La élite peruana, que quiere decir limeña, da la impresión que estuviera enferma. Y aquí lo tragicómico está en que tienen en sus manos el timón del país entero.
El resto, cómo seremos de cojudos, observamos cómo estos patéticos "zombies" marcan el ritmo de las vidas de todos los viandantes peruvianos.
Analizándolos por analizar, parece que el origen de todos sus demonios estaría en las murallas que se han construido a su alrededor.
Creo que han exagerado al seguir estricta y disciplinadamente las palabras de Doña Florinda en la conocida serie El Chavo del 8, que al no querer juntarse con "tanta chusma" sus círculos sociales se han reducido tanto al punto de enloquecerlos.
Aquí en Arequipa estás familias que padecen este tipo de "enfermedad" las conocemos muy bien, por su sintomatología, que los lleva a elegir la esterilidad, y sus pocos descendientes que quedan hoy están sufriendo la perdida de la lucidez y dominados por sus desequilibrios cada cierto tiempo causan escándalos que rompen con la tranquilidad de los vecinos de algunas antiguas y exclusivas residenciales.
El no querer "juntarse" con el resto de habitantes de este país les ha pasado factura porque los ha llevado a confinarse dentro de verdaderos apartheid, que va en contra de ellos mismos y su salud emocional.
Al hacer sus círculos sociales tan reducidos les ha traído un desastre biológico en sus políticas eugenésicas porque cuando quieren aparearse entre ellos, su escasa diversidad y variabilidad genética, parecerían que fuera la causante de que abunde entre ellos la esquizofrenia y la homosexualidad.
Los trastornos mentales son los que más prosperan en estos grupúsculos y cuando alguno de sus integrantes es persona pública, muestran ese desequilibrio, como aquella vez, donde el candidato presidencial Alfredo Barnechea rechazó violentamente y frente al público un chicharrón "triquinoso" de una humilde pobladora.
O cuando el papá exageradamente posesivo de la hija, a la que no solo condenó a la virginidad perpetua si no que también a la perdida de esa lid electoral cuando llamó con adjetivos racistas a su contrincante, y otra vez, en público.
Gracias a las cuantiosas herencias de estás denominadas "familias bien", muchos de sus miembros aprovechan ese ocio bien remunerado para dedicarse a actividades artísticas o literarias como actores, pintores y escritores. Pero pocos logran destacar por su escaso número, y aquellos que sí lo hacen y su fama llega a traspasar las fronteras del país, ventilan sus desórdenes, que ya hablábamos antes, con esas conocidas adicciones y depresiones.
Hace unos días uno de estos personaje de ese estrato social murió al precipitarse desde el piso 14 de un edificio miraflorino. Y como siempre ocurre con este tipo de familias, los motivos que rodearon su deceso se cubrieron con un manto oscuro y muy hermético, tanto que, a pesar de ser un personaje muy conocido no quisieron velarlo públicamente en el Gran Teatro Nacional.
Es que estás familias son enfermizamente tercas cuando se trata de no juntarse con la "chusma".
Pobres y miserables porque no saben que esa es su mayor vulnerabilidad que los condena recluyéndolos dentro de verdaderas cárceles dorada repletas de pena y soledad
En vida el actor Diego Bertie tuvo a Jaime Bayly como a una sombra oscura que lo perseguía a todas partes. Es otra cualidad muy difundida entre las personas de estos exclusivos grupúsculos peruvianos, estamos hablando de la infamia.
Esta maldad pura se notó cuando Jaime Bayly a pesar de haber hecho denodados esfuerzos para que su nombre esté siempre al lado de Diego Bertie, el ex niño terrible, despues del trágico final del actor, hasta este momento no lo mencionó en ninguno de sus programas de TV ni en los artículos que escribe.
Un fiel representante de esta "Alta Suciedad" que mencionaba Calamaro.
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