Solo franquear ese edificio en el centro de la ciudad te hace pasar la saliva lentamente, por el suplicio y la asfixia que deben salvar los que dentro están hacinados, nadie se escapa a semejante tortura.
Hasta que
llegó mi turno, mi DNI había caducado, así que, yo era el siguiente en
las lista para soportar el sacrificado trámite en ese templo del
RENIEC.
Aquellas
sensaciones que te hacen meditar de cómo se quiere un peruano y si en realidad
te respetan o terminas aceptando que eres un ciudadano de segunda clase lo
puedes percibir cuando estas dentro de esa interminable y agobiante cola
de ingreso.
Primero,
te encuentras con un lugar pequeño atiborrado de personas formando
meandros sinuosos y tan pegados y desordenados que se vuelven un laberinto
interminable. Bulla, desorden y asfixia, el peor martirio mientras
el grito de los niños y bebes se entremezclan con el de algunos ancianos
suplicando un trato más justo.
Yo seguía en
mi cola observando y comparando y, preguntándome si esto también le
ocurrirá a ese chileno que eliminó a España en este mundial o a ese
ciudadano inglés o norteamericano cuando tiene que recoger su documento de
identidad.
¡Dios, acaba
ya con todo esto! Y la cola se detiene porque la mujer que atiende detrás
de la ventanilla se había retirado sin dar alguna explicación.
En esa hora
de hacinamiento el llanto de los críos y los alaridos de las abuelas
continuaban dentro de lo que parecía más alguna de esas tristemente célebres
barracas de Dachau.
Hasta que todo este martirio es interrumpido por los baladros de una mujer que desde la ventanilla contigua llamaba al público para
que se aproximen a recoger su documento de identidad. Uno a uno los nombraba y, algo que podías notar con un poco de atención era que la gran mayoría de
los convocados poseían el rostro y el color de la piel que los identificaba
como cholos o indígenas y que además llevaban apellidos de origen
español. Todos esos cholos sacaban pecho cuando los nombraban con sus apellidos
españoles cuando evidentemente de españoles solo poseían el
nombre que les había heredado sus antiguos amos.
Otro detalle que también podías
observar con especial minuciosidad, es que algunos indígenas o mestizos que
poseían apellidos andinos apenas contestaban el llamado, se
acercaban a aquella ventanilla casi cabizbajos y con un evidente
gesto de avergonzado, no tenían donde esconder sus putos rostros.
Hasta que
dentro de todo ese barullo logro percibir unas voces interesantes que me
hicieron parar las orejas. Como a dos metros detrás de mí alguien
levantaba la voz en su conversación como queriendo ser escuchado.
Decía que tenía una organización dedicada a promover la cultura peruana y dentro
de ella la promoción del Qapac Ñan como patrimonio de la humanidad y, que
junto a esta muestra son innumerables los ejemplos que nos han dejado los
antiguos peruanos como para sentirnos racionalmente identificados
con la cultura inca o andina.
En algún
momento pensé que la temperatura y la falta de oxígeno del lugar me
hacían delirar los ecos de mi conciencia o quizás también por esos
azares de la vida se trataba de algún asiduo lector de este blog.
Pero, lo cierto es que el tipo seguía ilustrándonos a los que podíamos escuchar
sobre la importancia del mundo andino. De forma
lucida y libre de prejuicios continuaba con su discurso cuando
arremetió aún más al afirmar que tenía el deseo de cambiarse el apellido
español que llevaba por uno andino y lo argumentaba diciendo: ¿Cómo puedo llevar un
apellido que no me pertenece y que un conquistador nos impuso y no
poseer uno de origen indio o serrano y auténticamente peruano? Finalizaba
justificando toda su arenga.
Carajo,
dije. Este tipo es distinto. Seguro debe ser el caso atípico de un cholo
orgulloso de sus orígenes y color de piel. Un ser iluminado por la inteligencia
y el conocimiento y, claro, totalmente desprejuiciado de toda esta campaña
orquestada que siempre hace que el peruano sienta vergüenza de él y de su
cultura autóctona.
Olvidé de
pronto toda esa tortura previa. Lo que más me interesaba era saber: ¿Quién
sería el iluminado y qué rostro tendría el dueño de aquellas
palabras?, que habían demostrado que si existiesen muchos como él este país sería distinto, muy pero muy distinto y para mejor, por
supuesto, porque a eso te lleva la autoestima sana.
Hasta que
repentinamente el llamado de la mujer de la ventanilla con un rostro a
prueba de balas me decía que el suplicio estaba por culminar. La
saludé mientras me entregaba mi pequeño pero costoso
documento de identidad. Le agradezco y me encamino de regreso hacia la
multitud, mientras me
acerco, oteo entre ellos para encontrar a la persona que dio semejante discurso
vanguardista de autoafirmación e identidad nacional.
No tardé
mucho en ubicarlo. Grande fue
mi sorpresa al ver que la persona dueña de semejantes expresiones y que había hecho menos tediosa la espera en ese recinto del hacinamiento
y desorden era nada más y nada menos que un peruano de aspecto blanco
y su acompañante era una preciosa rubia.
Qué
paradojas nos tiene preparado el destino en este Perú del siglo XXI, en
donde, el blanco peruano, educado y por ende desprejuiciado, se quiere
identificar con lo andino; mientras tanto, el cholo y el indio, los nuevos
ricos del que hablaba Claudia Danmert, se han convertido en los mayores
ridículos anti andinos, patéticos ejércitos desmedrados de identidad y
autoestima, imposibilitados de sentir amor propio, cabizbajos de porvida
para cualquiera que intente timarlos.
Varguitas y
Zavalita, ahí está la respuesta a todo.
Desde 1920, estos cambios de apellidos se dan con bastante frecuencia entre los peruanos, según las estadísticas, cerca de un 70% de la población total del país, tiene o poseía en su historia familiar un apellido de origen indígena.
Desde 1920, estos cambios de apellidos se dan con bastante frecuencia entre los peruanos, según las estadísticas, cerca de un 70% de la población total del país, tiene o poseía en su historia familiar un apellido de origen indígena.
1 comentario:
si se pudiera cambiar de apellido ..yo me lo cambio por uno de mis ancestros...
PACHACUTEC....
Julius Peru
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