martes, 18 de julio de 2017

Evo Morales y el apogeo boliviano

Una de las mayores torpezas del libertador Simón Bolívar fue cercenar el Alto Perú de nuestro territorio. Desde aquella época, tanto Bolivia  como nuestro país, salvo Castilla y Santa Cruz, la infame atonía ha caracterizado a la mayoría de sus gobernantes de ambos estados, muchos de ellos destacados mangantes y disolutos cuando trataron  de administrar las arcas públicas.
Los quechuas, en su apogeo, supieron disponer de las virtudes del pueblo aimara, por esta razón constituyeron  la falange del ejercito inca. Esas frías estepas altiplánicas hicieron desarrollar  en estos pobladores una enorme resistencia  y grandes habilidades para la guerra, qué distinto final hubiera  tenido la Guerra del Pacífico  si los gobernantes  de aquella  época hubieran sabido aprovechar la fuerza de estos pueblos. Pero bueno, esa es otra historia.
De esa etnia surgió Evo Morales. No se esperaba  mucho de un dirigente cocalero después de conocer a los que tenemos por aquí, caracterizados por ser los "mejores" para colocar piedras  en la carretera y ocasionar el caos  pero cuando se trata de buscar soluciones para el beneficio de la población prefieren antes solventar sus intereses y negociados.
Parecía que iba a terminar  por destruir aquel  país enclavado en el corazón de Sudamérica, pero eso no ha sucedido, todo lo contrario, estos años en  los que ha gobernado Bolivia de forma democrática ha hecho de esa tierra un  lugar en donde se respira orgullo y dignidad. Se ha dado una especie de renacimiento boliviano.
La región se alarmó cuando nacionalizó los  hidrocarburos, aquí muchos lo criticaron  y le auguraban el más terrible de los fracasos ante semejante y temeraria política. Con el correr del tiempo dichas medidas  sorprendentemente  han  logrado estabilizar la economía boliviana y colocarlas dentro del grupo que más han  crecido los últimos años.
Gracias al manejo y la explotación de sus ingentes recursos energéticos se ha incrementado las exportaciones de tal forma que ha llegado a batir récords históricos.  Teleféricos en El Alto, autopistas, grandes refinerías,  letreros en  las principales ciudades hablando sobre respeto a la naturaleza, tolerancia  a la diversidad humana,  coexistencia pacífica, orgullo nacional, etc. Un lenguaje sano que promueve el desarrollo.
El buen manejo de la economía ha producido el incremento del PbI y la reducción de la pobreza, a  la vez,  ha logrado negociar con sus élites  y aquellos grupos, al parecer, lo han dejado gobernar. Todos contentos.
Antes que nosotros mandaron a construir y lanzar su propio satélite al espacio, pero uno en  serio, con la capacidad suficiente como para fotografiar los hangares en donde está estacionado  ese F-16 chileno,  y no,  como ese pedazo de alambique que negoció Humala con los franceses que ni siquiera  le sirvió para asegurar su  refugio en París ni mucho menos  para advertirnos  a los peruanos sobre  el último desastroso fenómeno del niño que azotó muestra costa norte.
En el país altiplánico el balón de gas tiene un valor de alrededor de 12 soles. Qué mejor ejemplo para  explicar sobre el alivio que deben tener las economías de las familias bolivianas.
Bolivia ha estado por mucho tiempo dentro los últimos países de Sudamérica, pero todo ha cambiado para mejor desde que Evo Morales asumió el cargo de presidente de esa república.
En las últimas elecciones legislativas los resultados les fueron adversos, era evidente que un régimen que lleva más de una década en el poder de forma democrática,  siempre iba sufrir un cierto desgaste y hasta donde tenemos conocimiento ha respetado el  mandato de las urnas, demostrando con esto que guarda la lucidez de los grandes guías que saben cuándo dar ese paso al costado para no caer en esa costumbre tan tercermundista  de perpetuarse en el poder.
Hoy Evo Morales ha hecho de Bolivia un país respetable y ha demostrado que posee la talla de un verdadero estadista  de aquellos que pocas veces aparecen y, pasará a la historia de su país y de América latina por haber sido el gestor  de este envidiable apogeo  boliviano.

sábado, 15 de julio de 2017

El show de Bonnie and Clyde


El Perú amaneció algo más limpio y la democracia  no tiene por qué mancharse por algunos  monigotes ambiciosos  y firmantes  de contratos lesivos para la población. 
Esta época democrática con sus altas y bajas es el mejor momento que está viviendo muestro país en su historia republicana.  El respeto a la libertad de expresión y los derechos individuales  que propugnaba Thomas Jefferson se percibe y la población y sus élites acostumbradas por generaciones a vivir en un entorno arbitrario poco a poco lo van entendiendo. La civilización parece que se va seguir manteniendo.
Uno de los graves escollos que tenemos los peruanos para consolidar este estado de derecho,  son los personajes que han venido asumiendo  el cargo de presidente. Han sido una patética seguidilla de bustos, privados de un liderazgo positivo, incapacitados para construir instituciones sólidas  que colaboren  con el progreso de esta comarca.  Es sabido que “la ropa apolillada  y tendida” de un país en vías de desarrollo siempre ha sido la fragilidad de sus instituciones democráticas que muchas veces terminan completamente agujereadas por los  intereses  y  negociados de esos jerarcas fácticos. En esa coladera pasa de todo y el espectro  político lo reducen  a un mediocre teatro de marionetas,  torpes muñecos de trapo que dejan ver las manos del titiritero. Todo se conjuga para este espectáculo, como lo decía en los noventa Jaime Bayly: “aquí con un buen guión  elegirían hasta al propio Pato Donald”.
Toledo en sus épocas doradas recibió una  patada en la coxis cuando quiso privatizar los servicios de agua y luz de la ciudad de Arequipa, y se le fue encima esta tierra de pequeños propietarios,  opuestos a unos inversores acostumbrados a tranzar  con funcionarios públicos corruptos para no pagar impuestos y brindar un mal servicio gracias a una  privatización de empresas públicas  mucho menos  justa que la que hubo en Chequia o Croacia después de la caída del bloque socialista.
Alan García cuando lamía la mano de Cipriani no parecía un acolito pasado en años sino más bien su exagerada sumisión  lo hacía ver más como un politiquero humillado y sin dignidad.
De Humala ya no  hay nada más que decir, solo queda el recuerdo de las palabras de aquel fraile franciscano cuando frente  a todas esas madres en su día, les recordaba en su sermón y de paso advertía a los varones que,  vivir  con una  mujer maléfica,  era como estar en una cueva encerrado con  leones y serpientes venosas.  “Y está escrito en  la Biblia”, finalizaba.
A pesar que la dictadura de Alberto Fujimori nos condenó al monopolio  ineficiente de Telefónica,  para Ollanta Humala 18 años no  fueron  suficientes,  así que,  le renovó el contrato por otros 18  años más a la misma trasnacional española  y, paradójicamente,  un  juez también le dio 18, pero 18 meses de prisión preventiva.
Ollanta, ni  bien dejó su gobierno,  el primer país que visitó como ex presidente fue justamente España, siendo recibido con grandes pompas. Y cómo no va ser, si en plena época de vacas flacas  les regaló el contrato del siglo para la joya de la corona, Telefónica. Sonrientes la pareja presidencial ingresaron a sus respectivos reclusorios. Para  cualquier anónimo esto sería preludio del mismo infierno, pero no para este “dúo dinámico”.  Es que esos gestos no fueron fingidos. Ellos lo saben. Unos cuántos meses encerrados es el costo de ser judas. Y luego saldrán libres y nadie, esta vez,  les podrá  impedir disfrutar de su botín.  Es que en  esta realidad de ciegos, siempre el tuerto gana.  

jueves, 6 de julio de 2017

Keiko Fujimori y la democracia secuestrada

Cómo se puede promover y consolidar la democracia en nuestro país, lo que justamente propone  la  Carta Democrática Interamericana, cuando existen poderosos grupos que les incomoda hallarse dentro de ella. Este axioma no tiene nada de novedoso porque en Chile, su democracia ha estado  bajo la férrea tutela de los que mantuvieron la dictadura pinochetista. La democracia chilena fue una dadiva muy vigilada, con un control casi prusiano, por los protectores y herederos de aquel gobierno tirano.
Las aguas en la política peruana al fin  se habían calmado después de la tempestad provocada por el  legislativo fujimorista  y, el presidente Kuckzynski inerme  profería progreso al colocar  la primera piedra de un importante  plan para desarrollar al maltratado Ayacucho. Cuando parecía que el país entero se estaba tomando un respiro, aparecen de nuevo. Era mucho pedir para estas hordas esteparias curtidas en la cruda corrupción y  las matanzas de la década de los noventa.
De pronto los diarios  y los otros medios inclinados al fujimorismo como en las mejores épocas de los Schütz  y los Crousillat  retornaban con su implacable bombardeo desestabilizador sobre la “Guernica” peruana (que vendría  a ser nuestra neonata democracia).  Esos titulares otra vez removían el ambiente político ahora obligando al mismo presidente de la republica a un encuentro con la cabecilla de esos “hunos”. El propio mandatario elegido por la mayoría de los peruanos la máxima autoridad de este país es forzado, sacado a empellones de su justa, tranquila y cálida morada para “dialogar”. Se había invertido los papeles porque ahora los fujimoristas con  garrote en  mano  actuaban como aquel almirante Perry que en 1852  se presentó  en las costas del Japón exigiendo la presencia del shogun para  un “amable” dialogo.
A pesar que los medios están  creando  esta especie de culto a la personalidad en torno a la imagen de la primogénita de Alberto Fujimori, la realidad es otra en las calles. El fujimorismo ha mostrado una  vez más sus músculos  obligando  esta reunión. Tiene a su favor la mayoría de la presa  y los grandes grupos económicos que se empecinan en imponernos  a esta especie de “kim Jong-um” mediático restregándonos  diariamente su rostro jalado y regordete.  A pesar de toda esta fuerte campaña de los medios de comunicación  la candidata a la presidencia por Fuerza Popular  no tiene al pueblo peruano. Ni los miles de millones de dólares han logrado cambiar esto, porque todavía existen connacionales  que, como en ese entonces, no aceptaron ni aceptarán  la plata que daba Laura Bozzo para que lamieran  las axilas de ese régimen fujimorista.
Una enorme nube toxica  como en el peor momento del desastre de Chernóbil ha escapado del parlamento fujimorista, creando este escenario de asbesto  que te asquea y te provoca un incontenible vómito cuando te enteras que el posible reemplazo para contralor sería Rafael Rey.
El fujimorismo una vez más ha  pisoteado  la voluntad popular.
Desde aquí nos preguntamos: ¿Es necesario seguir imponiendo a keiko Fujimori a la población peruana?
¿Esta democracia que nos ha concedido la providencia  sólo puede sobrevivir si los peruanos aceptamos a la hija del ex tirano como presidenta?
¿Los peruanos no merecemos  como ciudadanos respetables otra  opción  fuera de esta imposición de los medios?   ¿Por qué no nos cambian este manoseado y nauseabundo menú? 

miércoles, 28 de junio de 2017

Carlos Meneses Cornejo y la extinción del racista



Esta tierra tiene un clima por demás sano, sin excesos de temperatura, que te sienta muy bien. Y su cielo despejado casi todo el año, ayuda mucho para poder distinguir con mayor  nitidez, sobre todo, esa huachafería analfabeta y cerril que aún mantienen ciertos pobladores, principalmente, cuando despotrican sobre la gente, llevados por sus malsanos pensamientos  que su mente cuadrada puede permitir.
De toda esa  generación, “gracias a dios”, van quedando muy pocos. El más “ilustre” de todos estos y tristemente célebre racista fue Andrés Bedoya  Ugarteche al que su chilenofilia llegó a tales extremos que no se le diferenciaba  de aquella servicial “trabajadora” del más arribista burdel tacneño.  
Carlos Meneses Cornejo aparte de ser director del diario conservador "El Pueblo", tiene en este matutino una sección que como buen seguidor de “Jack el Destripador” lo ha "fragmentado" en cuatro partes; en cada una de ellas, si tiene  la oportunidad, hace notar los más decadentes  prejuicios, principalmente cuando repuja un lenguaje racista e intolerante de fundamentalista religioso que hace ver a esta tierra de libertad como un reducto de talibanes.  
Una huachafa "supremacía" le deja un resentimiento insensato que  lo resalta con total desvergüenza cuando se refiere a todo lo que representa ser Quispe, desconociendo la grandiosidad del Quispe, un apellido de origen quechua  que tiene un linaje y antigüedad que supera en mucho al más viejo linaje de los apellidos hispanos.  Quispe significa “el que ilumina” y es justamente lo que le falta a Carlos Meneses, abrir los ojos, ver más allá de los fanatismos, prejuicios y estereotipos que desde pequeño seguramente  le inculcaron, alejándolo de ese occidente tolerante y científico  y  acercándolo mas a un bóer sudafricano resentido que odia al pueblo originario y verdadero amo de la tierra que pisa.
Las más prosperas y  dinámicas ciudades en el mundo se han construido gracias a los inmigrantes y a pesar de esto, Meneses Cornejo, reniega de la llagada de gente de la zona del altiplano, y desde su inhibido parapeto muestra todo su desprecio aplicando términos despectivos como  “invasión" aimara  o quechua. Solo consiente a los foráneos si estos se ven algo “blanquiñosos” como los colombianos,  ahí  no reclama,  a pesar de los numerosos malandros, todo lo contrario, da a entender que hasta son más  necesarios que los altiplánicos,  y  llega  al ridículo cuando los compara con lo beneficioso que fue el arribo del Gran  Simón Bolívar, olvidándose que este libertador había nacido en Caracas.
Carlos Meneses Cornejo representa eso, una generación que menos mal,  ya quedan pocos. Son tan viles estos grupos que la providencia ha hecho que no tengan casi descendencia, quizás, para que no sigan contaminando esta tierra de libertad y  tolerancia que es Arequipa, y los que sí pudieron procrearse, la buena fortuna ha enviado a sus proles a otras latitudes, fuera de nuestra variada y sana convivencia.
Cuando llegaron los primeros españoles para fundar esta ciudad huyendo de la malaria  camaneja, Garci de Carbajal y sus huestes encontraron familias ya formadas entre indígenas e hispanos, y niños mestizos jugaban entre estos parajes. Ese mestizaje siempre ha caracterizado a nuestra cultura arequipeña y ninguna mente lúcida lo puede negar, fue un mestizo que no renegaba de sus ancestros indígenas como ahora  sí lo hace quizás el mexicano.
Carlos Meneses Cornejo, si bien tiene muchos años en el periodismo local, estos han sido años desperdiciados y fútiles, como lo fue en su momento el diario “Arequipa al día”, con pobres transcripciones y artículos escritos con un lenguaje de "adolescente" que no contribuyeron para hacer de nuestra sociedad algo más evolucionada en tolerancia y lucidez.   

domingo, 18 de junio de 2017

El discurso ecuatoriano

Un tecleado más, uno más,  mientras el televisor continuaba encendido. Esta vez, en esa caja  boba no estaban las putas ni los mismos musculosos con cerebros de mierda. Ni salía el conocido lenguaje baboso y chueco de Becerril, no estaba Jorge del Castillo excluyendo a los quispes y mamanis, junto a toda esa jauría de perros de presa que salpican diariamente su gargajo más fanático y que tienen el micrófono siempre abierto para su protagonismo tan  repugnante  como ese chucho inflado en la torrentera porque sigue relleno de esa enorme cantidad de gusanos.  
Ese televisor de 14 pulgadas, ahora no se trastornaba  con el alarido yihadista de Phillip Butters  afirmando que para ser peruano tienes que vestirte con un atuendo morado y cargar aquellas pesadas andas en esa procesión o cuando emite la voz de Luz Salgado y  sus ínfulas de zarina caprichosa.
Parecía que algún alma en pena había vuelto de la Constituyente de 1979  y estaba dando un discurso plagado de  humanidad, sensibilidad social y bien común, una costumbre hoy extinta desde que el fujimorato impuso  ese leguaje de estólido cajero a  los que tienen la palabra en ese tipo de ceremonias.  
Era extraño escuchar esas progresistas soflamas en la televisión y los medios de hoy en día  que más destacan  a los que lideran la revista Forbes que al número creciente de tuberculosos que da el MINSA.
Estaba oyendo palabras como reciprocidad, respeto al ser humano, más o menos, como la voz de un gobierno que velaba por los intereses de sus ciudadanos. Era raro no escuchar a Velásquez Quesquén disculpándose reiteradamente  para no ofender a esa  trasnacional de telecomunicaciones o a la millonaria minera toxica y a la vez consintiendo  que continúe sin pagar sus impuestos dejando entrever que ambas tienen más derechos que un  simple ser humano.
Aquella extraña disertación hablaba de respeto a la diversidad y el sentido de pertenencia a un pasado milenario y de patriotismo pero no ese manotazo de yuppie que a duras penas se sujeta a un plato de ceviche o un pisco, sino, de aquel que te asienta los cojones y te afirma a una tierra  porque sabes que existe un gobierno que no ha sido suprimido con ese discurso noventero de finales del siglo XX, por el cual, al seguir la línea de la “NO intervención del estado” han exagerado tanto hasta llegar  a olvidar la salud y la educación y el sentido de bienestar de la población.
Extra planetaria alocución con un acento que no era de acá. Dejé de teclear y me acerqué a la pantalla para ver quién era el que pronunciaba tan saludable arenga y me encontré con la juramentación del nuevo presidente del Ecuador.
Qué sano se escuchaba ese discurso sin las peroratas de Luz Salgado, los galarreta, los becerriles,  los del Castillo y los alanistas, las keikos y sus chacones. Sin la irracional barbarie de ese largo etcétera.
Tal vez ahí está la razón por la que en ese pequeño territorio han sabido equilibrar bien su población: tienen a Quito y Guayaquil como las dos grandes urbes del país que compiten por ser las mejores, uno desarrollando los Andes y la otra mirando al mundo, una nacionalista y la otra cosmopolita. Encontraremos también dentro de todo esto, las razones por la que un equipo de fútbol  ecuatoriano como el LDU de Quito ganó la Copa Libertadores en el año 2008.
Defensa de los recursos de tu país, patriotismo,  solidaridad con los que menos tienen, respeto a tus raíces. Cuán necesarios son para elevar la autoestima de un pueblo. Esa es la pura verdad.

jueves, 15 de junio de 2017

Perú el viejo mundo



Hace poco, un imberbe reportero capitalino, de esos que abundan en esta letrina expuesta que es la televisión peruana, con  micrófono en mano, seguía  nombrando  como "nuevo mundo" al Perú y  llamando "viejo mundo" a Europa.
Usted se preguntará: y, ¿qué hay de malo en eso? Pues nada, si es que uno se empecina en seguir creyendo en  cosmovisiones erradas.
Los peruanos paramos extraviados, por eso, sus verdugos,  hacen lo que les venga en gana. Ese, es uno de sus grandes problemas,  seguimos desconociendo mucho, y miramos a través de eso espejos empañados que no nos deja distinguir  qué nos rodea y  qué necesitamos, por eso elegimos mal, sobre todo, las recetas que creemos que nos aliviarán de nuestros males.
Lo tenemos claro, el subdesarrollo no pasa simplemente por carecer de lo económico, ni mucho menos, porque  este tercermundismo es generado, principalmente por la manera de pensar,  y aquí,  seguimos guiándonos por ideas erradas, que no nos deja entender  lo que significa qué entiendes como tu nación, en este caso, el Perú.  Cuanto mayor es el desconocimiento sobre este aspecto más fuerte será el mazazo  que caerá sobre nosotros, convirtiéndonos en apátridas con nuestro propio país al entregarlo, sin el menor escrúpulo,  para que sea devorado por esos lobos hambrientos  que  pululan en el exterior. 
En este momento para un peruano que sabe leer y escribir, es anacrónico y hasta ridículo,  seguir poniendo el rótulo de  "viejo mundo” a Europa, y antes que te carcajees y te caigas de culo, pasaremos a explicar las sencillas pero contundentes razones.
Pero, hay que aclarar, esto, no lo afirmo dominado por un chauvinismo ciego o nacionalismo ortodoxo, sino, parte de solo medir y comparar los tiempos entre la antigüedad de la cultura peruana  y la europea.
Y en ese paralelismo comparativo entre ambos procesos  histórico, nos daremos cuenta de que, lo que conocemos como  civilización moderna, estamos hablando, de vivir en ciudades y sociedades complejas, comenzó  en el Perú, más de mil años antes que en el continente europeo.  
Mientras aquí, el antiguo peruano vivía en una urbe  como Caral  (2700  a.C)  entre pirámides truncas y complejos  sistemas sociales y económicos,  en toda Europa no existía algo parecido porque Grecia y sus avances surgiría más de mil años después. 
La civilización de Caral que se desarrolló hace más 5000 años, -recalco-,  coloca  a nuestra  cultura peruana como más antigua que la europea.
Entonces, esto quiere decir que, desde la perspectiva peruana y de los peruanos, ya no se debería seguir nombrando a Europa como "viejo mundo" porque el viejo mundo realmente es el Perú, esto es lo coherente.
Pero, esto no ocurre así, por varias razones, que van desde lo político y social, hasta el tema educativo, y en este último aspecto, en las escuelas peruanas se imparte una historia que censura este tema completamente. 
Ese reportero, con el que comenzábamos la nota,  como muchos connacionales, siguen y seguirán este equivocado guión, y la murga es enorme, porque, lo siguen también los historiadores hasta las denominadas "prestigiosas" universidades del país, todos desconocen o se niegan a aceptar que 5 mil años  es mayor  que 3000. Es increíble.
También, no hay que ser ingenuos, esto, directamente se debe, a que muchos peruanos mantienen enormes prejuicios raciales, étnicos y culturales contra su propia cultura primigenia que aprendieron en los centros de estudios y entornos dentro de su propio país, y es irónico, porque esto los convertirá en sus más encarnizados enemigos.
Esos funcionarios del Estado, esos empresarios,  esa élite, por esos malsanos prejuicios que lo aprendieron de niños en sus familias o escuelas, tampoco quieren aceptar esta verdad de que el Perú vendría a ser el viejo mundo, porque tampoco no les conviene, y es lógico, imagínense que los peruanos desterremos de nosotros ese complejo de inferioridad que tenemos frente a las potencias mundiales y comencemos a ver el mundo más horizontalmente, creyendo en nuestras fortalezas, acrecentando  así nuestra autoestima; pero esto nunca ocurrirá si gran parte de los libros que se utilizan en la escuelas del país son de editoriales extranjeras, españolas conservadoras, particularmente.
Seguramente, esta es otra de las razones para que se desconozca o se rechace que la cultura peruana es más antigua que la europea.
No me imagino, por ejemplo,  a la conservadora Editorial Santillana empastando libros en donde aclaren que el Perú es el viejo mundo y no Europa, menos aun España. Es imposible creer que pueda ocurrir esto, una Editorial Santillana que instruya a los estudiantes peruanos que su cultura peruviana es mas antigua que la española, por ende mas importante, ¡qué se van a atrever! cometer semejante error y ayudar para que con el tiempo ese estudiante nacional infiera que lo traído por los españoles no fue superior a lo que construyeron y crearon las culturas del antiguo Perú,     -yo, creo que eso, les daría sarpullido a esos editores-, dejar ese "granito de arena" de sentido común en los cerebros de los jóvenes peruanos, haciéndoles en el futuro madurar conciencias más autónomas, para que con el tiempo, elijan crear tecnologías propias antes que preferir  las importadas, apoyando primero lo nacional antes que lo foráneo. 
No creo que ningún funcionario felón ni editor hispanófilo quiera esto, porque no le conviene a nadie ni siquiera a ese presidente vende patria.

jueves, 8 de junio de 2017

La Gran Victoria peruana en la Guerra de 1879

Los británicos nos dan cátedra a la hora de plasmar en sus  libros la historia de tu propio país. Ellos y sus historiadores fuera de los prejuicios y con férreo sentido de pertenencia  han sabido hábilmente  ilustrar en sus libros invirtiendo  una estrepitosa derrota  en transcendental  victoria.
Por algún motivo  los que escriben la historia en nuestro país, han olvidado, o en realidad, han ocultado el mayor triunfo psicológico ocurrido sobre las tropas chilenas  en la decimonónica Guerra del Pacífico.  Y utilizo la palabra  “ocultando” porque muchos de estos historiadores,  escritores y también aquellos funcionarios puestos a dedo en el Ministerio de Educación  afectados por los prejuicios un  virus endémico en el país que les hace  instintivamente  depreciar ciertas hazañas realizadas por gentes  que  por generaciones han considerado inferior, negando de esta manera,  la oportunidad de que estos aparentes “insignificantes”  triunfos  se vuelvan grandes y trascendentales epopeyas  que pueden servir como instrumentos  que eleven  la autoestima y el patriotismo dentro de la población.
Los Andes han sido siempre una enorme frontera infranqueable y poderosa, y cuando el ser humano lo ha utilizado para la defensa  constituye una pieza fundamental  para obtener la victoria.
Cuando uno revisa la Guerra del Pacífico, no encontramos algún triunfo sobre las fuerzas chilenas que se equipare  por su relevancia a las derrotas  que le infligimos  ese 9 y 10 de julio de 1882. Nos referimos a las batallas de Concepción,  Marcavalle y Pucará, origen de la mayor derrota psicológica que ha sufrido aquel ejército extranjero invasor en esa infausta guerra.
Esos días unos cuantos campesinos quechuahablantes,  hoy olvidados por la inhibida historiografía capitalina, lograron la mayor victoria acaecida  sobre el ejército invasor chileno.  Hombres humildes con solo hondas y uno que otro fusil anticuado derrotó a lo mejor de la elite chilena armados hasta los dientes con lo último de la  tecnología militar británica y norteamericana.
Este triunfo de estos peruanos  no fue un hecho aislado o producto del azar, no. Y desde aquí lo venimos escribiendo hace buen tiempo. El carácter del Perú está en los Andes. La energía victoriosa, esos valores que  hacen de un pueblo  fuerte y hacedores de los mayores laureles siempre ha tenido un cariz andino. Ahí están los motivos por los que hoy somos conocidos en el mundo con esas maravillas modernas manifestado también con esa riqueza gastronómica. El triunfo nos  aguarda  en el mundo si este es producto de interiorizar ese brío que emana desde nuestra cultura milenaria,  y muchos lo saben,  Gastón Acuario no nos dejará mentir. El blanco peruano como Jean Pierre Magnet o el tenor  Juan Diego Flórez se envuelven de respeto y fortaleza frente al público cuando  eligen este camino  y  la destacada negra Bartola se enaltece  de  orgullo cuando lo destaca, y  el indio, cuando se asume, levanta el rostro automáticamente sanando de esa enfermedad que lo estropea siglos.
Y cuando el jugador de fútbol Claudio Pizarro escribe en quechua y aconseja a que el resto lo haga se convierte en un ganador de por vida,  como Gian Marco cuando termina sus conciertos entonando en quechua trasmite toda esa energía a sus espectadores que al salir del espectáculo se cargan de un inusitado arresto.   
Lo mismo ocurrió con esos campesinos quechua hablantes al arrancar de sus entrañas  esa fiereza de inspiración andina,  energía milenaria que les dio el triunfo en Concepción, Marcavalle y Pucará.

Este es el gran mensaje que podemos extraer de la más importante victoria  que hemos tenido sobre el ejército invasor chileno en la infausta Guerra del Pacífico de 1879.

Ridley Scott en su Waterloo

  Las oscuras nubes de unas horas bajas no solo ensombrecen a Occidente en su enfrentamiento con Rusia para conservar la unipolaridad en el ...