En política nada es fortuito y, ni los principales
sucesos ocurren al azar.
Y esto se puede notar con el proceso de desaparición que
sufrió la ex URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) que fue el acontecimiento
más importante de finales del siglo XX y sus consecuencias, para mal, hasta hoy
lo seguimos padeciendo la humanidad entera.
Recordemos que en el momento que quitaron del tablero de
las superpotencias a la URSS, en esos meses, esa federación euroasiática, era, paradójicamente,
la segunda economía mundial.
Como era lógico el fascismo derrotado por la intervención
y sacrificio del pueblo soviético en la Segunda Guerra Mundial hoy ha resurgido
en el mundo y origina conflictos como en Ucrania y amenaza con su fundamentalismo
la paz mundial.
Todo estuvo cuidadosamente planificado para el ascenso de
un desconocido Mijail Gorbachov quien sería con su discurso el adecuado para
minar por dentro a la URSS.
Para que esto se produjera, unos años antes se tenía que
organizar todo dentro del entorno en la alta dirigencia soviética para eliminar
algunos y colocar en su reemplazo otros dirigentes, todos con un porvenir
similar, morirían en poco tiempo. Al final quedaría el elegido que todos
conocemos y que hoy nos informan que ha fallecido en Moscú.
Un aviso del grado de infiltración que se estaba llevando
a cabo dentro del Politburó soviético fue el atentado en 1969 a Leonid Brezhnev
quien moriría prematuramente y de forma extraña en 1982, dando comienzo a una
crisis de sucesión que terminaría por desaparecer al mundo soviético. Le sucedió
Yuri Andrópov que gobernó solo 15 meses, siguiendo con este
interregno asumió el cargo de jefe de Estado de la ex Unión Soviética el casi moribundo Konstantín Chernenko. Son los más conocidos porque
si uno hurga un poco se enterará que muchos lideres que rodearon a estos personajes
murieron también de forma muy extraña.
De un momento a otro la prensa internacional nos mostró a
un Mijail Gorbachov de aspecto bonachón, occidental y democrático. El resto de
la historia es ya muy conocida.
La glasnost y perestroika y todas sus consecuencias
nefastas dentro de sus distintas nacionalidades debilitarían por dentro la rígida
estructura de la ex URSS.
Los que, seguramente, tambien estuvieron detrás de la muerte de John
Fitzgerald Kennedy, esa generación de eficientes elementos, hicieron un trabajo
eficaz, pero, como presumía Hitchcock, no hay crimen perfecto.
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