sábado, 31 de diciembre de 2016

Santiago Roncagliolo y la carta de un acomplejado



Este año 2016 que se nos va,  nos ha traído un nuevo presidente. No había mucho de donde elegir, al final quedó un jubilado agente de Wall Street  y  la otra intragable opción era la primogénita del que preparó la mesa para el suculento banquete que hoy muchos se están dando.
Y para demostrar que nadie se va de este país  sin antes pagar caro este saqueo, porque aquí nos jodemos todos.  Los sueños  de pasar las fiestas de fin de año nada menos que en alguna exclusiva estación de invierno helvética fueron  rotas  de un golpe cuando la justicia peruana emplazó  a la ex primera dama  Nadine Heredia su inmediato regreso a Lima.
En el exterior el neoconservadurismo se va  acentuando en los Estados Unidos con el triunfo de Trump y este nuevo panorama ya comienza a notarse en su sociedad y sus medios como  la CNN en español y el animismo de Camilo Egaña que el otro día discutía la razón y los valores de la Revolución Francesa.
En la Guerra de Siria el triunfo de Rusia en Alepo solo pudo ser opacado con el atentado de su embajador en Ankara, como también y, coincidentemente,  en nuestro hemisferio, la muerte y los funerales del cubano Fidel Castro y sus homenajes fueron pasados a segundo plano con la caída de un  avión que llevaba a  un humilde equipo de futbol brasileño  que estaba a punto de alcanzar la gloria.
En Venezuela sigue gobernando el salsero Maduro y,  claro,  continúa devastando el país, uno de los más ricos en la zona en recursos estratégicos. Y en Argentina el pelotero Macri persiste en desempolvar  el viejo libreto de Menem.  El resto de países latinoamericanos, salvo Uruguay, no existen. Y Brasil sigue siendo el gigante con pies de barro.
México, se consolida como la tierra de nadie, la Ucrania del continente, decadente, sucio, una letrina, que ni siquiera el quinceañero de una de sus pobladoras  ha podido esconder. 
Aquí en Arequipa (es el nombre de la ciudad que me soporta),  continuamos viendo –con pesar-  como la decadencia occidental  sigue en caída libre; pero a pesar de ello, los peruanos (la  cuarta  población  más ignorante del mundo) sigue manteniendo la ingenuidad de un reciente esclavo liberto, porque persisten  en verse pequeños frente al mercachifle  extranjero como algunos jóvenes escritores que ayudan a legitimar  y hacer creíble toda esta degradación humana.
Con motivo del Hay Festival  (una feria de libros light  y escritores ligeros)  que se desarrolló en esta ciudad del sur peruano,  la BBC, para poder hacer entender a sus lectores algo sobre este país andino, torpemente,  pidieron al escritor Santiago Roncagliolo  que escribiera sobre el Perú pensando en sus hijos (nacidos en España), y el resultado fue una carta en donde, el hijo de militar, demostró un completo desconocimiento de lo que es el Perú milenario,  reduciendo a parte de los peruanos a ser simples y comunes  pobladores que no se diferenciarían mucho de aquellos habitantes que pululan en cualquier arenal de Somalia  o  Angola.
Hay que aclararle al señor Roncagliolo que esta tierra en donde  nació como muchos intelectuales "forasteros” por libre elección, debería de saber que, no todos los peruanos (gracias a dios) no tenemos la cosmovisión  que usted posee y que le hace creer que todo lo de afuera es mejor. Le recuerdo que aquí señor Roncagliolo,  todavía existe gente que se siente perteneciente a una cultura milenaria que en su apogeo, dieron muestras de inteligencia y creatividad, y ahí están sus restos que son evidencias indiscutibles  y  demuestran susa destacados avances. Son esos valores humanos que inspiraron -quizás- a los grandes pensadores franceses que dieron progreso al mundo occidental. 
A sí que no sigas con esos anacronismos huachafos de seguir sintiéndose inferior al foráneo y que lo demuestras con total impunidad  cuando sigues manteniendo esa decadente y soterrada  costumbre  de  intentar pateticamente “mejorar la raza”. 

miércoles, 21 de diciembre de 2016

El amor al extranjero

Si uno se encuentra dentro o fuera del país  y  pregunta  a ese extranjero ¿Cómo le trata el peruano? (y al decir extranjero me refiero  aquel que por sus rasgos y color de piel  se identifica  claramente como foráneo) encontrará que la mayoría de ellos responderá  que cuando visita o visitó el Perú encontró a un peruano muy atento con el forastero,  muy servicial que  hasta llega  al extremo de brindarle techo y comida y si fuera el caso le ofrece  hasta a su misma  hija, (sobre todo si este extranjero  resalta por su palidez). Esta actitud peruviana no distingue raza, porque lo hacen tanto cholos, negros, indios, charapas, criollos, etc. Tiene que ser peruano de pura cepa.
Pero qué hay detrás de esa conducta del peruano cuando se muestra  como en estos casos tan serviciales y atentos con el extranjero. Será producto de una muy buena educación o habrá detrás un muy bien tapado y encubierto sentido de inferioridad frente a todo lo foráneo porque desde hace cinco siglos le han hecho creer que es inferior a todo extranjero.
Y es que es así, en esa aquiescencia del peruano con el forastero está lo segundo.  
Aquí lo que ha existido siempre es que una minoría étnica domina culturalmente  a una  gran mayoría, y su cultura lo inyecta por todos lados y aprovecha todos los medios para hacer que el peruano  mayoritario y muy diferenciado de esa minoría quiera ser como ella, y si para eso tiene que recurrir  al cirujano o cambiarse el apellido,  él lo hará, sin medir el costo tanto psicológico como emocional.  Millones de peruanos seguirán este camino, el camino  de la aculturación.
Esto siempre ha ocurrido en la historia del hombre, pero aquí el problema está en que la cultura de esa minoría es torpe y degradada y muy escasa en valores;  en cambio los valores milenarios que están en ese Machu Picchu, en ese tapiz huari, en ese Capác Ñan, en esos  Incas,  son enormemente necesarios para  la felicidad y el progreso de esas mayorías.
Esta receta  de aculturación que excluye la cultura milenaria,  para el infortunio del país se continúa dando al peruano. No hemos aprendido de nuestros errores. Al final si seguimos así, continuaremos con una sociedad carente de autoestima, porque no existe  identidad nacional ni sentido de pertenencia, y cuando eso ocurre,  la decadencia se manifiesta con desorden, caos, corrupción, desdicha, violencia, el imperio de lo ilícito, la improvisación,  la corrupción. Males que por ejemplo se han agudizado y se ha generalizado en la sociedad mexicana. Ellos eligieron el camino de enterrar su pasado milenario y han creado el monstruo aculturizado que ahora conocemos. Gracias a la providencia no somos México y estamos a tiempo de no serlo nunca.
Han pasado miles de años y avances tecnológicos, y  los países que lideran al mundo,  sus sociedades se caracterizan por poseer autoestima, patriotismo, sentido de pertenencia, identidad nacional. Esto no ha variado con la economía de mercado ni con la moda de los tiempos, todo lo contrario.
Así qué,  si queremos que el foráneo nos respete, primero aprendamos a respetarnos nosotros mismos, aprendamos a querernos como somos  y a valorarnos. El día que llaguemos a esto,  el extranjero aprenderá de nosotros y ahí por fin conoceremos la palabra respeto.


lunes, 5 de diciembre de 2016

El CADE y los comerciantes ambulantes


Domingo, seis y media de la mañana, enciendo mi televisor de 14 pulgadas pero de insuperable imagen y me encuentro al periodista Mario Gibellini estrujando en el rostro del afamado hacedor de encuestas y ahora encargado del CADE 2016 Alfredo Torres, lo inútiles que han sido a través del tiempo estas reuniones. Y como siempre ocurre en esta comarca, el entrevistado al no encontrar una repuesta racional y lucida recurrió a esa exagerada religiosidad para arrancar de ella la escusa necesaria, comparando a este evento empresarial con un retiro espiritual, en donde, los asistentes, apenas finaliza la reunión se olvidan de lo tratado.
Cuando uno lee sobre el comienzo del progreso y la prosperidad de los Estados Unidos, Reino Unido, Francia y otros tantos casos, la clase empresarial de aquellos estados jugaron un rol muy importante porque fueron y son el motor de los avances y crecimiento de sus determinadas naciones. Con lo visto y la forma como se cierra la versión del CADE 2016 nos damos cuenta que vivimos en un país sin brújula, porque esto que estamos pasando ya lo han vivido nuestros abuelos (los que aún quedan), en realidad es una fotocopia del Perú de los años sesenta del pasado siglo XX.
Hace unos días en Chile con su clásico estilo adormecido el presidente Pedro Pablo Kuczynski afirmaba desmoralizado que en nuestro país es una pérdida de tiempo fabricar acero porque nunca podremos competir con los productos ucranianos. Y sin dar alguna otra alternativa para esta desdichada realidad, daba entender que la industrialización en nuestro país es una verdadera utopía.
Bueno, si no podemos fabricar acero y la industrialización de nuestro país es una utopía, entonces, ¿Qué alternativa tenemos?, acaso ser un paraíso financiero o un lugar condenado a la eterna extracción primaria e importación de productos manufacturados. ¿Qué mierda vamos a ser en el futuro?
Es que no hay ideas, es que seguimos con el mismo pensamiento de Pizarro y sus 40 ladrones, solo expoliar y acumular una adecuada fortuna y cuando el saco esté lleno, ahí todo a la espalda y abandonar esta tierra de indios al borde del caos y la violencia como lo ocurrido en Huaycan uno de los numerosos guetos limeño.
Como en la segunda mitad del siglo XX, a las tertulias del CADE le falta lo que sí se observa en aquellas reuniones rusas, británicas o norteamericanas: sentido de pertenencia, amor al país, a la nación, banderas nacionales, un presidente propio del país, gente comprometida con una tierra que la siente suya.
Al final terminan como las reuniones que tienen algunos comerciantes ambulantes, en donde, la esperanza al mañana se ha perdido completamente conformándose miserablemente a ganar lo que se pueda en el día.
Somos un país que ha sido foco de civilización en el planeta. Aquí se formó el imperio más poderoso de América y también construimos maravillas modernas. Fuimos centro de la invención y la creatividad, pero es una pena ver que los que se reúnen en el CADE carecen de esta energía, de esta autoestima.
Y ya lo mencionó Hu Jintao y lo ratificó Xi Jinping, el desarrollo de China y su posición en el mundo solo dependerá si cuenta o no con grandes y competitivos grupos empresariales. Y aquí, no estamos alejados de ello. El Perú nunca dejará el subdesarrollo mientras su clase empresarial siga con esa inercia y congelado en el tiempo.
Quisiéramos ver grupos empresariales peruanos que conquisten el mundo con eficiencia y creatividad, porque es una lástima que hoy no exista algo parecido, solo conformistas y cabizbajos ex “turroneros”.
La BBC de Londres ya lo mencionó al catalogarlo como “triste” al actual crecimiento económico peruano, porque a pesar de los rimbombantes números esta realidad se asemeja más a la patética imagen de un orate ebrio recostado en la acera a punto de atragantarse con sus propios vómitos.


Ridley Scott en su Waterloo

  Las oscuras nubes de unas horas bajas no solo ensombrecen a Occidente en su enfrentamiento con Rusia para conservar la unipolaridad en el ...