Esos
tres siglos de colonialismos español y los casi 200 años de república criolla
le han sacado la mierda al indio, al cholo, al nativo; tanto que los sobrevivientes
quedaron tan desorientados y con un enorme conflicto interior. Es una lucha
entre reconocerse con una identidad originaria
pero a la vez entra en conflicto porque aun arrastran conductas
heredadas de aquellos que los mantuvieron oprimidos por centurias.
Como
muchos asalariados de los que mueven los hilos, en estos
últimos años el nombre de Walter Aduviri ha estado al lado de las protestas y la toma
de carreteras, como un “Evo Morales” pero “bamba” creado para el único fin de minar con
violencia y división el resurgimiento andino.
Parecían
que sus reclamos eran justos, viniendo de una región como Puno que sufre tan marcada
pobreza y desnutrición infantil, Aduviri, escandalosamente y levantando las banderas de
la reivindicación de lo andino de lo aimara, hasta ahí, parecía creíble ver que
estaba apareciendo ese líder que el abandonado altiplano necesitaba; pero estábamos
equivocados porque apenas se estableció en el poder formal como gobernador sus
acciones nos han mostrado a una especie de “topo” puesto como protagonista para
atacar y destruir este resurgimiento andino que se está viviendo en esta época.
Y
esto Aduviri lo hizo notar los últimos días al mostrarse necio y hostil frente a Cáceres Llica cuando la situación solo le exigía buscar ese consenso que beneficie al grupo de población
que ellos representan y que sufren el centralismo limeño.
Aquí
no se trata de quedarse sin agua o liarse a golpes en esta especie de
conflicto limítrofe creado por torpes caciques que han heredado la ambición y desunión
de sus antiguos amos españoles.
El
mundo andino se ha caracterizado desde hace miles de años por su reciprocidad,
por el vínculo, por buscar siempre la
unión de los pueblos que habitan estos territorios, ese ha sido el camino
histórico, hasta que llegaron los españoles y trajeron su cultura egoísta
miserable, desligada, esa que trajeron desde la península, la desmembración que
proponen los califas en sus taifas que
hasta ahora divide España y a esa parte de América que habla castellano y que
ha sido una de las razones por la que no prosperaron los planes de Bolívar o
Santa Cruz y tantos otros proyectos lucidos para unir a los pueblos
latinoamericanos.
Aduviri
actuó de la misma manera que llevó a Pumacahua aliarse a los españoles para luchar contra el propio Tupac Amarú II.
Es
esa mala herencia hispana de pelearnos entre connacionales y Aduviri es uno de
ellos, un poblador altiplánico aculturizado que en el fondo no piensa ni siente
como aimara y que solo realiza sus actos con chamanes y pagos a la tierra con
el mismo histrionismo de PPK cuando habló en quechua durante su mensaje del 28 de julio.
Politicastros,
que levantan la Wiphala aprovechando el contexto, pero son un fraude, demagogos de los que muchos han aparecido
aprovechando la desesperanza del pueblo y su espera de ver concretizado ese mesianismo
andino, llegan al poder solo para para beneficiarse a costa del caos que originan, el
subdesarrollo y la corrupción.
Walter
Aduvir no es un antisistema porque es parte del sistema, juega a su favor cuando
busca desprestigiar con violencia de mercenario la cultura andina cumpliendo un
papel disociador con sus pares, mientras tanto, se olvida descontaminar el lago Titicaca, pensando
más en la violencia antes que construir
solidariamente un pensamiento que rescate la cultura andina milenaria al que debería
pertenecer.
Es
que es solo eso, otro mercenario del caos que Puno y el altiplano pagarán las
consecuencias.
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