lunes, 23 de junio de 2014

RENIEC y el cambio de apellido


Solo franquear ese edificio en el centro de la ciudad te hace pasar la saliva lentamente, por el suplicio y la asfixia que deben salvar los que dentro están hacinados, nadie se escapa a semejante  tortura.
Hasta que llegó mi turno, mi DNI había caducado, así que,  yo era el siguiente en las lista para soportar  el sacrificado trámite en ese templo del  RENIEC. 
Aquellas sensaciones que te hacen meditar de cómo se quiere un peruano y si en realidad te respetan o terminas aceptando que eres un ciudadano de segunda clase lo puedes percibir cuando estas dentro de esa interminable y agobiante cola de  ingreso.
Primero,  te encuentras  con un lugar pequeño atiborrado de personas formando meandros sinuosos y tan pegados y desordenados que se vuelven un laberinto interminable.  Bulla,  desorden y asfixia, el peor martirio mientras el grito de los niños y bebes se entremezclan  con el de algunos ancianos suplicando un trato más justo. 
Yo seguía en mi cola  observando y comparando y, preguntándome si esto también le ocurrirá a ese chileno  que eliminó  a España en este mundial o a ese ciudadano  inglés o norteamericano cuando  tiene que recoger su documento de identidad.
¡Dios, acaba ya con todo esto!   Y la cola se detiene  porque la mujer que atiende detrás de la ventanilla  se había retirado  sin dar alguna explicación.
En esa hora de hacinamiento el llanto de los críos y los alaridos de las abuelas continuaban dentro de lo que parecía más alguna de esas tristemente célebres barracas de Dachau. 
Hasta que todo este martirio es interrumpido por los baladros de una mujer que desde la ventanilla contigua llamaba al público para  que se aproximen a recoger su documento de identidad. Uno a uno los nombraba y, algo que podías notar con un poco de atención era que la gran mayoría de los convocados poseían el rostro y el color de la piel que los identificaba como cholos o indígenas  y que además  llevaban apellidos de origen español. Todos esos cholos sacaban pecho cuando los nombraban con sus apellidos  españoles cuando evidentemente de españoles solo poseían el nombre que les había heredado sus antiguos amos. 
Otro detalle  que también podías observar con especial minuciosidad, es que algunos indígenas o mestizos que poseían apellidos andinos apenas contestaban el llamado, se acercaban  a aquella ventanilla casi cabizbajos y con  un evidente  gesto de avergonzado, no tenían donde esconder sus putos rostros.  
Hasta que dentro de todo ese barullo logro percibir unas voces interesantes que me hicieron parar  las orejas. Como a dos metros detrás de mí alguien  levantaba la voz en su  conversación como queriendo ser escuchado. Decía que tenía una organización dedicada a promover la cultura peruana y dentro de ella la promoción del Qapac Ñan como patrimonio de la humanidad y, que junto a esta muestra son innumerables los ejemplos que nos han dejado los  antiguos peruanos como  para sentirnos racionalmente identificados con la cultura inca o  andina.
En algún momento pensé que la temperatura y la falta de oxígeno del lugar me hacían delirar los ecos de mi conciencia  o quizás también por esos azares de la vida se trataba de algún  asiduo  lector de este blog. Pero, lo cierto es que el tipo seguía ilustrándonos a los que podíamos escuchar  sobre la importancia del mundo andino. De forma  lucida y libre de prejuicios continuaba con su discurso  cuando arremetió aún más al afirmar que tenía el deseo de  cambiarse el apellido español que llevaba por uno andino y lo argumentaba diciendo: ¿Cómo puedo llevar un apellido que no me pertenece y que un conquistador nos impuso  y  no poseer uno de origen indio o serrano y auténticamente  peruano? Finalizaba  justificando toda su arenga.
Carajo,  dije. Este tipo es distinto. Seguro debe ser el caso atípico de un cholo orgulloso de sus orígenes y color de piel. Un ser iluminado por la inteligencia y el conocimiento y, claro, totalmente desprejuiciado de toda esta campaña orquestada que siempre hace que el peruano sienta vergüenza de él y de su cultura autóctona.
Olvidé de pronto toda esa tortura previa. Lo que más me interesaba era saber: ¿Quién sería el   iluminado y qué rostro tendría el dueño de aquellas palabras?, que habían demostrado que si existiesen  muchos como él  este país sería distinto,  muy pero muy distinto y para mejor, por supuesto, porque a eso te lleva la autoestima sana.
Hasta que repentinamente el llamado  de la mujer de la ventanilla con un rostro a prueba de balas me decía que el suplicio estaba  por culminar. La  saludé  mientras me entregaba  mi  pequeño pero costoso documento de identidad. Le agradezco y me encamino de regreso hacia la multitud, mientras me acerco, oteo entre ellos para encontrar a la persona que dio semejante discurso vanguardista de autoafirmación e identidad nacional. 
No tardé mucho en ubicarlo. Grande fue mi sorpresa  al  ver que la persona dueña de semejantes expresiones y que había hecho menos tediosa la espera en ese recinto del hacinamiento y desorden era nada más y nada menos que un peruano de aspecto blanco  y su acompañante era una preciosa rubia.   
Qué paradojas nos tiene preparado el destino en este Perú del siglo XXI, en donde,  el blanco peruano, educado y por ende desprejuiciado, se quiere identificar con lo andino; mientras tanto, el cholo y el indio, los nuevos ricos  del que hablaba Claudia Danmert, se han convertido en los mayores ridículos anti andinos, patéticos ejércitos desmedrados de identidad y autoestima, imposibilitados de sentir amor propio,  cabizbajos de porvida  para cualquiera que intente timarlos.
Varguitas y Zavalita,   ahí  está  la respuesta a todo.
Desde 1920, estos cambios de apellidos se dan con bastante  frecuencia entre los peruanos, según las estadísticas, cerca de un 70%  de la población total del país, tiene o poseía en su historia familiar un apellido de origen indígena


martes, 3 de junio de 2014

España, ¡La republica carajo!

Desde México hasta Chile, los países hispanoamericanos arrastramos los mismos males: la tiranía,  la impunidad y sobre todo,  el continuismo masoquista de aquellas ideas y costumbres  que en otras latitudes se han descartado por caducos.  
Cruzando el charco estas desgracias no tienen mejor  apoderado que la monarquía española. Este régimen fue la  creación del dictador  Francisco Franco, quien eligió  a  un Juan Carlos I  como su perfecto heredero  político, que apenas estrenado en el cargo  blindó  al generalísimo contra  cualquier intento de acusación por sus numerosos crímenes de lesa humanidad.  La impunidad desde aquellos años ha sido su consigna.       El proceso histórico  en donde  el pueblo español en  mayoría  decidió por  la república,  fue abruptamente interrumpido en 1939 con el triunfo de  Francisco Franco. Lo que ocurrió  después,  fue una imposición  sobre el  normal desarrollo de hechos que se estaban suscitando  en el  país ibérico. Este  largo paréntesis que significó el franquismo intentó  borrar de la memoria el recuerdo de que España  en 1931 ya había optado por el fin del estado  monárquico. La primera etapa de ese régimen finalizó  con la  muerte del generalísimo, la segunda se inició con la coronación de Juan Carlos I  y el  periodo de transición,  en el cual,  sus  fuerzas  e  intereses mantendrían del  cuello a la joven democracia española. 
La abdicación de  Juan Carlos I desde Moscú,  me hizo recordar aquella renuncia que hizo vía fax el ex tirano Fujimori. Qué coincidencias, ambos dimitieron a sus  respectivas  investiduras aprovechando su estadía en tierras lejanas  y  en  ambos casos también ocurrieron  en momentos en donde el nivel de desaprobación era mayoritario dentro de sus respectivos  países.
Esta Monarquía constitucional heredera del espíritu franquista, ha llevado  a España a esta actual crisis económica,  social y política, y  testarudos, insisten en no dar un milímetro de  concesión a cualquier reforma. La persecución a Garzón y el resurgimiento de la polémica sobre el aborto,  solo son  muestras claras  de que esos ideales del régimen franquista  siguen vivitos y coleando.  Esta necedad e insensatez también va provocar la futura  escisión de Cataluña y el debilitamiento del bipartidismo que muestra a un  Partido Popular  tan decadente  como el PPC y AP de este lado del charco. El PSOE está como Alan García, cambiando de camiseta según les dictaminen  los  bolsillos y la vanidad. Vanidad   que  ha llevado a muchos españoles  a  caer rendidos ante esa provocadora cursilería, al aceptar algún título nobiliario, desde  Adolfo Suarez hasta  el mismo premio nobel Mario Vargas Llosa. 
Hoy aquellos poderes  torpes y soberbios,  -irónicamente-   nos muestran  a  España como una democracia  subdesarrollada y muy latinoamericana, que  trata  a su pueblo como simples ciudadanos de segunda clase al  impedirles el legítimo derecho de elegir si continúa o no la monarquía, y con enormes orejeras raudamente intentan  imponerles un nuevo rey.  

América hispana, idiota  y  terca perdedora, tiene sus ojos puestos sobre su mentora. Sus  cuatrocientos millones de habitantes merecen un  buen ejemplo, quizás uno que ayude mucho en quitar de nuestra cultura todas esas ideas caducas que siempre nos han estancado. Pero,  esto nunca llegará, porque, España está condenada  a aferrarse a  lo vetusto. Así lo ha venido haciendo en su historia, ¿Por qué tendría que ser distinto ahora?  Perdón, salvo la pequeña y gloriosa etapa de  la II República.

viernes, 23 de mayo de 2014

Alan García Pérez, historia de un apricidio



Después de las decepcionantes  alocuciones  y  balbuceos de  algunos mandatarios,  todavía es divertido escuchar las palanganas del que un día fue declarado reo contumaz.   
Es que, cuando  Alan García, dice: “gracias a dios”,  y lo menciona continuamente con ese tono burlón,  me río y pienso: ¡A la  mierda!,  estos son como el cáncer, siempre van  a estar ahí,  cubiertos  por su grueso  blindaje. 
Así que  para los pocos peruanos que aún  nos asquea el cochambre y esperan impacientes el asilo humanitario, solo nos queda  eso, reírnos ante tanto bárbaro  suelto.
Esa  mañana en aquella mesa servida  por  Beto Ortiz,  las respuestas del ex mandatario,  serían los inconfundibles jadeos de  uno de  los mejores representantes  de esa  política  latinoamericana  de pandilla bananera. Verborrea que  nos iban   a encaminar por una senda que merecía con urgencia una pequeña reflexión  al respecto.
García, con una extraña espuma en la boca, su pía y devota demagogia intentaba  limpiar la estela  viciada  dejada por el  ex tirano  Alberto Fujimori,   colocando  a  su primogénita  casi como  la diosa de la democracia.  Defendía,  además,  el libre mercado y los sectores financieros. La inequidad mexicana como del  resto de  integrantes de la desvirgada  Alianza del Pacífico,  no existía. En  su lugar,  con su glosa frívola y sarcástica  muestra  al APRA   y a su creador Haya de la Torre,   como lo que son ahora, símbolos del  conservadurismo  y la extrema  derecha.   
A lo mejor puedo estar  equivocado, así que mejor cojo de mi  biblioteca  el primer tomo del  diccionario para salir de todas mis dudas y busco  la palabra  “APRA”, a ver, qué significa. No tardó mucho en encontrar el concepto y lo voy a leer en voz alta. Este, decía: “APRA,  Alianza Popular Revolucionaria Americana. Partido político de centro izquierda  y miembro de la Internacional Socialista,  cuya  línea política es el antiimperialismo”.
-¿Qué interesante lo que acabamos de encontrar? 
-¡Un Partido de izquierda y miembro de la internacional socialista!  
-Además, ¡antiimperialista!   
-¡Qué tal sorpresa!  
Evidentemente lo que dice el concepto no se asoma en lo mínimo a lo que intentaba describir Alan García sobre el APRA esa mañana, porque el APRA  hace buen tiempo ha muerto y nadie se ha dado cuenta de esto. 
A pesar  que sus  verdugos llenos de alevosía han intentado  ocultarlo,  en esa entrevista, dejaron escapar un hedor nauseabundo  de esa agrupación política en proceso de descomposición. 
¿Qué  felices danzarán en el cielo o en el infierno sus antiguos enemigos? ¿Cómo brincarán  de júbilo  Sánchez Cerro,  haciendo ronda  con  Odria  y todos aquellos que ordenaron esos fusilamientos en la histórica gesta de Trujillo?
Porque hoy no ha quedado nada del  APRA que hablaba el diccionario, salvo un grupo  de personajes con una nueva ideología y que por lo visto  carecen  de agrupación política. 
Este grupúsculo, liderado por Alan García  ha invadido  la antigua casa del pueblo de la calle Alfonso Ugarte y  siguen tercos identificándose  como  apristas,  cuando a todas luces nos hemos dado cuenta que ya no lo son. Podrán ser  cualquier cosa, pero, integrantes de ese partido político  que describía  el diccionario, ya no lo son,  definitivamente.
Así que,  deberían ser honestos con el elector peruano para  ir buscándole  un nombre a la nueva agrupación política que ahora integran,  esa, fasistoide, de línea conservadora y de extrema derecha.

lunes, 14 de abril de 2014

Referéndum para australopitecus

Con el respeto al ágrafo e ignorante. Y digo respeto,  porque hasta lo merece el mas insignificante ser vivo que puebla este planeta. Agradezco al destino el  haberme puesto una biblioteca escolar, para mi propio uso, cuando apenas tenía siete años. Como doy gracias también  a esa Enciclopedia Sopena que por esos tiempos,  lo leí,  hasta que no quedó ningún tomo indemne que pueda  acreditar  esas innumerables  correrías.  
Soy libre, hace buen tiempo,  de cualquier prejuicio, estereotipo o superstición. Y  dentro de lo poco que he aprendido,  puedo  asegurar  que la democracia,  respetando los derechos individuales,  es el sistema menos nocivo al que ha evolucionado la especie  humana.  
El peruano en su gran mayoría está aquejado por un  terrible mal. Y esta dolencia  no es la pobreza como muchos creen.  Esta  fatal  enfermedad que se ha vuelto  endémica en toda esta  comarca es la ignorancia.  Lo padecen pobres y ricos. Deben ser –sin lugar a dudas- uno de los más atrasados pueblos del mundo, (incluyo a muchos familiares de este servidor,  por si acaso). Y lo digo también con frustración,  porque  sé,  y pondría mis manos al fuego, que esto nunca va cambiar, es un eterno  círculo vicioso en el que giran ya varias generaciones.  Soberbios profanos, que nacen, crecen, se reproducen y mueren,  dentro de un total oscurantismo. Permitido por todos,  desde el viandante,  el cura hasta el político.
A muchos,  les conviene  mantenerlos así. Están en su derecho. No les discuto. Total, que después de conocerlos,   vivo -sin exagerar- tan aislado al peruano común,  que   mi círculo social se ha reducido  casi al nivel  de un judío polaco en plena ocupación nazi.    
El cardenal Cipriani, sabio conocedor de las debilidades de sus píos corderos,   propone un referéndum porque astutamente conoce que sus ejércitos de feligreses son mayoría en este país, y si algo les va a caracterizar,  es que,  esa  biblia que terminarán de leer  este año,  quizás sea,  el único libro que leerán en toda su vida. Sus hijos jalaron la prueba PISA  y a duras penas aprenden a leer casi finalizando la primaria; esto quiere decir,   que esta ignorancia está asegurada para las futuras generaciones.
Esos prejuicios,  miedos y estereotipos  que abundan dentro de las sociedades más ignorantes e iletradas sazonan también  el pensamiento y las actitudes de la mayoría de los peruanos. La última encuesta  lo corrobora. Más del  70% de la población se opone al  aborto terapéutico y a la unión civil de parejas  homosexuales.
Esta es la realidad de  los que mantienen a esta sociedad como está, corrupta  y con autoridades infectas. Eligieron en su momento  a Fujimori y a Susy Días y hoy,  en pleno siglo XXI,  estos con rostros de indio se cambian el apellido a uno español para que los vean como más humanos. Prefieren que su hijo se quite la vida antes que aceptarlo como homosexual. Se oponen al aborto cuando niegan  que sus hijas y sobrinas disfrutan  de una sexualidad irresponsable,  terminando al año,  más de 400 mil de ellas en el aviso del diario que dice: “solucionamos tu atraso menstrual”. Y les da asco el homosexualismo porque  desconocen  que la ciencia ha descubierto que un hijo homosexual lo puede tener cualquier pareja heterosexual,  yo,  tu  o  el.

Exigen un referéndum,  a los que poseen un conocimiento deprimido y  nutrido con la peor educación de Latinoamérica, las escasas bibliotecas, la nula lectura,  la vil televisión basura y una  prensa en manos de monopolios tan  conservadores y malintencionados que junto con los políticos y la iglesia,  han jurado proteger este, su  tablero de ajedrez,  para siempre.  

viernes, 4 de abril de 2014

México y el pinche destino

Después de un  gratificante  coctel de San Pedro,  emprendo un viaje odre  y chiflado  que me lleva  directo  a un mundo irreal, en donde, todo se vuelve de cabeza. En esos  desvaríos,  veo  que  miles de mejicanos  empiezan  a reunirse en las principales avenidas y plazas del Distrito Federal,  no  para ver el concierto gratuito de alguno de estos  conocidos cantantes de Televisa,  si no, que, aparentemente, a  toda esa gente se les entró la  locura de  protestar  –digamos -  porque  estaban  cansados  de formar parte de esos más de 51 millones de pobres.  
Miles de indignados - pero del otro bando-,  como si se inculparan  con esa  expresión natural  la conciencia de algún  ficticio y bicentenario  estado fallido,  comienzan a colmar de pronto las principales calles y avenidas de la capital mejicana.  Un mar humano por oleadas van lentamente inundando  el Paseo de la Reforma,  el zócalo y  la plaza Tlatelolco,  exigiendo el cambio de la política económica  y  la inmediata  renuncia  del presidente  Peña Nieto.    
Con el correr de los días,  lo que fue en un principio  unos cuantos gatos,  gracias a la convocatoria  de unas redes sociales manipuladas desde Moscú, las  protestas se van  a multiplicar  a tal punto que al finalizar la semana llegan a ser  mas de tres  millones.  Cansados de ver que sus  reclamos son  desoídos, la  gente se descontrola,  volviéndose  cada vez más violentos, dejando regados en el camino  cientos de autos quemados. Tras la dura  represión  se ven obligados a parapetarse en improvisadas barricadas hechas con los escombros de ladrillos y el asfalto destrozado.  El  centro de la ciudad de México cae bajo el reinado  de la anarquía y el caos. 
Esta descomunal  protesta también  va ser  imitado en otras ciudades;  así,  como hongos,  van eclosionando por  todo  el territorio mejicano,  Guadalajara y Monterey sucumben también en el  desconcierto y la violencia.
Después de casi un mes de protestas, para el gobierno de Peña Nieto,  la situación se vuelve insostenible. Presionado por la masa descontrolada,  y los miles de muertos producto de la dura represión,  se ve forzado  a dejar el cargo y a abandonar el país.  En  esos dramáticos momentos  como era de esperarse  van asomando como oportunistas aquellos grupos opositores al  gobierno  para sacar ventaja de todo este  mogollón.
Así es como el frívolo ex mandatario,  sube a un avión que lo lleva directamente a  San Antonio-Texas, en donde,  apenas desembarcado  da una conferencia de prensa afirmando que ha sido  víctima de un golpe de estado y que sigue siendo el legítimo gobernante  de México; en tanto, al otro lado de la frontera,  los dirigentes que organizaron las protestas,  ponen como presidente  a uno de sus representantes más extremistas  que después de firmar algunos  decretos de urgencia estatiza  Televisa,  TV azteca  y  PETROMEX y todas las prosperas fabricas de automóviles,  instaurando  en el transcurso de la semana  un régimen de tipo chavista y norcoreano,  declarándose obviamente antinorteamericano y  aceptando  la ayuda financiera de Moscú, solicitando  su ingreso a la CEI, y permitiendo el establecimiento de una  base militar rusa en Tampico .

A las dos semanas de ocurridos estos  hechos,  las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos ingresan al territorio mexicano,  tomando en pocas horas la Capital del país. Ni bien se establecen en la zona ocupada,  reponen  en su cargo al defenestrado  Peña Nieto y en pocos días todo vuelve a la normalidad como al principio de esta novela.

sábado, 22 de marzo de 2014

Gastón Acurio Jaramillo y su asqueroso estofado

La imagen de esa mano levantada del finadito arquitecto  -se los juro-  intento olvidar, porque  solo me trae los amargos recuerdos  de los dos  periodos que gobernó el país. Terribles momentos. En el primero,  se negó a  implementar la reforma agraria  y la  pendejada del Acta de Talara y la página 11  provocaron el golpe de estado de Velazco de 1968; en su segunda parte,  la crisis económica y los coches bomba pusieron  las melodías más dramáticas  para un pueblo que desesperado por la hambruna,  el desempleo y la inflación  encontraron consuelo  en las cantatas de Alan García. Y su apoyo a la sanguinaria dictadura argentina y  su torpe lucha antiterrorista  que en la búsqueda de  senderistas se llevó de encuentro niños y mujeres quechua hablantes  junto con ocho  periodistas en Uchuraccay,  le pusieron la cerradura exacta  para  nunca querer,  siquiera,  mencionarlo.
Intento olvidar esa mala época, pero es imposible,  porque todavía existen  pelmazos engreídos que con sus desatinos  me  los arranca dolorosamente como el peor muelero  de donde los tenía  relegados.
Cuando Gastón Acurio nos recuerda  a los peruanos  el “adelante”,  quizás crea  que nos está endulzando con su mejor  almíbar; pero, no se da cuenta  qué para muchos se ve más como un gesto arrogante y burlón,  como si nos batiera  en el rostro una pesada masa,  cuando su adorado líder nos tenía igual de  calatos que los desplumados  pollos  en esos puestos de mercado que visita frecuentemente en sus programas de televisión. No le culpo, porque,  seguramente,  esa interjección belaundista le evocará  aquellos imborrables años caramelizados de  glotonería y fortuna.
El  reconocido chef Gastón Acurio,   no solamente  se rodea de una oprobiosa guarnición  de ignorantes de los milenarios ingredientes andinos  que utilizan –como un tal chef apellidado Grau- , demostrando en el fondo su limitada  visión del país,  si no,  que,  además,  pone en una  sucia  batería   un  “adelante”  que mezclado  con los insumos anteriores  hacen de su estofado  un  brebaje intragable,  sobre todo, cuando deja flotando  en su caldo los huesos y pellejos de los desastrosos gobiernos belaundistas.  
Cómo no lo va extrañar,  si su “adelante”  le evoca  la niñez ,  cuando disfrutaba de las comodidades  que le daba ser el hijo de uno de los más cercanos colaboradores del -en ese entonces - presidente Fernando Belaunde Terry;  mientras tanto,  la mayoría de peruanos  sufríamos la carestía   provocada  por los malos manejos económicos que hacía su recordado mentor.  
Gastón Acurio, fue uno de los pocos  privilegiados  en  ese gobierno belaundista  que pasaba por las narices de los peruanos  una suculenta  y larga  tripa de cerdo embutida  de  hambre, ineficiencia y  corrupción , que no acabaría  hasta desencadenar  la debacle del alanismo  y la dictadura  fujimorista,   y  que irónicamente  con su “adelante”  tiene  la mala leche de recordármelo,  y que,  yo creo,  que  otra  persona  de buen corazón,  con  algo de lucidez  y  -como no-  con una generosa  porción de modestia  se lo guardaría bien adentro por el respeto a las víctimas que a duras penas sobrevivimos.
Gastón Acurio se parece mucho a keiko Fujimori sobre todo cuando sabemos que ambos tuvieron la suerte de formarse  en costosos  centros de estudios en el  extranjero  porque  sus padres pudieron costear esas exorbitantes pensiones gracias a las fortunas que amasaron  ejerciendo  importantes cargos  en sus respectivos gobiernos, uno como senador gobiernista y el otro como dictador.

Después de enumerar esta lista de ingredientes, le pedimos humildemente  que su “adelante” -por respeto-  lo encierre  en su cocina en siete llaves,  ya que el  Perú va  por  otro camino,  porque,  no queremos volver a probar ese amargo menú del vetusto caudillismo belaundista,  argollero  e hipócrita,  la crema y nata de los políticos tradicionales  y que en tus manos  hongueadas  de conservadurismo  haría  del proyecto de  un delicioso  platillo  el  peor  y nauseabundo mejunje  preparado  en esa impresentable  cacerola  acciopopulista de los años ochenta.   

miércoles, 19 de marzo de 2014

Arequipa y su futura autonomía


Los primeros españoles que se asentaron en el Valle del Chili,  tenían  un pensamiento y una actitud muy distinta al que pobló el resto del territorio peruano,  particularmente  Lima.  Aquí ese hispano tenía en la mente formar una nación y, esto se notó en las costumbres que asimiló en su forma de vida como  su alimentación, por ejemplo, al fundir  la carne de cerdo característico de su ganadería con la bebida sagrada andina, la chicha,  naciendo el adobo,  platillo que hasta ahora es infaltable en cualquier mesa arequipeña un día domingo.  Esta embrionaria  noción de patria también se observó al asimilar  términos quechuas en su lenguaje   naciendo el hablar  loncco.
Este ibero, naturalmente, hizo suyo al mundo andino, en cierta medida, distinguiéndolo para siempre en fortaleza y amor propio de los limeños y del resto de peruanos y, estos valores  se fueron difundiendo entre  todos sus habitantes a través de los siglos.
Arequipa es la cuna de la democracia en el Perú,  porque  antes que se difundiera por el mundo la igualdad y la fraternidad con la Revolución Francesa,  aquí sus famosas picanterías  ya  eran lugares en donde los lonccos y los ccalas, los ricos y pobres,  el blanco y el cholo se sentaban en una sola mesa a departir sus alimentos, por eso se acuñó  la frase “Arequipeño, ni grande ni pequeño, Arequipeño”, haciendo de este lugar  esa tierra de igualdad y libertad en donde sus pobladores, tanto blancos y cholos, se sintieran  orgullosos  no de ser blancos ni cholos sino por ser sencillamente arequipeños.  
Desde el nacimiento de la República Peruana uno de sus grandes males ha sido el centralismo limeño, el cual ha ido creciendo con los años, convirtiendo  al área metropolitana de Lima en el núcleo que cobija la tercera parte de la población del país,  el 80 % de la industria nacional y el 90% de sus finanzas, y toda esta acumulación de recursos y actividades económicas se hace en detrimento del resto de las regiones peruanas.
Arequipa como segunda ciudad del país con alrededor de un millón de habitantes junto con sus actividades económicas,  cuenta con un desarrollo muy por debajo,  si la comparamos con  la realidad de  otras segundas ciudades de países sudamericanos; en Colombia, por ejemplo,  la segunda ciudad es Medellín, urbe que cuenta con cerca de tres millones de habitantes y es el más importante núcleo industrial y hasta cuenta un sistema de metro para su transporte; en Chile la segunda ciudad  es Valparaíso que junto con su conurbación  posee un desarrollo urbano que al igual que su par colombiana  posee un sistema de metro soterrado para su transporte;  Bolivia,  su segunda ciudad es Santa Cruz, urbe  tan importante en industria y con sus casi dos millones de habitantes rivaliza y hasta en muchos aspectos supera a la  misma capital;  Ecuador, su segunda ciudad es Guayaquil que en industria y comercio y demográficamente rebasa  ampliamente a su capital Quito.
Es evidente entonces el nivel de atraso al que nos ha llevado el centralismo limeño. Por estas razones es urgente que Arequipa  sea más autónoma en sus decisiones, sobre todo en lo que se refiriere al manejo de  sus propios recursos; hoy es la región que más aporta a las arcas del estado peruano, pero, no es la que más se beneficia con el presupuesto que se  le otorga  desde Lima.
Arequipa tiene una larga tradición regionalista, pero, esta, nunca se ha plasmado en un ideal político serio, por esto, creemos  que ha llegado el momento demográfico  para que sus líderes políticos  tomen estas banderas en un futuro cercano para buscar una alternativa de  desarrollo más real y beneficioso  para los arequipeños  que al ver el escenario nos  damos cuenta que  solo fortaleciendo nuestra autonomía se  puede conseguir.
Bien lo dijo aquel diplomático canadiense en su visita por esta ciudad, Arequipa es muy parecida en su idiosincrasia a Quebec, y   también, hasta con la misma Cataluña.  

Ridley Scott en su Waterloo

  Las oscuras nubes de unas horas bajas no solo ensombrecen a Occidente en su enfrentamiento con Rusia para conservar la unipolaridad en el ...