La salida intempestiva de John R. Bolton del cargo de Consejero de Seguridad Nacional, significó un grave revés para el gobierno de Donald Trump.
Pero estos hechos no se quedaron ahí, en esas frías latitudes septentrionales,
quién diría que sus consecuencias también lo sufriríamos los peruanos, a pesar de estar alejados miles de kilómetros
de Washington.
Los desaciertos en la cuestión venezolana al no poder instaurar un gobierno
pro estadounidense en ese país, invasiones frustradas, y al final un brutal
bloqueo económico, fueron una serie de medidas que no lograron quitar del cargo
a Nicolás Maduro, al final todo resultó
en vano, pero los remanentes de esa errada política frente al régimen chavista
de Venezuela hoy los peruanos lo estamos padeciendo.
Una de esas consecuencias fue el éxodo
de millones de venezolanos, de los cuales, dos millones aproximadamente cruzaron
nuestras fronteras para establecerse dentro de nuestro territorio. Pero, el problema
está en que más del 50% de los que ingresaron
eran personas indocumentadas, y dentro de ellos, un enorme grupo de
delincuentes, mafias y gente nacida y macerada en la anarquía y violencia de un
estado en crisis, que hoy, están causando el terror en las principales ciudades
del país.
Esa criminalidad sanguinaria y tropical con un sicariato muy bien organizado y
sus ejecuciones grabadas en vídeo están acorralando a toda nuestra pacifica
sociedad peruana con su nuevo terrorismo que ahora la televisión fujimorista lo
difunde de forma impune cumpliendo su objetivo de constreñir la moral y la
tranquilidad de nuestro pueblo.
Pero ahí no queda todo, porque la forma como cayó la democracia boliviana nos
advierte lo que en este momento se cierne
sobre la democracia peruana
Aquellos grupos que intervinieron en
el golpe de estado en Bolivia y que estuvieron
detrás de la violencia que tomó por asalto sus principales ciudades y que terminaron con aquella democracia, las ideologías
que vociferaban aquellas bandas también estamos encontrando en muchos de esos migrantes venezolanos
que han ingresado al país, me refiero a que gran parte de ellos, por no decir
todos, al hablar, se muestran de
pensamientos conservadores, diríamos hasta ultra religiosos, en realidad, la
gran mayoría de ellos parecen fanáticos religiosos, que con un buen motivo se alzarían
como los que se arrodillaban en las calles de la Paz y Cochabamba maldiciendo el respeto y la tolerancia dando alabanzas y enloquecidos de fundamentalismo destruían cerámica
y estelas andinas y paranoicos lanzaban discursos racistas y supremacistas.
Nuestra democracia peruana está nuevamente en peligro, solo es cuestión de
tiempo para que estos grupos se organicen y causen el caos defendiendo ese conservadurismo
antidemocrático, la anarquía, abrazando alguna dictadura conservadora,
religiosa y racista, y estalle la violencia dentro de nuestra pacifica sociedad
peruana y que en nuestra historia hemos visto varias veces.
Si alguien realmente quiere el desarrollo de nuestro país, este nunca se dará
fuera de nuestra democracia que ya lleva dieciocho años, y que su sobrevivencia
parece que no le conviene a varios, dentro y fuera del país.
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