La escena de Urresti y “Porky”, no sé, por qué, pero me
recuerda la vez que estuve por aquella zona del distrito de Cerro Colorado, en
la ciudad de Arequipa.
En aquella extensa jurisdicción existe un lugar donde abundan
los mataderos de ganado, unos más formales que otros.
Ese día, desde donde estaba, se lograba divisar uno de estos
lugares. Su infraestructura parecía nueva, moderna y limpia, en medio había un amplio
patio, en donde, estaba desparramado, junto a otros, un enorme e indiferente cerdo
disfrutando plácidamente del calcinante sol arequipeño, y frente a ellos, estaba
una oscura y solitaria puerta de un edifico de unos cuatro o cinco pisos de
altura, desprovisto de ventanas, las pocas que había estaban cubiertas con unas
gruesas rejas de metal que no dejaban observar nada de lo que estaría ocurriendo
ahí dentro en ese proceso complejo de convertir esos generosos animalitos en
suculentos embutidos. Pero, uno se podía imaginar, por los tremendos gritos que
salían, porque parecían alaridos de humanos. ¿O, lo serian? No lo creemos.
Como era lógico, el cerdo y sus matarifes fueron los únicos
protagonistas de ese improvisado paseo aquella mañana.
Y no es que ya esté cantado el triunfo de Aliaga o, este sea la víctima y Urresti el verdugo.
No. Ni tampoco que los peruanos seamos el ganado esperando ser sacrificados y
los beneficiados otros, tampoco. Lo que pasa es que, es frustrante ver que en
otras latitudes algunos pueblos de ascendencia milenaria como nosotros han
logrado difundir en sus estructuras sociales ese espíritu autónomo y creativo dándoles
la autoestima suficiente como para avanzar tanto, al punto de hacerles crear y desarrollar
tecnologías propias como, por ejemplo, la espacial.
El caso de la India es para destacar porque sus logros en
el campo espacial han sido sorprendentes en los últimos años.
Y esto resulta paradójico para nosotros cuando nos
enteramos que la carrera espacial de la India comenzó formalmente casi a la par
con el Perú. Así es. Fuimos contemporáneos
con los hindúes y pioneros en esta parte del Pacífico. Pero esto se ha olvidado
por completo.
La India, en 1972, institucionalizó su primera Agencia
espacial, y hoy, después de varias décadas, sus avances en esta materia la han
convertido en una de las seis agencias espaciales gubernamentales del mundo que
posee capacidades de lanzamiento completas: desarrollo de motores criogénicos,
lanzamiento de misiones orbitales y para operar grandes flotas de satélites
artificiales.
Solo 2 años después de haberse creado la Agencia Espacial
hindú nuestro país hizo lo mismo el 11 de junio de 1974 estableciendo la Comisión
Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial (CONIDA).
Lo tragicómico de esto, es que, en esta iniciativa los
peruanos fuimos pioneros en la zona, porque, solo Chile, para lograr algo
parecido, tuvieron que esperar hasta el año 2001. Hoy hasta ellos nos han
superado en sus investigaciones.
Ahora nos preguntamos:
¿Qué se ha trabajado en todos estos 48 años de vida que
posee esta Agencia Espacial Peruana?
La respuesta es “nada”, para el tiempo que lleva funcionando.
Hemos descrito lo que en este tiempo ha hecho la india,
pero, alguien, dirá que, la India es un país más grande, más poblado, con mayores
recursos, en fin, un rosario de excusas, pero, al menos la Agencia Especial Peruana
debería ser, mínimamente, la más activa y avanzada de la región, pero esto, es
una utopía, esperar este tipo de gestiones para los actuales funcionarios que
manejan a esa institución.
El subdesarrollo y todas sus características en este año
2022 tiene acuñado sus nombres y estos se resumen en: soberanía, eficiencia y
creatividad.
Son valores que parece que son escasos en el andamiaje de
estos organismos, cimentando probablemente así, nuestro sólido tercermundismo.
Es un círculo vicioso, que podría ser hasta institucionalizado.
Hace unos meses leí en los diarios que un organismo educativo
estatal estaba promoviendo un concurso escolar de talentos en algo que llamaban:
“física espacial”, y los estudiantes ganadores serian acreedores nada manos que
a un viaje a las instalaciones de la NASA en Florida (EEUU).
Nos parece excelente esta iniciativa, pero, no sería
mejor que esos estudiantes peruanos ganadores, en lugar de viajar al extranjero
primero visitaran las instalaciones de nuestra Agencia Espacial Peruana, aunque
esta esté algo abandonada y probablemente hasta torpemente gestionada.
Creemos que, más formativo para estos estudiantes sería
observar en qué situación se encuentra la Agencia Espacial local, para que los
pequeños tomen conciencia de lo que no se debe hacer para estancar un país y,
tal vez, con el tiempo, cuando logren ir al extranjero a especializarse en algunas
de estas ciencias, regresen al Peru, para reflotar a esta alicaída agencia, con
nuevos ímpetus y otra autoestima, claro que, como ya afuera los pen Deivis ya se dieron
cuenta de las capacidades del científico peruano en esta materia ya les estarán “abriendo
la puertas” para la fuga de cerebros.
Patética realidad que nos rodea que solo se quita con un buen
vino argentino.