¿Qué pasa con los latinoamericanos? ¿Somos verdaderamente idiotas?
Otra vez, el mayor enemigo de nuestros países sigue siendo nuestro propio
pueblo. Les importa más su vil egoísmo y
racismo que los intereses nacionales.
Si bien es cierto que Evo Morales debió evitar presentarse a otra reelección a pesar del enorme apoyo popular (casi la mitad más uno de los bolivianos),
no lo hizo, y ahora vemos las
consecuencias.
Pero al margen de esto, creemos que
debería haber primado, los intereses de Bolivia como país.
Al margen de los estadounidenses que está plagados de las kardashian que
de una buena información, los otros medios de comunicación, rusos y británicos,
afirmaban que estos años de gobierno de
Evo Morales, el primer presidente aimara de Bolivia, fueron positivos, tanto en
lo económico como en lo social. Bolivia estos años fue protagonista en Sudamérica,
liderando un crecimiento económico sin precedentes. Esta eficiente gestión se notó
también en su política manufacturera y de construcción de vías de comunicación y el
desarrollo del transporte urbano en sus principales ciudades, además de la implementación
de leyes sociales tan vanguardistas que inclusive hoy en el Perú son
completamente desconocidas.
Pero de nada valió todo este atisbo de desarrollo vanguardista, porque en
los bolivianos que llenaron de violencia y caos sus calles, pesó más el fanatismo a ideas retrogradas y fundamentalistas que siempre ha mantenido a
Latinoamérica estancada.
Si uno preguntaba a todos esos manifestantes acerca de cuál era el motivo
de sus protestas, más que la defensa de la democracia había un claro sesgo
racista y religioso en sus reclamos.
Fue el racismo y la religiosidad fanática los que derribaron a Evo Morales.
Esos grupos nunca le perdonaron ver en la casa de gobierno a un indio y la simbología
y misticismos andinos, esa fue la peor afrenta, y fueron esas mismas fuerzas armadas
y policiales de extracto conservador y religioso las que le quitaron apoyo al
régimen de Evo Morales.
A río revuelto ganancia de pescadores.
Hoy hay caos en Bolivia, y no parará hasta que los militares tomen el poder
y regrese el viejo régimen, la
podredumbre, las injusticias en un país dominado por una elite criolla tan
viciosa como torpe, que salvo el paréntesis de apogeo de Evo Morales, regresará a Bolivia a su papel intrascendente de país sin futuro, sin dignidad y con una mayoría
de población sometida a la marginación.
América Latina está condenada por su propio pueblo.
Fueron tantos siglos de subordinación que este ser humano ha perdido todo
rasgo de dignidad, no son la mayoría pero son lo suficientemente numerosos como
para apoyar a los mercenarios del caos y saltar de alegría al ver caer un gobierno que solo intentaba desarrollar a
su país, no les importó los intereses nacionales y soberanos solo calmar sus
prejuicios y odios en contra de su
propia cultura y etnias.
Estos grupos son muy peligrosos, porqué
están enfermos de vileza, infamia y fundamentalismo, son la peor herencia de nuestro pasado
colonial, y se reciclan con el tiempo dentro de proles decadentes, arrastrando a todo el país con
ellos, porque también son apátridas.
Esa gente privó al Perú de Velazco, a Chile de Allende, y sus ancestros vendieron a
Túpac Amaru II, y eliminaron a Simón Bolívar y a Santa Cruz, y a tantos otros latinoamericanos
que han intentaron sacarnos de toda esta pusilanimidad.
Crucificamos a nuestros salvadores, eliminando a nuestros Washington, a nuestros
napoleones, a nuestros pachacutec, y levantamos a pusilánimes lacayos y
corruptos.
Desde el río Grande hasta Chile, este tipo de gente que sigue arrastrando estas
ideas anacrónicas nunca nos llevaran a buen puerto porque se convierten en
nuestros principales felones aliados de los que quieren ver siempre a toda esta América Latina balcanizada, pobre,
ignorante e intrascendente.