viernes, 13 de abril de 2018

La falsa bandera del Tahuantinsuyo


Cuando tuve la oportunidad de estar en el Cusco, logré olfatear  lo suficiente  la ciudad y sus habitantes y notamos algo paradójico y hasta  extraño. Inexplicablemente,  gran parte de los cusqueños sentían una enorme vergüenza cuando lo identificaban  con un indígena,  despreciaban no solo los apellidos de origen andino sino  hasta el mismo hecho de hablar el idioma quechua;  preferían que los vean como mestizos antes que  indios  y  hasta algunos llegaban en sus delirios huachafos  a afirmar orondos que eran los descendientes lejanos de algún cura español.
Resultaba incoherente, nacer en la ciudad que fundaron los incas y no sentirte alagado y orgulloso cuando te relacionan con  lo quechua  o con lo  indígena  o amerindio.
Ese miedo a muchos los convertirá con el tiempo en serios enemigos de todo lo andino,  y es justamente por estas razones que de los Andes casi siempre surgen los mayores racistas y genocidas de poblaciones quechua hablantes (Alan García, por ejemplo, era descendiente de cusqueños pero a la vez era uno de los que más destacaba  en desacreditar a Cahuide o  Manco Inca), como él también muchos pobladores  nacidos en otras ciudades andinas como Puno y tantas otras caen en lo mismo.
Pero, allá ellos con sus infiernos. Lo que nos preocupa es que de esas atmósferas inhibidas  salen gentes rencorosas  hacia  todo lo indio; muchos de ellos llegan a  ocupar cargos públicos  y como funcionarios  se dedican a dañar  nuestra cultura milenaria,  censurando, denigrando y minando cualquier intento de rescatarla del abandono de parte del Estado, llegando incluso a  realizar pogromos en contra de su propia etnia.
La historia del Perú precolombino, y más aún,  la etapa del Tahuantinsuyo,  está en proceso de descubrimiento;  por esta razón todavía falta demasiado por develar. Muchas veces lo que se sabe de ese grandioso imperio por ejemplo se limita a lo que dice la prensa tercermundista que en lugar de informar seriamente confunde al destinatario.
Hace algunos años, se inició desde la ciudad del Cusco una bola de mentiras  que ha ido creciendo con el correr del tiempo. Un día apareció de pronto una bandera con los colores del arcoíris y de un momento a otro afirmaron que era el verdadero estandarte del Imperio de Incas. Tamaño error que se ha ido difundiendo equivocadamente por todo el país.
Importantes y reputados estudiosos lo han afirmado: esa banderola  multicolor que se asemeja al arcoíris NO ES EL VERDADERO ESTANDARTE DEL TAHUANTINSUYO.
¿Pero cuándo se dio origen a semejante disparate?  
Este craso error se inició  en la misma ciudad del Cusco hace ya varias décadas, cuándo una radio llamada “Tahuantinsuyo” se identificó con esa conocida banderola  multicolor parecida al arcoíris; tanto les gustó  a los cusqueños esa banderín que con el tiempo no solo identificaron con ella a esa radioemisora sino también a la ciudad y hasta al mismo imperio de los incas.
Con  los años esta confusión se ha ido propagando por el resto del territorio peruano y hoy se cree erróneamente que esa bandera multicolor que se asemeja al arcoíris fue el verdadero estandarte de los incas.
Si tuvieron o no un estandarte los incas a ciencia cierta aun no lo sabemos; pero, de lo que sí estamos seguros, es que esa conocida y muy difundida bandera que se asemeja al arcoíris de ningún modo lo fue, pero, si en realidad quisieran encontrar colores para una moderna bandera que represente a ese milenario mundo andino, entonces, deberían encontrarlo en esa variedad cromática que nos viene mostrando una cerámica mochica o un tapiz wari.

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