Después de las decepcionantes alocuciones y
balbuceos de algunos mandatarios,
todavía es divertido escuchar las
palanganas del que un día fue declarado reo contumaz.
Es que,
cuando Alan García, dice: “gracias a
dios”, y lo menciona continuamente con
ese tono burlón, me río y pienso: ¡A la mierda!, estos son como el cáncer, siempre van a estar ahí, cubiertos por su grueso
blindaje.
Así que para los pocos
peruanos que aún nos asquea el cochambre
y esperan impacientes el asilo humanitario, solo nos queda eso, reírnos ante tanto bárbaro suelto.
Esa mañana en aquella mesa servida por Beto
Ortiz, las respuestas del ex
mandatario, serían los inconfundibles jadeos
de uno de los mejores representantes de esa política
latinoamericana de pandilla bananera. Verborrea que nos iban a
encaminar por una senda que merecía con urgencia una pequeña reflexión
al respecto.
García, con una extraña espuma
en la boca, su pía y devota demagogia intentaba
limpiar la estela viciada dejada por el ex
tirano Alberto Fujimori, colocando
a su primogénita casi como la diosa de la democracia. Defendía,
además, el libre mercado y los
sectores financieros. La inequidad
mexicana como del resto de integrantes de la desvirgada Alianza del Pacífico, no existía. En su lugar, con su glosa frívola y sarcástica muestra al APRA
y a su creador Haya de la Torre, como lo que son ahora, símbolos del conservadurismo y la extrema
derecha.
A lo mejor puedo estar equivocado, así que mejor cojo de mi biblioteca el primer tomo del diccionario para salir de todas mis dudas y busco
la palabra “APRA”, a ver, qué significa. No tardó mucho en
encontrar el concepto y lo voy a leer en voz
alta. Este, decía: “APRA, Alianza Popular Revolucionaria Americana. Partido
político de centro izquierda y miembro de
la Internacional Socialista, cuya línea política es el antiimperialismo”.
-¿Qué interesante lo que
acabamos de encontrar?
-¡Un Partido de izquierda y miembro de la internacional
socialista!
-Además, ¡antiimperialista!
-¡Qué
tal sorpresa!
Evidentemente lo que dice
el concepto no se asoma en lo mínimo a lo que intentaba describir Alan García
sobre el APRA esa mañana, porque el APRA hace buen tiempo ha muerto y nadie se ha dado
cuenta de esto.
A pesar que sus verdugos llenos de alevosía han intentado ocultarlo, en esa entrevista, dejaron escapar un hedor nauseabundo de esa agrupación política en proceso de descomposición.
¿Qué felices danzarán en el cielo o en el infierno
sus antiguos enemigos? ¿Cómo brincarán
de júbilo Sánchez Cerro, haciendo ronda con
Odria y todos aquellos que
ordenaron esos fusilamientos en la histórica gesta de Trujillo?
Porque hoy no ha quedado nada
del APRA que hablaba el diccionario, salvo
un grupo de personajes con una nueva
ideología y que por lo visto carecen de agrupación política.
Este grupúsculo, liderado por Alan García ha invadido
la antigua casa del pueblo de la calle Alfonso Ugarte y siguen tercos identificándose como apristas,
cuando a todas luces nos hemos dado
cuenta que ya no lo son. Podrán ser cualquier cosa, pero, integrantes de ese
partido político que describía el diccionario, ya no lo son, definitivamente.
Así que, deberían ser honestos con el elector peruano para
ir buscándole un nombre a la nueva agrupación política que
ahora integran, esa, fasistoide, de línea conservadora
y de extrema derecha.
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