A menos de un año del final del gobierno de Ollanta Humala, creo que está ya todo consumado.
Aparentemente con lo dicho y hecho por el tándem Ollanta Humala y Nadine Heredia, el objetivo de esta especie de Bonnie y Clyde lorcho, nunca fue lo que al comienzo pregonaban en ese discurso "antisistema y nacionalista", porque todo fue premeditado y bien planificado, desde su levantamiento en Locumba hasta ese discurso izquierdista muy bien aprendido y vociferado en cuanto mitin y aparición televisada realizaban.
Aparentemente con lo dicho y hecho por el tándem Ollanta Humala y Nadine Heredia, el objetivo de esta especie de Bonnie y Clyde lorcho, nunca fue lo que al comienzo pregonaban en ese discurso "antisistema y nacionalista", porque todo fue premeditado y bien planificado, desde su levantamiento en Locumba hasta ese discurso izquierdista muy bien aprendido y vociferado en cuanto mitin y aparición televisada realizaban.
Es que en estos tiempos los potentados tienen que astutamente cavilar
unos años antes un sin número de acontecimientos para asegurarse sus grandes intereses.
Ollanta Humala nunca tuvo una hoja de ruta, porque jamás fue el
candidato antisistema. Desde un principio fue formado para servir, pero no a los
intereses del pueblo sino de los grandes grupos económicos. Y esto ya se tramó
desde su aparición mediática en la escena política con su sonado levantamiento
en Locumba, un acto premeditado y difundido por los medios solo porque era una
completa farsa, con el único fin de ponerlo en la escena política nacional como
el temerario líder que se levantaba contra un régimen tirano y así más tarde atraer a todas aquellos simpatizantes
del cambio del rumbo económico en el Perú.
El escandaloso discurso
antisistema de Ollanta Humala nunca fue real y fue propalado por los grandes
medios de comunicación maridados con el gran capital solo porque sabían que detrás
de bambalinas todo era un acto histriónico. Así, de esta forma no habría ninguna duda dentro de la opinión pública
de que el cónyuge de Nadine Heredia era el legítimo seguidor del cambio
económico y de lo que el mismo llamaba como una “economía social de mercado”. En
cada mitin y en cada aparición pública siguió ese mismo libreto: velasquista, antisistema,
izquierdista y chavista, cuando en la vida real solo seguía ese papel para timar
a un importante sector de la población que buscaba un gobierno con algo de
sensibilidad social.
Todo este engaño no terminaba ahí, porque para asegurar su
triunfo en segunda vuelta tenían que unirse a él más personajes, estos harían
el papel de garantes que encaminarían al supuesto candidato antisistema por el cauce
de la democracia y el crecimiento económico. Una jugada muy bien planificada
desde su aparición en locumba y todos los hechos que se sucedieron desde
aquellos años.
Para los grandes grupos económicos democracia significa poner a
sus candidatos predilectos, aquellos que no amenacen sus enormes intereses. Pero
para los que creemos en la verdadera democracia sabemos que este sistema también
es el derecho que tiene el pueblo de elegir otras opciones de manera libre y
limpia, así estas sean distintas a los que detentan el poder y el dinero.
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