrada”.
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