Es común entre muchos intelectuales y eruditos en el Perú
y también en otros países de este hemisferio afirmar que formamos parte de
occidente.
Al resto de latinoamericanos no les discuto, seguro que
tendrán sus fundamentos, pero, en lo que me concierne, o sea al Perú, ahí, es
necesario, hacer ciertas precisiones.
Y que mejor, si lo comenzamos narrando una conversación frente a las cámaras que
tuvieron Jaime de Althaus y Francisco Tudela.
Una noche, durante una entrevista que le hacía Jaime Althaus a Francisco Tudela, ocurrió un
hecho en donde se notó cómo el
desconocimiento de algunos comunicadores les hace difundir por las pantallas de
televisión ideas inexactas, haciendo ver a la prensa que representan como minúscula y tercermundista y, a sus rostros
como simples bustos congelados en el tiempo siguiendo un patético libreto
siempre trasnochado e involutivo.
Como ya lo dijimos, aquella noche, De Althaus, tenía como
invitado a Francisco Tudela, que después de conversar sobre diferentes temas
internacionales terminó la entrevista expresando que el Perú era un país
occidental, para lo cual, Tudela le corrigió, diciéndole: “El Perú no es un
país occidental”, porque así lo había escrito el mismo Samuel Huntington en su “El
choque de civilizaciones”.
Jaime de Althaus, quedó sorprendido y mostrando un
conmovedor escepticismo, pero, aun así, se mantenía en sus trece afirmando que
el Perú sí era un país occidental.
Tudela, para esto, continuó dando más argumentos, inclusive le narró
aquella oportunidad en la que estuvo con el mismo Huntington y
que escuchó de su propia boca decir que, efectivamente, el Perú no era
un país occidental.
Jaime de Althaus no podía creer lo que estaba escuchando
y esto se notaba en su rostro. Después de ese corto contrapunto, algo
pensativo, despidió amablemente a su invitado el ex canciller fujimorista.
Es muy cierto lo que dijo Francisco Tudela en esa entrevista, el Perú no es un país
occidental, aunque muchos peruanos lo crean así, y no solo por los argumentos de Huntington
sino porque existen otras razones que lo fundamentan.
Y no es una mala noticia que no formemos parte de
occidente, aunque a muchos no les agrade, porque siguen mirando con
inferioridad a la cultura peruana y metiendo en ese saco hasta a ellos mismos.
Si bien es cierto que de la mano de España, occidente
colonizó estos territorios, dejándonos uno de sus idiomas, los apellidos (en
este caso, de origen español mayormente), junto con la religión y otras
manifestaciones. A pesar de ello, el ser
humano, sobre todo, racialmente -aunque
a algunos les duela-, no ha variado
mucho desde la llegada de Pizarro, sino observemos como se diferencian entre
tanto “gringo” la mayoría de peruanos que aterrizan en algún país europeo.
No niego que existen importantes aportes que nos dejó Europa
(en este caso España), pero los peruanos pertenecemos a una cultura milenaria
distinta. Aquí hace 5000 años ya existía una civilización organizada como
Caral, en donde, sus pobladores habitaban en pirámides, mientras en Europa (y esto, sin ánimo de
ofender) la población seguía en un estado nómade e inclusive, en algunas zonas,
conviviendo con antropófagos.
La cultura peruana no es menos ni más que la occidental,
pero es distinta, una cultura que también ha dado enormes aportes al mundo. Lo
que ocurre es que los burócratas tercermundistas del Ministerio de Educación o
mercenarios baratos de la aculturación persisten desde comienzos del siglo XX
con esa curricula ya anacrónica para estos tiempos que consiste en instruirnos
desde pequeños con una errada historia peruana, una ficción escrita por y para
una supuesta población mayormente descendiente de inmigrantes europeos, cuando
gran parte de los peruanos descendemos de indios y mestizos que nunca
desembarcaron de un Mayflower.
Así que señor Jaime de Althaus, deje esa costumbre de
mercenario de occidente, que quizás lo trae de familia, y ponga los pies en la
tierra, en esta tierra milenaria. Occidente nos ha transmitido importantes
conocimientos, nos sigue y nos seguirá –quizás-
dando grandes aportes, pero, no se
sienta mal de vivir en un país no occidental. Conozca más de la historia del
territorio en donde habita, investigue e "ilústrese" pero con la
verdadera cultura de este país, y con el tiempo, entenderá que esta cultura
milenaria posee muchas virtudes que seguramente después de interiorizarlas
sin prejuicios y estereotipos le hará sentir las ganas de formarse una idea de nación peruana y quizás –si así
lo ve por conveniente- lo difunda por sus pantallas.
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